¿Qué es la salvación?
Muy posiblemente ya hayas oído hablar sobre la salvación. Si te has preguntado cuál es su significado y qué implica para tu vida, te invito a leer este muy breve estudio, el cual tiene como objetivo explicar su significado, teniendo a la Biblia como fuente de autoridad.
El plan ideal de Dios
Dios creó el mundo y lo acondicionó para poner en él al ser humano. Su propósito al darle vida era que éste viva una vida plena y que tuviera una relación cotidiana con Él (Génesis 3.8-9). Todo lo creado servía entonces para beneficiar la vida de su criatura más importante, y Dios se complacía en que todas las cosas quedaran funcionales a tal fin.
Desde el principio Dios, nuestro creador, se imaginó un determinado tipo de vida para nosotros. Él nos brindó todas las condiciones como para que tengamos una vida que fuera sana; y en la que viviéramos plenos, llenos de paz y de amor; dentro de una familia y con normas morales que favorecieran nuestra convivencia. Es decir, un tipo de vida mejor.
El alejamiento del hombre y la búsqueda de Dios
Sin embargo la codicia, el desafecto, la búsqueda de gloria y el egoísmo, entre otras muchas cosas, nos llevaron a vivir muy diferente de como Dios lo había diseñado. Es por eso que a lo largo de la Biblia, Dios se esfuerza por acercarse al hombre para brindarle no solo Su ayuda, sino también para resolver sus conflictos y para mostrarles una mejor manera de vivir.
Lo hizo de muchas maneras diferentes: Hablándole a los hombres; dictándole leyes y normas de convivencia; haciéndoles promesas las cuales se irían a cumplir, solo, si es que guardaban determinadas normas; hablándoles a los hombres por medio de otros hombres (profetas); y por último, enviando a quien pudiera ser nuestro modelo; alguien que no solo nos dejara enseñanzas, sino también un camino hacia Dios y un modelo de vida.
Una humanidad perdida
Dios, a través de su palabra, había dejado normas y reglas, para que la lejanía del hombre para con Él no se acrecentara. La respuesta estaba en la ley y en los profetas, los cuales se encuentran en el Antiguo Testamento. El pueblo judío bien sabía qué debía hacer, pero el gran problema era que, después de vivir tanto tiempo desagradando a Dios, ya no podían.
¿Cómo enderezar un árbol que había crecido torcido? La naturaleza humana estaba completamente corrupta, de tal manera que ya no era posible cumplir con los requisitos divinos; no importa cuán insistentemente se intentara y cuán claras fueran las reglas y las leyes dejadas por Dios en las escrituras.
La consecuencia obtenida
Este constante obrar de los seres humanos de manera diferente a los propósitos divinos, cada vez nos alejó más de Él. Y el pueblo judío, que debía guiar a los demás pueblos para podamos acercarnos a Dios, tampoco nos fue de gran ayuda.
Tanto fue el alejamiento de la humanidad para con Dios, que por último, ya ni siquiera considerábamos la posibilidad de una relación con Él.
Esto último se fue acrecentando más y más, ya que la creación pretendió, y pretende hoy día, vivir bajo otras normas (Romanos 8.8), buscar otros propósitos, desconocer al Creador, negar su existencia, hacer oídos sordos a su palabra y vivir por ende, como si Dios no existiera.
¿A qué nos lleva todo eso?
Indefectiblemente a ser condenados por el Creador a vivir lejos de su presencia, a ser destituidos de su gloria y a una eternidad sin Él (Romanos 6:23).
La provisión de Dios
Dios conocía muy bien nuestra situación, es decir, la imposibilidad de cumplir con sus normas estando tan lejanos a su ideal y conviviendo además, con una conciencia inutilizada. Es por eso que debió poner en marcha una segunda parte de su plan, para lograr tener una relación de afecto con nosotros, lo cual era su plan primario. Veamos en qué consistía.
Cristo debía venir ya que Él lograría lo que para todos nosotros era imposible, pagar por las deudas que nuestros pecados generaban para con la santidad de Dios (Isaías 53.5). Él entonces vendría a ofrecer un pago sustitutorio por nuestros pecados. Él pagaría nuestras deudas. Ése es el pago que realizó Jesús en una cruz (1 Pedro 2.24).
Por otro lado, nosotros no podíamos pagar el precio necesario para obtener la salvación.
Es por eso que Él es tan importante para nosotros. Cuando se aplica esa sustitución a nuestras vidas (Romanos 3.24), nosotros pasamos a ser justificados, ya no por nuestros esfuerzos, sino por los méritos del sacrificio de Cristo Jesús.
Nota:
Mientras tratamos el tema de la salvación, estamos nombrando muchos otros que, por cuestiones de legibilidad y brevedad, no pueden ser tratados aquí; como la alternativa para esta intentar solucionar esta situación, te dejaré varios links al final de este estudio, los cuales te ayudarán a entender un poco más sobre dichos temas.
Si ninguno de tales links responde a tus inquietudes, por favor, no dudes en escribirme. Pero por ahora, permíteme mostrarte un poco más sobre la obra de Jesús y quién es Él para los cristianos.
Jesucristo el salvador
Él murió en nuestro lugar (Hebreos 9.28), Él pagó el precio por nuestra salvación y nos salvó así de recibir el justo castigo por vivir rompiendo todas las normas y reglas de Dios. Es por eso que solo en Él somos salvos (Hechos 4.12).
Nosotros no teníamos forma de alcanzar la salvación por nosotros mismos; necesitábamos de “otro” que nos proveyera los medios necesarios para que la santidad de Dios se viera respetada (1 Juan 2:2; Efesios 1:7).
¿Qué es la salvación?
Hemos hablado bastante sobre varios temas. Veamos ahora cómo se unen entre sí: Cuando el hombre decide vivir en pecado, entonces, a partir de dicha decisión, ya no puede acercarse libremente a Dios debido las manchas que sus pecados le han dejado.
El ser humano necesita quitarse esas manchas y no hay forma de que lo haga por sí mismo, por lo tanto, necesita de alguien que le provea la manera de hacerlo. Ese alguien es Jesucristo. Cristo Jesús ha venido a proveernos ese medio y lo hizo a través de su muerte en una cruz. Esa fue la única manera posible.
De no haber venido, estaríamos condenados a vivir sin Dios no solo en esta vida sino a través de toda la eternidad. La salvación nos brinda la posibilidad de vivir con Dios eternamente. Jesucristo, al salvarnos, nos otorga una nueva vida que se extiende desde el presente y hasta nuestro futuro eterno.
Por otro lado, a aquellos que no deseen acercarse a Dios, tener fe en Él, arrepentirse de sus pecados y comenzar a vivir como a Dios le agrada; al final de los tiempos les espera un juicio en el cual Dios, como creador soberano, les pedirá cuentas de lo que hicieron con la vida que Él les regaló.
En ese juicio Dios condenará a quienes no quisieron vivir a su lado y de la manera que Dios nos había pedido, a vivir toda una eternidad lejos de su presencia. Quienes no aceptaron la salvación de Dios, tendrán entonces, es fin. Nos salvamos, entonces, de la condenación por nuestros pecados.
Y quienes reciben la salvación, son aquellos que le entregan sus vidas a Dios para vivir según su guía y su voluntad.
Una pregunta pertinente
¿Crees que eres salvo? ¿Tienes certeza de donde pasarás tu eternidad? Tal vez sea hora de entregar tu vida a Dios.
Te invito ahora a ver algunos versículos que nos servirán de ayuda para entender un poco más sobre el tema de la salvación.
Base bíblica
Permitamos ahora que sea la Biblia la que nos hable al respecto.
Reconciliación con Dios
… en Cristo, Dios estaba reconciliando consigo mismo al mundo, sin tomar en cuenta los pecados de los hombres; y a nosotros nos encargó que diéramos a conocer este mensaje.
2 Corintios 5:19– DHH
porque el Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que se había perdido.
Lucas 19:10– LBLA
Necesitábamos que Dios nos reconcilie consigo mismo a través de Jesús, porque de lo contrario debíamos pagar, nosotros mismos, por nuestros pecados.
Porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.
Romanos 6:23– LBLA
Es solo a través de Jesús que Dios podía salvarnos, es por eso que:
Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en el cual podamos ser salvos.
Hechos 4:12– LBLA
Él es el sacrificio por el perdón de nuestros pecados, y no sólo por los nuestros sino por los de todo el mundo.
1 Juan 2:2– NVI
Algunos requisitos de nuestra parte
Lo que nos permite acceder a ese beneficio es la fe en Cristo Jesús, por lo tanto, debemos tener fe en Él
… también nosotros hemos creído en Cristo Jesús, para que seamos justificados por la fe en Cristo,
Gálatas 2.16– LBLA
Pero además de tener fe, nosotros debemos estar concientes de nuestros pecados y arrepentirnos de ellos:
Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio,
Hechos 3:19– RVR1960
En Cristo, gracias a la sangre que derramó, tenemos la liberación y el perdón de los pecados. Pues Dios ha hecho desbordar sobre nosotros las riquezas de su generosidad, dándonos toda sabiduría y entendimiento,
Efesios 1:7-8– DHH
Y también la determinación de cambiar nuestra forma de vida para agradar así a Dios:
Dios nos salvó y nos ha llamado a formar un pueblo santo, no por lo que nosotros hayamos hecho, sino porque ése fue su propósito y por la bondad que ha tenido con nosotros desde la eternidad, por Cristo Jesús.
2 Timoteo 1:9 – DHH
Buscad la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.
Hebreos 12.14 – LBLA
La salvación es posible
Es así que, teniendo fe, habiéndonos arrepentido y teniendo la voluntad para comenzar una nueva vida con Dios, es que tenemos la siguiente certeza:
Y sucederá que todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo.
Hechos 2:21 – LBLA
Porque con el corazón se cree para justicia, y con la boca se confiesa para salvación.
Romanos 10:10– LBLA
Una vez que tenemos la salvación de Dios, nuestras almas están en paz con Dios y nuestro corazón se reconforta, es un sensación muy similar a la que David expresó en los salmos al escribir:
Sólo en Dios halla descanso mi alma;
Salmos 62.1-2– NVI
de él viene mi salvación.
Al tener esta paz y la certeza de salvación probablemente tengamos el mismo agradecimiento y la misma entrega que Pablo al escribir:
y ya no soy yo quien vive, sino que es Cristo quien vive en mí. Y la vida que ahora vivo en el cuerpo, la vivo por mi fe en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó a la muerte por mí.
Gálatas 2.20– DHH
¿Qué es la salvación?
Links
Nota:
Todas las Citas Bíblicas identificadas con LBLA fueron tomadas con permiso de LBLA – http://www.lbla.com
Las identificadas como NVI, fueron tomadas de:
Escritura de la Santa Biblia, NEW INTERNATIONAL VERSION®, NIV® Copyright © 1973, 1978, 1984, 2011 por Biblica, Inc.® Usado con permiso. Todos los derechos reservados en todo el mundo.
Las identificadas como RVR1960, fueron tomadas de:
la versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; © renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso.
Las identificadas como DHH, fueron tomadas con permiso de:
Dios habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.