Comentario Bíblico Devocional del Evangelio de Juan
Juan 2:23-25. Durante la Pascua en Jerusalén muchos creyeron al ver las señales de Jesús, pero Él no se fiaba porque conocía el corazón humano. En este estudio veremos contexto, palabras claves y aplicación pastoral.
Introducción al pasaje (Juan 2:23-25)
En nuestro texto de hoy podemos ver uno de los propósitos de Juan al escribir su evangelio: «Demostrar la Deidad de Jesús». Además también veremos que muchas personas profesaron tener fe, pero que Jesús no confió en ellos dado que los conocía.
Diremos que ese conocimiento de Jesús provenía de un atributo divino denominado omnisciencia, y por tanto al tocar este tema, también mencionaremos otros pasajes en donde la omnisciencia de Jesús es expresada en este mismo evangelio.
Además de nuestro análisis sobre el texto, también aplicaremos sus enseñanzas a nuestras vidas, te llamaremos a la reflexión, e intentaremos ponerte frente a Dios para que puedas reconciliarte con Él (por si fuera necesario).
Pero antes de comenzar con este estudio, nos gustaría contarte brevemente cuál es nuestro objetivo al presentar este comentario.
Propósito del estudio del Evangelio de Juan y de este pasaje
La presente es una porción del Comentario Bíblico sobre el Evangelio de Juan, publicado por Gracia y Vida. El mismo pretende ayudar a los lectores en la interpretación y en la aplicación de las escrituras a sus vidas; teniendo además como objetivo que la lectura sea fluida y de fácil interpretación.
Con dicho objetivo en mente, y a fin de entender los distintos versículos de la manera más apropiada, nos ayudaremos con un análisis del contexto y también con las herramientas hermenéuticas necesarias para llegar a una correcta interpretación; pero todo esto sin entrar en largas discusiones, ni en detalles demasiado técnicos.
Sin más, y primero que cualquier otra cosa, te invitamos a leer atentamente el texto y orar para que el Señor te llene de su sabiduría; sin lugar a dudas Él será la gran fuente de toda verdad y de todo entendimiento. Hecho ésto, ahora sí comencemos con el estudio de los versículos que nos convocan, leamos:
Texto bíblico (Juan 2:23-25, NBLA)
23 Cuando estaba en Jerusalén durante la fiesta de la Pascua, muchos creyeron en Su nombre al ver las señales que Él hacía.
Juan 2.23-25 – NBLA
24 Pero Jesús, por Su parte, no se confiaba a ellos porque conocía a todos,
25 y no tenía necesidad de que nadie le diera testimonio del hombre, pues Él sabía lo que había en el hombre.
Juan 2.23-25 – Muchos creyeron Pero Jesús no se fiaba
Análisis del pasaje: Contexto, fe y conocimiento de Jesús en Juan 2.23-25
Estudio y análisis de Juan 2:23 – La multitud cree al ver las señales
Juan 2:23 dice:
Cuando estaba en Jerusalén durante la fiesta de la Pascua, muchos creyeron en su nombre al ver las señales que hacía
Juan nos habla sobre un lugar y un momento determinado, nos dice que en aquel momento y en dicho lugar muchos creyeron en el nombre de Jesús. Pero aunque estos detalles sean específicos y claros para nosotros, entender en qué creyeron y cuál fue el alcance de su fe se transforma en un aparente dilema. ¿Tuvieron aquellos una fe salvadora?
Decimos que es difícil de entender cuál fue el tipo de fe del que se habla, dado que en el siguiente versículo, Juan nos dice que Jesús no se fiaba de ellos. Esto nos lleva a pensar en que la fe de los tales, posiblemente les alcanzara para creer en Jesús como Mesías, pero no como para acercarse a Dios, cambiar su corazón y comenzar a vivir según las enseñanzas de Jesús.
Tal vez sólo creyeran que Jesús era el Mesías político-militar, que venía a liberarlos del imperio romano. En definitiva, todos entendían que eso es lo que haría el Mesías, hasta sus discípulos. (Sin embargo, Jesús en vez de aquello, lo que vino a establecer fue un Reino espiritual en el corazón de todos los que le aceptamos como Señor y Salvador).
Lo que debemos comprender aquí es que no toda fe es una fe salvadora. Hay muchos que creen en Dios, pero su fe no les alcanza para entregar sus vidas a Él. Y, aunque tantos creen en que Jesús es el Hijo de Dios, aún así no se arrepienten por sus pecados ni lo toman como su Salvador, ni menos como su Señor. ¿No es eso lo que sucede con muchos?
Incluso, yéndonos al extremo, tenemos el ejemplo del Diablo, quien conoce y cree, pero sin embargo, eso no lo lleva a ser salvo. Es más, conocer bien las escrituras tampoco le garantiza nada (¿Recuerdas cómo sabía qué textos citar mientras tentaba a Jesús en el desierto? – Mateo 4.1-17. Obviamente que los torció como quiso, pero no los inventó, sino que los conocía muy bien).
Reflexión y aplicación: ¿cómo distinguir fe genuina de fe superficial?
De estar en lo cierto respecto de nuestra interpretación, eso nos colocaría frente a una gran señal de PRECAUCIÓN, la cual nos llevaría a preguntarnos: ¿Qué tipo de fe tenemos? Y también, ¿Hasta qué punto nuestra fe es verdaderamente una fe salvadora? Dicho de otro modo: ¿Estás segura/o de tu salvación?
Sin lugar a dudas, si tu fe es auténtica, el Espíritu Santo te dará la convicción de que eres hijo de Dios, lee Romanos 8.16. Esto es posible porque Dios nos ha enviado su Santo Espíritu en el momento de ser adoptados como hijos, lee por favor Gálatas 4.6.
Si hoy no sientes esa convicción en tu mente, alma y espíritu, permítenos aconsejarte la siguiente lectura: Qué debo hacer para ser un/a hijo/a de Dios. (Si lo prefieres también puedes escribirnos e intentaremos ayudarte con los pasos necesarios). Dios te llene de Su luz y te conduzca a Su verdad. Amén.
Juan 2.23-25 – Muchos creyeron Pero Jesús no se fiaba
Volviendo al análisis del texto:
Aquellas personas del pueblo decían creer en «Su Nombre», pero aún así, un año más tarde* elegirían a Barrabás en vez de a Jesús y, momentos más tarde gritarían: «¡Crucifíquenlo!». Aquella no era una fe verdadera. ¿Cierto? ¿Tú qué crees?
Es por eso que Jesús no se fiaba del pueblo, porque Él los conocía a todos, como dice el siguiente versículo.
Ahora, no podemos decir esto de todo el pueblo, dado que obviamente algunos creyeron verdaderamente en Él y acompañaron más tarde a los doce. Ve por ejemplo a Nicodemo, quien no solo intervino a favor de Jesús (Juan 7.50), sino que incluso, junto con José de Arimatea, lo llevó a una tumba nueva y le dio una sepultura una vez muerto (Juan 19.38-42).
La fe de estos últimos los distinguió de la multitud, ellos sí creyeron con una fe verdadera e hicieron todo lo que su fe les demandaba. ¡Qué contraste con el resto del pueblo! ¡Cuán buen ejemplo para nosotros! Esto debe ayudarnos a revisar nuestra propia fe e identificar qué tipo de fe tenemos.
Y por esto mismo, quisiéramos dejarte algunas preguntas sobre tu fe: ¿Es verdadera, es decir, te lleva al servicio de tu Señor? ¿Te mantiene firme en medio de pruebas y conflictos? ¿O es como la de aquellos que navegan y se extravían frente a los problemas de la vida? ¿De qué manera justificas que tu fe es verdadera?
Por favor lee el siguiente texto: Santiago 1.5-8, nota la advertencia, entiende el espíritu de las palabras del pastor. Una fe auténtica es la que busca mantenerse siempre firme. Gracia y Vida tiene un comentario sobre Santiago 1.5-8 – Pedir con fe por sabiduría de Dios. Si quieres, puedes seguir el link y leer el estudio sobre aquel precioso texto.
*Aclaración en cuanto a la cronología en este texto
Cinco párrafos hacia arriba, hacíamos referencia al tiempo indicado por Juan sobre lo acontecido en estos textos. Sabemos bien que lo narrado por Juan aconteció en las fiestas de las pascuas, según lo explicitado en el texto, pero lo que no sabemos es en cuál de ellas.
En el estudio anterior decíamos que la limpieza del Templo fue un hecho que sucedió casi seguramente en el tercer año del ministerio de Jesús, por lo cual, tal vez pudiéramos asociar estos hechos a esa etapa de su ministerio, pero en verdad, lamentablemente no podríamos asegurarlo.
Ya hemos hablado de cómo ordena Juan sus relatos en otros estudios, ver por ejemplo el comentario anterior: “Juan 2.14-17 – Jesús echa a los mercaderes del Templo”. En ellos hemos expresado que a este escritor bíblico no le preocupaba la exactitud cronológica sino que su mensaje sea espiritual, teológico y sencillo para sus lectores.
Siendo éste el caso decimos que, determinar si este hecho aconteció en el primer, segundo o tercer año del ministerio de Jesús, no tiene tanta importancia como entender el mensaje que de él podemos extraer. Lógicamente, claro está, hubiéramos querido poder determinar el momento exacto, pero no contamos con todos los datos necesarios.
Por favor, si te es posible, no te quedes en este detalle, sino sigue adelante con tu estudio.
Juan 2.23-25 – Muchos creyeron Pero Jesús no se fiaba
Estudio y análisis de Juan 2:24 – Jesús no confía porque conoce a todos
Juan 2:24 dice:
Pero Jesús, por su parte, no se confiaba a ellos, porque conocía a todos
Para entender mejor este versículo veamos algunas otras traducciones del mismo:
Pero Jesús mismo no se fiaba de ellos, porque conocía a todos (RVR1960)
En cambio Jesús no les creía porque los conocía a todos (NVI)
Pero Jesús no confiaba en ellos, porque los conocía a todos (DHH)
Jesús, no confiaba, no les creía, ni se fiaba de ellos. Ésta es la razón por la cual interpretamos así la fe del pueblo en el versículo anterior. Jesús, al ser omnisciente, sabía bien qué había en el corazón de las personas. Eso es lo que dice el siguiente versículo.
Esto nos ayuda a entender el comportamiento de Jesús y sus palabras para con el pueblo. Ni hablaba ni se comportaba cómo ellos querían, sabía que la multitud no era espiritual sino únicamente terrenal. Y por su parte, ellos no estaban preparados para un Reino espiritual, pero tampoco lo buscaban, ni lo querían…
Reflexión personal y preguntas de autoexamen
¡Cuán lamentable tener que decir esto del pueblo! ¿No te parece muy duro? También a nosotros, pero al parecer, era su realidad. Por eso: Quiera Dios ayudarnos para que nuestros ojos estén en las cosas espirituales y no en lo terrenal. Recordemos el consejo de nuestro Señor al decir:
19 No os acumuléis tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre destruyen, y donde ladrones penetran y roban; 20 sino acumulaos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni la herrumbre destruyen, y donde ladrones no penetran ni roban; 21 porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.
Mateo 6.19-21 – LBLA
¿Dónde estará nuestro corazón? ¿En qué invertimos nuestro tiempo y energía?
Que nuestros anhelos no nublen nuestro entendimiento, que nuestras metas sean las adecuadas a la vista de nuestro Padre, y que la sabiduría que nos guíe sea siempre la de nuestro Señor; no solamente nuestra inteligencia, ni nuestro entendimiento natural.
Si tan solo pudiéramos ver la vida como Él la ve, de seguro seríamos mucho más felices y tendríamos mucha mayor paz. Nunca nos olvidemos que Él nos regala esa sabiduría siempre que se la pidamos con fe (recuerda por favor el texto de Santiago 1.5, ya nombrado más arriba).
Juan 2.23-25 – Muchos creyeron Pero Jesús no se fiaba
Volviendo al pueblo del tiempo de Jesús
Ellos únicamente buscaban revivir la Gloria de los reinos de David y Salomón; conseguir la independencia del imperio romano, y continuar con corazones de piedra (Ezequiel 11.19), adorando a través del cumplimiento de reglas y ritualismos, mientras continuaban con sus vidas alejadas del corazón de Dios.
Lamentablemente esto es algo en lo que no pensaban, de lo que no se daban cuenta… Es más, les parecía todo lo contrario, que servían a Dios y que hacían lo que a Él le agradaba. Cuán triste su situación. ¿Cierto?
A veces nos preguntamos por qué Jesús les hablaba con tantas parábolas (Mateo 13.34). Decimos: Pero si les hubiera hablado claramente, ¿No hubieran entendido? ¿No se hubiesen salvado más personas? ¿No se hubieran arrepentido? Y por último, ¿No le hubieran seguido?
Pero en realidad, su condición espiritual, su orgullo, su ceguera no les permitía ver, sin importar de qué manera se lo hubieran explicado. Cuando Jesús hablaba de cosas espirituales, ellos solo entendían lo terrenal. Veremos mucho sobre este tema en otros textos más adelante.
Pero por ahora, solo quisiéramos hacerte notar que esto es algo que el mismísimo Jesús resalta, por ejemplo, en su conversación con Nicodemo (Juan 3.12). Si hablaba de lo espiritual no entendían, si hablaba de lo terrenal tampoco entendían. Al final, no importaban las maneras ni el contenido, ya que no estaban preparados ni querían estarlo.
Pensemos juntos un poco más
¿Será éste un buen momento para pensar acerca de nuestros corazones y de nuestra visión de lo espiritual? Veamos, ¿Podrías responder las siguientes preguntas?
¿Estamos listos para recibir mayores revelaciones espirituales? ¿Tenemos nosotros el discernimiento espiritual que Dios espera que tengamos?
¿Cuáles fueron tu respuestas? ¿Te percibes tan cerca de Dios como deberías estar? ¿Tan maduro como Él lo hubiera esperado? Quiera Dios ayudarnos para que lo estemos, pero a su vez, recordemos que todo eso también depende de nuestra entrega, fe, determinación y voluntad.
Pongamos de nosotros todo lo que esté a nuestro alcance para que así sea. ¿Estás de acuerdo?
Juan 2.23-25 – Muchos creyeron Pero Jesús no se fiaba
Estudio y análisis de Juan 2:25 – La omnisciencia de Jesús y su conocimiento del hombre
Juan 2:25 dice:
Y no tenía necesidad de que nadie le diera testimonio del hombre, pues Él sabía lo que había en el hombre
La omnisciencia de Jesús
En otros muchos lugares de nuestro comentario hemos dicho que Juan pretende resaltar la deidad de Jesucristo en su evangelio. Éste es un versículo que expresa explícitamente que el conocimiento de Jesús excedía los límites naturales de cualquier persona. Juan nos habla aquí de la omnisciencia del Señor Jesús.
Ya habíamos hablado sobre su omnisciencia en el pasaje en donde Natanael conoció a Jesús, en Juan 1.43-46; allí vimos que Jesús sabía muy bien en dónde había estado aquel que sería su discípulo (a partir de aquel momento). Pero estos son solo dos de muchos otros ejemplos.
Lo veremos también en Juan 4.17-18 con la respuesta de Jesús a la mujer samaritana; en Juan 6.15, en donde Jesús se anticipa a los planes de quienes quieren forzarlo a ser rey; en Juan 16.19 en donde Jesús sabe lo que se están preguntando sus discípulos y en 16.22 donde se nos muestra que no solo sabe el presente sino también el futuro.
Estos últimos sólo han sido unos pocos ejemplos, seguramente podrás hallar muchos más, pero nos bastan para entender que su conocimiento era total y que el mismo, entre otros muchos atributos, lo declaran como Dios y no solo como un ser humano común. Claramente vemos que Juan cumplió eficazmente con su meta.
Su conocimiento sobre todos los hombres
Ese “saber lo que había en el hombre” implica un conocimiento íntimo de la condición, de los pensamientos y de la situación de cada hombre. Notar que la frase aquí abarca más que a un solo hombre, se aplica a toda la humanidad. Jesús no necesitaba que nadie le viniera a contar qué pensaban o qué sentían. Él lo sabía muy bien.
Ese conocimiento fue el que le hizo desconfiar de la fe que aquellas personas decían tener. Pero más allá de aquellos hombres, él sabía y sabe lo que hay dentro nuestros corazones y mentes. Sabe si en verdad le creemos, si confiamos en Él, si queremos o no serle fieles. Sabe si le seguimos o si solo lo buscamos para sacar algún provecho, así como lo hacían aquellos hombres de su tiempo.
Bien podríamos fingir delante de todos los demás, pero delante de Él no tiene ningún sentido. Jamás podríamos engañarle. Sigue siendo actual y real para nosotros el mandamiento de amar a Dios con todo el corazón, con toda nuestra alma y con toda nuestra mente (Mateo 22.37).
Nuestra búsqueda por tanto debe ser sincera y real, no podemos andar por la vida creyendo en ciertos momentos y en otros desconfiando; intentando caminar por el camino angosto en determinados momentos, y en otros, desandando nuestros pasos de fe. Eso solo nos muestra como inconstantes y como inmaduros delante de nuestro Señor.
Es algo que para nada aprovecha. ¿Estás de acuerdo?
Juan 2.23-25 – Muchos creyeron Pero Jesús no se fiaba
Recordemos aquel texto en el cual la samaritana le preguntó a Jesús por un lugar en donde adorar, pero Él respondió que lo único importante sería adorar con todo el corazón, con una fe sincera y haciendo carne en nuestra vida los ejemplos y enseñanzas de nuestro mayor ejemplo: Jesucristo. Eso es lo que Él quería decir con “en espiritu y en verdad” (Juan 4.23).
Por tanto, permítenos preguntarte: ¿Cómo es tu fe? ¿Qué ve Él cuando te observa? Búscale en verdad y de corazón. Él te ayudará a caminar por sus caminos. Y si te has caído o si te has desviado, pero con firmeza de convicción quieres seguirle, no te desanimes, Él te entiende y te conoce mejor que nadie. Sigue adelante, pídele su ayuda y Él obrará a tu favor.
Pero si eres inconstante, si tu fe no es auténtica, si no te has decidido todavía: No pierdas más tu tiempo. ¿Qué haces de tu vida? ¿Hacia dónde crees que estás yendo? Nadie puede Jugar con Dios. Toma ya tu decisión y vuélvete a Dios para que Él te perdone, te sane y te guíe para vivir una vida que en verdad tenga sentido.
No dejes pasar esta oportunidad. Dios te está llamando. Ahora es el tiempo.
Textos bíblicos relacionados que amplían el mensaje de Juan 2.23-25
A continuación algunos pasajes que apoyan los temas centrales (fe superficial vs fe genuina; conocimiento de Cristo; señales; ver/creer) del pasaje tratado:
- Evangelio de Mateo 7:21-23 (“No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos… entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí…”). Relaciona creer/proclamar con el conocimiento real por parte de Jesús.
- Evangelio de Juan 4:17-18 (“«Señor, dame de esa agua… yo no tengo marido…»”; Jesús revela que ella ha tenido cinco maridos y el que ahora tiene no es su marido”) – muestra conocimiento de Jesús sobre la vida de una persona.
- Juan 6:26-27 (“…no porque vieron señales, sino porque comieron del pan y se saciaron… Trabajad, no por el alimento que perece…”). Conecta la fe basada solo en señales con la necesidad de fe genuina.
- Juan 3:2 (“Éste vino de noche a Jesús y le dijo: ‘Rabí, sabemos que eres maestro venido de Dios; pues nadie puede hacer estas señales que tú haces, si Dios no está con él’”) – relación entre señales, reconocimiento y fe genuina.
- Carta a los Hebreos 4:12-13 (“Porque la palabra de Dios es viva y eficaz… y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes todas las cosas están descubiertas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta”). Conecta con conocimiento pleno de Dios/Jesús del hombre.
- Carta de Santiago 2:14-17 (“¿De qué le sirve, hermanos míos, si alguien dice que tiene fe, pero no tiene obras?…”). Ayuda a distinguir fe genuina de mera profesión.
Comparación sinóptica: lo que vio la multitud y lo que sabía Jesús
| Versículo | ¿Qué vio la gente? | ¿Qué sabía Jesús? |
|---|---|---|
| Juan 2:23 | La multitud vio las señales que Jesús hacía durante la fiesta de la Pascua y muchos creyeron en su nombre. | Jesús sabía que esa fe estaba basada en señales, no en un entendimiento profundo de su identidad. |
| Juan 2:24 | La gente veía a Jesús como un obrador de milagros y mostraba disposición a seguirlo superficialmente. | Jesús no se confiaba de ellos porque conocía la motivación real detrás de esa fe momentánea. |
| Juan 2:25 | La gente no veía más allá de las señales visibles. | Jesús sabía lo que había en el corazón humano y no necesitaba que nadie le explicara nada sobre las personas. |
Análisis de las palabras claves (del idioma original griego) y su significado en Juan 2.23-25
| Palabra griega | Transliteración | Significado y notas |
|---|---|---|
| πίστευσαν | pisteusán |
“creyeron” (aoristo activo, 3ª plural) – N° de Strong: G4100. Verbo que indica un acto puntual de creer. En Juan suele enfatizar fe auténtica, pero aquí puede señalar una fe insuficiente basada solo en señales externas. |
| σημεῖα | sēmeia |
“señales” – N° de Strong: G4592. Juan usa “señales” para referirse a obras que revelan la identidad y gloria de Jesús, no solo milagros impresionantes. |
| ἐπίστευεν | epísteuen |
“se confiaba / se fiaba” – N° de Strong: G4100. Es el mismo verbo “creer”, pero aquí subraya la falta de confianza de Jesús en ellos. Un juego de palabras: ellos “creyeron” en Él, pero Él no “creyó” en ellos. |
| γινώσκων | ginóskōn |
“conociendo” – N° de Strong: G1097. Indica conocimiento pleno, preciso, perfecto. En Juan, este verbo subraya el conocimiento divino y penetrante de Jesús. |
| τί ἦν ἐν τῷ ἀνθρώπῳ | ti ēn en tō anthrōpō |
“lo que había en el hombre” – anthrōpos, N° de Strong: G444. Expresa la comprensión completa que Jesús tiene de la condición humana interior: motivaciones, corazones, intenciones. |
Ayudas para maestros y pastores
¿Cómo explicar este texto?
Adaptar la profundidad según la audiencia: para creyentes maduros puede profundizarse en la cristología de Jesús; para nuevos creyentes, enfocarse en la llamada a una fe viva.
Introducción al contexto: Presentar el escenario de Jerusalén durante la fiesta de la Pascua y la multitud que seguía a Jesús tras las señales.
Tema central: La relación entre señales externas, fe visible y fe interna genuina; y el conocimiento pleno de Jesús del ser humano.
Puntos clave para abordar
¿Qué implica “creer en su nombre” en el evangelio de Juan?
¿Por qué Jesús no se fiaba de esa multitud? ¿Qué revela esto de su persona?
¿Cuál es la diferencia entre “ver señales” y “tener fe que salva”?
¿Cómo se aplica a nuestra comunidad hoy esta advertencia sobre la fe superficial?
Esquema sugerido para predicar o enseñar:
Introducción – El escenario de Pascua y las señales de Jesús.
La multitud que cree (vers. 23) – definición de su fe, qué ve.
Jesús que no se fiaba (vers. 24) – su conocimiento, su deidad.
La omnisciencia de Jesús y su conocimiento del hombre (vers. 25) – implicaciones teológicas.
Aplicación práctica – ¿Cuál es nuestra fe? ¿Es sincera? ¿Qué ve Jesús en nuestro corazón?
Conclusión – Llamado a una fe auténtica que responda a la persona de Jesús y no sólo a las señales.
Bosquejo de predicación (≈ 25–30 minutos)
Texto base: Juan 2:23-25 (NBLA)
Tema: Fe verdadera vs. fe superficial — Jesús conoce el corazón.
Propósito: Que la congregación distinga entre una fe basada en señales y una fe que transforma la vida; que examinen su propia respuesta a Cristo.
Audiencia: Congregación mixta (nuevos creyentes y creyentes maduros).
Estructura y tiempos sugeridos
- Introducción — 3 min
- Gancho / ilustración breve: una multitud que aplaude por un efecto, pero no conoce al artista.
- Lectura del texto (Juan 2:23-25 NBLA).
- Exponer la pregunta del sermón: ¿En qué se diferencia creer por señales y creer en la persona de Jesús?
- Punto 1 — La multitud que vio las señales (v.23) — 6 min
- Exégesis breve: “muchos creyeron en su nombre al ver las señales que él hacía” — significado de señales en Juan.
- Observación: las señales apuntan a la identidad de Jesús, pero no garantizan conversión.
- Aplicación práctica: ¿qué “señales” atraen hoy a la gente a la iglesia? (emociones, experiencias, milagros mediáticos).
- Ilustración sugerida: evento multitudinario que genera entusiasmo pasajero.
- Punto 2 — Jesús no se fiaba de ellos (v.24) — 6 min
- Exégesis: verbo usado indica falta de confianza de Jesús hacia la fe de la multitud.
- Teología corta: Jesús evalúa la calidad de la fe; su rechazo no es falta de amor, sino discernimiento pastoral y misión.
- Aplicación pastoral: no confundir concurrencia con fidelidad; cuidado con el culto espectáculo.
- Ilustración sugerida: ejemplo de consecuencia de decisiones tomadas por impulso (testimonio breve si se dispone).
- Punto 3 — Jesús sabía lo que había en el hombre (v.25) — 6 min
- Exégesis: ginóskō — conocimiento íntimo del corazón; paralelos bíblicos sobre la omnisciencia de Dios.
- Implicación cristológica: esto confirma la autoridad y deidad de Jesús en el evangelio de Juan.
- Aplicación personal: el llamado a la autenticidad delante de Aquel que conoce todo.
- Ilustración sugerida: anécdota sobre alguien que aparentaba algo y la realidad interior era distinta (sin difamar).
- Conclusión y llamada a la acción — 4–5 min
- Recapitulá los tres puntos en 1–2 frases: señales ≠ salvación; Jesús discierne; Él conoce el corazón.
- Llamado pastoral: invitar a la iglesia a un examen de fe (preguntas prácticas: ¿Mi fe se basa en emociones, milagros o en Cristo mismo?).
- Posible llamado al compromiso / oración: ofrecer un momento breve de oración para quienes desean comenzar o reafirmar una fe basada en seguir a Jesús.
- Cierre con promesa bíblica o versículo relacionado (ej.: invitación a permanecer en la palabra, Juan 8:31 o Juan 6:35).
Elementos prácticos a añadir en el sermón (para predicadores)
Aplicación pastoral concreta: ofrecer un curso o grupo de discipulado enfocado en “fe y obediencia” para los interesados.
Ilustración visual: proyectar el versículo NBLA en pantalla.
Preguntas para grupos pequeños (post-sermón o célula):
¿En qué hemos basado últimamente nuestra fe—en experiencias o en la Palabra?
¿Qué cambio concreto haré esta semana para cultivar una fe más profunda?
Sugerencia de himnos/canciones: elegir un coro que hable de entrega y conocimiento de Cristo (ej.: himno sobre entrega/fe).
Preguntas frecuentes sobre Juan 2.23-25
¿Por qué Jesús no confiaba en las personas que “creyeron” en Él?
Porque su “fe” no era fruto de una comprensión genuina de quién es Jesús, sino de la impresión causada por las señales (v. 23).
El texto señala un contraste intencional: ellos “creyeron”, pero Jesús no “creyó” en ellos.
Es una fe superficial, basada en lo espectacular, no en arrepentimiento ni en una entrega real. Por eso Jesús no se confía a ellos.
¿Significa este pasaje que existe una “fe falsa” o una fe insuficiente?
Sí, según Juan.
A lo largo del evangelio se ve que no toda fe en Jesús es auténtica (cf. Juan 8:30-31; 12:42-43).
La fe verdadera se caracteriza por:
- permanecer en su palabra,
- reconocer su identidad,
- seguirlo incluso cuando no hay señales.
Aquí, la fe de las multitudes no cumple esos criterios; es emocional y momentánea.
¿Qué significa que Jesús “sabía lo que había en el hombre”?
Significa que Jesús posee conocimiento divino.
El verbo “conocer” (ginóskō) en este contexto indica un conocimiento exhaustivo e interior. Jesús no necesita que nadie le explique intenciones, motivaciones o corazones.
Este conocimiento coincide con atributos exclusivos de Dios (1 Samuel 16:7; Salmo 139:1-4), y en Juan revela la identidad divina del Hijo.
¿Las señales producen fe verdadera según el evangelio de Juan?
Las señales pueden despertar interés inicial, pero no garantizan fe salvadora.
En Juan:
- algunas personas ven señales y creen con fe auténtica (Juan 2:11),
- otros ven señales y solo se impresionan (Juan 6:26),
- y otros ven señales y aun así no creen (Juan 12:37).
Por lo tanto, las señales pueden apuntar hacia Cristo, pero la fe verdadera nace del nuevo nacimiento (Juan 3:3-8).
¿Este texto enseña algo sobre el carácter de Jesús?
Sí. Enseña que Jesús es:
- omnisciente (conoce el corazón humano),
- sabio (discierne entre fe verdadera y falsa),
- santo (no se une a multitudes con motivaciones erradas),
- fiel a su misión, no influenciable por elogios superficiales.
El pasaje muestra a Jesús como el Mesías que no busca popularidad, sino obediencia al Padre.
¿Cómo se aplica este pasaje a la vida cristiana actual?
De manera equilibrada:
- invita a examinar la fe propia para ver si es genuina o solo emocional,
- recuerda que Jesús ve más allá de apariencias religiosas,
- enseña que seguir a Cristo implica más que admirar sus obras: exige conocerle, confiar en Él y permanecer en su palabra,
- alerta a la iglesia a no confundirse con resultados externos (multitudes o actividades) como si eso equivaliera a fe verdadera.
Conclusión teológica y pastoral sobre Juan 2.23-25
En este pasaje (Juan 2:23-25) contemplamos la tensión entre la multitud que “cree” al ver las señales de Jesús y el propio Jesús que no confía en ellos porque los conoce íntimamente.
Teológicamente, esto nos revela dos grandes realidades: primero, la deidad de Jesús —su conocimiento absoluto del hombre— que confirma que Él no es simplemente un maestro humano sino el Hijo de Dios que ve el corazón. Segundo, la esencia de la fe requerida para entrar en relación con Él, una fe que trasciende el mero reconocimiento external o las señales visibles, e ingresza en un compromiso genuino de fidelidad, obediencia y entrega.
Pastoralmente, esto nos llama a examinarnos: ¿estamos confiando en señales, emociones o simplemente en la profesión de creer, o bien nuestra fe nos lleva a conocer a Jesús, a ser conocidos por Él y a vivir para Él? Éste un llamado a la autenticidad.
Que cada creyente entienda que no basta decir “creo”, sino que nuestra fe debe manifestarse en vida transformada, en fidelidad, y en una relación viva con Cristo que no sea pasajera. Así, al colocar nuestra confianza en Él, somos conocidos por Él y vivificamos nuestra fe en obediencia y comunión diaria.
Links a recursos y estudios complementarios de Juan 2.23-25
Te dejamos algunos otros links que pudieran servirte:
- Si deseas, haz click aquí para ir al Índice del estudio completo y presentación del Evangelio de Juan.
- Estudio introductorio sobre el cuarto evangelio (Evangelio de Juan). Nos da un panorama general del libro completo.
- Estudio Anterior: Juan 2.18-22 – Jesús dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.
- Estudio Siguiente: Juan 3.1-2 – Nicodemo se encuentra de noche con Jesús.
Notas:
Todas las Citas Bíblicas identificadas con Las citas bíblicas NBLA fueron tomadas con permiso de la Nueva Biblia de las Américas (NBLA) © 2005 by The Lockman Foundation), pero para la lectura, tú bien puedes utilizar la que gustes.
Las identificadas como NVI, fueron tomadas de:
Escritura de la Santa Biblia, NEW INTERNATIONAL VERSION®, NIV® Copyright © 1973, 1978, 1984, 2011 por Biblica, Inc.® Usado con permiso. Todos los derechos reservados en todo el mundo.
Las identificadas como RVR1960, fueron tomadas de:
La versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; © renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso.
Y las identificadas como DHH, fueron tomadas de:
Dios habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.
Juan 2.23-25 – Muchos creyeron Pero Jesús no se fiaba

