Juan 1.47-51 – El cielo abierto, los ángeles y el Hijo del Hombre

Juan 1.47-51 – El cielo abierto, los ángeles y el Hijo del Hombre

Tabla de contenidos

Introducción al pasaje Juan 1:47-51

En este estudio veremos la charla de Jesús con Natanael, y su promesa a la Iglesia. Hablaremos de la omnisciencia de Jesús, del reconocimiento de Natanael, del significado de los títulos que éste le aplica a Jesús; del cielo abierto y del significado de los ángeles subiendo y bajando sobre el Hijo del Hombre.

También veremos el contraste y el juego de palabras que Jesús hace entre Natanael y Jacob. Además del tratamiento de los textos, y de los temas tratados en los mismos, iremos reflexionando y aplicando a nuestras vidas las enseñanzas que nos dejan.

Una aclaración pertinente, es que este estudio es la continuación del anterior en donde Felipe conoce a Jesús y va en busca de Natanael para contarle que han hallado al Mesías. (El mismo se ha dividido en dos para hacer una lectura menos extensa, te dejamos el link para que puedas acceder a ella, si lo consideras pertinente).

Pero antes de comenzar con el estudio, te invitamos a leer una muy corta presentación del comentario de Gracia y Vida:

Unas palabras sobre este comentario

La presente es una porción del Comentario Bíblico sobre el Evangelio de Juan, publicado por Gracia y Vida. El mismo pretende ayudar a los lectores en la interpretación y en la aplicación de las escrituras a sus vidas; teniendo además como objetivo que la lectura sea fluida y de fácil interpretación.

Con dicho objetivo en mente, y a fin de entender los distintos versículos de la manera más apropiada, nos ayudaremos con un análisis del contexto y con las herramientas hermenéuticas necesarias para llegar a una correcta interpretación; pero todo esto sin entrar en largas discusiones, ni en detalles demasiado técnicos.

Sin más, y primero que cualquier otra cosa, te invitamos a leer atentamente el texto y orar para que el Señor te llene de su sabiduría; sin lugar a dudas Él es la gran fuente de toda verdad y de todo entendimiento. Hecho ésto, ahora sí comencemos con el estudio de los versículos que nos convocan, leamos:

Texto en la versión NBLA – Juan 1:47-51

47 Jesús vio venir a Natanael y dijo de él: «Ahí tienen a un verdadero israelita en quien no hay engaño».
48 Natanael le preguntó: «¿Cómo es que me conoces?». Jesús le respondió: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi».
49 «Rabí, tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel», respondió Natanael.
50 Jesús le contestó: «¿Porque te dije que te vi debajo de la higuera, crees? Cosas mayores que estas verás».
51 También le dijo: «En verdad les digo que verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios subiendo y bajando sobre el Hijo del Hombre».

Juan 1.47-51 – NBLA

Comentario versículo por versículo

Juan 1.47-51 – El cielo abierto, los ángeles y el Hijo del Hombre

Jesús Reconoce a un israelita sin engaño: «vio venir a Natanael y dijo de él…»

En Juan 1:47 vemos que Jesús, ni bien vio a Natanael, comenzó a dar testimonio de él; no dejó que llegara, ni le permitió estudiar la situación o hacer cualquier otra cosa; Él ya sabía quién era aquel que venía, y también, cuáles eran sus pensamientos, anhelos y prejuicios. Pero aún así, aquél sería su próximo discípulo, por lo que Jesús tomó la iniciativa.

Este es un muy buen ejemplo para poder ver cómo se maneja Dios para con todos sus hijos. Él ya nos conoce, sabe lo que sentimos, lo que pensamos y lo que necesitamos y por lo tanto, trata con nosotros y obra a nuestro favor con todo conocimiento, con absoluta sabiduría y con todo el poder de la deidad.

No resulta raro entonces, que frente a tal perspectiva, la relación con Él nos sea tan necesaria y que sus efectos y/o resultados conlleven tan gran bendición para nosotros. Esto debería llevarnos a un una vida de gratitud, de adoración, y de entrega permanente para su servicio. ¿No lo crees?

He aquí un verdadero israelita en quien no hay engaño

Más allá de su conocimiento de Natanael, y de la evidente realidad de la espiritualidad y búsqueda de Dios de este hombre, Jesús va a hacer un contraste entre éste y Jacob. Hará un juego de palabras entre el significado del nombre Jacob (engañador) y Natanael, en quien no hay engaño. Veremos más sobre esto al llegar al versículo 51.

En el texto original, la expresión “verdadero israelita” (ἀληθῶς Ἰσραηλίτης, alēthōs Israēlitēs) resalta la autenticidad espiritual de Natanael. No se trata solo de su nacionalidad, sino de su integridad interior frente a Dios.

El término “ἀληθῶς” significa “en verdad” o “genuinamente”, y enfatiza que en Natanael no hay hipocresía. Jesús contrasta aquí la sinceridad del corazón con la religiosidad aparente que criticará más adelante en otros líderes de Israel (cf. Juan 8:39-44).

Quién era Natanael

Resulta un poco difícil comprender por qué este hombre, quien tiene un papel tan temprano en la historia de Juan, no es hallado en los otros evangelios. Esto trajo confusión y una larga serie de hipótesis sobre su persona. Para no hacer muy larga la lectura, solo te presentamos la explicación que nos parece más razonable. Pero por favor, ten en cuenta que es solo una hipótesis.

El evangelio de Juan no menciona en ningún lugar a Bartolomé, el cual sí aparece en las listas de discípulos (véanse Mateo 10.2-4 y Marcos 3.16-19). Por otro lado, Bartolomé no es realmente un nombre, sino un apellido que significa hijo de Tolmai (Bar Tolmai); por lo tanto, es posible que aquel hombre mencionado por su apellido en otros evangelios fuera el Natanael que aparece en este evangelio.

Otro hecho a considerar, en este mismo sentido, es que en ambas listas Bartolomé y Felipe se nombran uno pegado al otro, algo que pudiera hablarnos de una relación cercana entre ambos. Este hecho toma más relevancia al considerar que los primeros dos discípulos, Andrés y Juan, cada uno fue a buscar a su propio hermano, pero sin embargo Felipe buscó a Natanael, por lo que se intuye que, tal vez, ambos hombres pudieran ser familiares o muy buenos amigos; si la hipótesis es válida, ese sería el motivo por el cual en las listas se los nombra juntos.

Natanael le dijo: ¿Cómo es que me conoces?

Juan 1:48 nos muestra la notorio contraste entre la incertidumbre de Natanael y la omnisciencia de Jesús.

Por nuestra parte, ya habíamos hablado sobre los atributos divinos de Jesús, quien obviamente los tenía por poseer una dualidad de naturalezas, la divina y la humana, las cuales convivían en Él.

Es probable que este sea el motivo por el cual Jesús sabía qué hacía Natanael, aún cuando no había estado con él. (Se intentará explicar un poco mejor este tema unos párrafos más adelante).

Desde hace dos estudios, los dos anteriores, hemos estado tocando el tema de la omnisciencia de Jesús. En este caso volvemos a ver los rasgos característicos de la misma en este versículo.

Entre otras razones, esto es porque el apóstol Juan se ha propuesto mostrar/exponer/evidenciar la deidad de Jesús en este evangelio, y por lo tanto veremos muchos más atributos divinos a lo largo del mismo. Los iremos estudiando a medida que aparezcan.

Juan 1.47-51 – El cielo abierto, los ángeles y el Hijo del Hombre

La omnisciencia de Jesús: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi»

Podemos ver en muchos comentarios bíblicos, que el hecho de estar debajo la higuera (σῦκον, sykon) es una posible indicación de que Natanael estuviera meditando u orando. Las higueras eran árboles que proveían una sombra muy preciada en aquellos lugares, por lo tanto, era costumbre que las personas de ese tiempo encontrasen en ellas un reparo del sol y un buen lugar para descansar y meditar.

A ciencia cierta, nosotros no sabemos qué haya estado haciendo Natanael, pero lo que sí sabemos es que el Señor sí lo sabía. Por otro lado, algunos intentan explicar cómo fue que Jesús vio a aquel hombre. Dicen que Jesús tal vez hubiera podido pasar por el lugar por donde aquel estaba, pero en verdad nosotros no sabemos eso, y si lo afirmáramos solo sería por apoyarnos en suposiciones que no podríamos probar.

En vez de eso, ¿por qué en todo caso no pensar que, en su omnisciencia, Jesús pudo ver qué hacía el mencionado hombre? Y, en todo caso, ¿qué nos lleva a intentar explicar cada detalle de las Escrituras? Siempre será mejor un no sé sincero, que una larga explicación de algo que no conocemos. ¿Estás de acuerdo?

Por tanto, solo nos quedaremos con lo que sí se dice y no perderemos la cordura intentando explicar lo que es imposible de alcanzar con nuestro humilde conocimiento. Nos gustaría en este punto recomendarte una muy buena regla de hermenéutica:

Regla hermenéutica

Investigar hasta donde sea posible, pero al llegar a algún punto oscuro en el que no tengamos más versículos u elementos que nos aclaren el punto de estudio, no perder tanto tiempo. Más vale abocarse a lo que sí es claro, e intentar poner las enseñanzas por obra, que invertir nuestro preciado tiempo en una investigación infructuosa que no nos lleve a ningún buen puerto. Y menos cuando lo que nos ocupa es solamente un detalle secundario.

Esto último, obviamente no implica que debemos dejar de buscar, si es que tenemos herramientas disponibles o personas que nos ayuden en la interpretación, pero sí es cierto que en algún punto debemos encontrar los límites a nuestra investigación. Obsesionarse nunca será bueno para nosotros (en ningún caso de la vida). ¿Concuerdas con nosotros en esto?

Un texto que debería marcar nuestros corazones a la hora de investigar en la palabra de Dios es el siguiente

Las cosas secretas pertenecen al Señor nuestro Dios, mas las cosas reveladas nos pertenecen a nosotros y a nuestros hijos para siempre, a fin de que guardemos todas las palabras de esta ley.

Deuteronomio 29.29 – LBLA

Reconocemos entonces, que en nuestro texto hay detalles que no se conocen, pero lo importante no es lograr entender cada uno de ellos, sino comprender el espíritu de lo que está sucediendo y encontrar el mensaje que el texto intenta transmitir. En este caso todo se reduce a que Jesús lo vio, no sabemos cómo, pero sí que lo vio.

En todo esto que estamos hablando hay algo que debe quedarnos en claro, en especial a los maestros de la Biblia y a los pastores: No somos menos por no conocerlo todo. El Señor por cierto nos revelará lo que en verdad nos sea necesario. Por lo tanto, descansemos en esta verdad y no busquemos dar la imagen de super conocedores o de grandes eminencias, no hace falta. Nunca hace falta.

Ahora, si realmente estuviéramos necesitando mostrar dicha imagen, entonces muy posiblemente deberíamos inspeccionar qué sucede con nuestro corazón, y dónde quedó la humildad a la cual el Señor nos llama (Véanse Proverbios 11.2; Romanos 12.11; Filipenses 2.3; Efesios 4.2; etc). Qué Él nos haga sabios para entender lo que en verdad importa.

Juan 1.47-51 – El cielo abierto, los ángeles y el Hijo del Hombre
Juan 1.47-51 – El cielo abierto, los ángeles y el Hijo del Hombre

La relación entre los creyentes y un Dios omnisciente – Reflexión

En este texto hemos visto nuevamente un atributo divino en Cristo Jesús. Él podía ver a las personas aunque no estuvieran a su lado. Podía conocerlas aunque ellas no lo conociesen a Él. Esto nos hace notar que nada se escapa del conocimiento divino. Un texto que veremos más adelante, y que realza esta verdad, es el siguiente:

24 Pero Jesús, por su parte, no se confiaba a ellos, porque conocía a todos, 25 y no tenía necesidad de que nadie le diera testimonio del hombre, pues Él sabía lo que había en el hombre.

Juan 2.24-25 – LBLA

Es obvio que este último texto nos habla de otras personas que nada tenían que ver con Natanael. Pero lo que nos muestran es que Dios nos ve, ya sea que estemos a su lado o no; Él siempre nos ve, y por lo tanto sabe todo de nosotros.

Sabe cuando tenemos fe y cuando la perdemos, cuando estamos firmes y cuando flaqueamos, cuando le somos sinceros y cuando queremos convencerlo de algo que no es. Por tanto, acerquémonos a Él con un corazón sincero, tal cual como somos. Él nos ama y nos amará igual, ¿qué le podríamos ocultar de nuestras vidas? Obviamente nada. Por ende, debes saber que:

Dios te conoce y ama como eres. Es obvio que quiere que crezcas y que madures; pero aún así te acepta, te ama y te da nuevas oportunidades a pesar de todo. Por tanto, no te guardes nada con Él (no intentes ocultarle nada), charla sobre todos los temas, dile lo que te cuesta y lo que anhelas. Búscalo en cada momento y ten por cierto que nada será mejor para tu vida que seguir sus consejos y vivir en su presencia.

Tu propia decisión

Puedes vivir de este modo en cuanto tú lo decidas, y no depende de nada ni de nadie más, solo es tu decisión. ¿Sabes lo que es bueno para tu vida? ¡Jesús lo es! Y también, la vida que te ofrece. Entrégate completamente a Él y vive una vida diferente. ¿Lo conoces ya? Escríbenos si es que no, e intentaremos guiarte.

Natanael le respondió

Aquí en Juan 1:49 vemos el momento en que todas las dudas de Natanael se disiparon, su fe fue tan grande que no solo lo reconoció como su maestro sino como el Hijo de Dios y también como el Rey de Israel. Veamos brevemente estos títulos que aquel hombre le reconoció a Jesucristo.

Rabí

Quiere decir maestro. Ya Andrés y Juan lo habían llamado del mismo modo en Juan 1.38, y otros muchos lo llamarán de esta manera en adelante. Ya veremos más sobre este término en futuros estudios.

Juan 1.47-51 – El cielo abierto, los ángeles y el Hijo del Hombre

El Hijo de Dios

Ya hemos visto este término en un estudio anterior, en dónde a Jesús se lo llamaba de ésta manera, el mismo se encuentra en: Juan 1.34 – Éste es el Hijo de Dios. Te invitamos a leer dicho estudio. (Colocamos el link y te enviamos a otro lugar solamente por que nos hemos propuesto el objetivo de no repetir conceptos, y porque esto nos ayuda a presentar lecturas más cortas).

De igual manera, aquí ponemos en tu conocimiento lo básico, para que puedas entender aún sin navegar de un lado al otro. Este término o título se refiere a una condición y posición especial de Jesús respecto del Padre (una a la que ninguno de nosotros puede aspirar llegar); también se refiere al cumplimiento de las profecías y consiguiente ministerio a desarrollar según las mismas; y, a su posición frente al resto de la humanidad, no es un hijo de Dios sino «el Hijo de Dios».

Tú eres el Rey de Israel

Al igual que el título anterior, este título se corresponde, o tiene relación, con el del Mesías anunciado. Hemos visto este tema en el estudio sobre Juan 1.40-42, donde los los primeros cuatro apóstoles (Andrés, Juan, Simón y Santiago) conocieron a Jesús. Un estudio complementario para entender más sobre la obra de Jesús, pudiera ser el que trata sobre el ministerio del cordero de Dios.

Y por si quisieras leer un poco más, aquí hay otro enlace a un estudio basado en el evangelio de Mateo, que te ayudará a ver las profecías cumplidas por Jesús: “Jesucristo cumplió todas las profecías del Antiguo Testamento”.

Este Rey de Israel, tan esperado por el pueblo según las profecías, sería un hijo de David, y traería una gran bendición a su nación. En Isaías podemos leer:

6 Porque un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado,y la soberanía reposará sobre sus hombros; y se llamará su nombre Admirable Consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz. 7 El aumento de su soberanía y de la paz no tendrán fin sobre el trono de David y sobre su reino, para afianzarlo y sostenerlo con el derecho y la justicia desde entonces y para siempre. El celo del Señor de los ejércitos hará esto.

Isaías 9.6-7 – LBLA

Éste era entonces el Rey esperado. Lo que vemos en nuestro texto es que Natanael lo reconoce como dicho Rey, algo que podemos ver también en otros muchos textos, y que Juan vuelve a mencionar en 12.13. En este último texto ya no es solo Natanael, sino una gran multitud, la que lo reconoce como tal. Ya hablaremos más sobre éste tema en otros estudios.

Teológicamente podemos decir que:

La confesión de Natanael utiliza dos títulos mesiánicos con gran peso teológico. “Hijo de Dios” expresa su reconocimiento espiritual del origen divino de Jesús, mientras que “Rey de Israel” tiene una connotación mesiánica y nacional.

En el griego original, la estructura del versículo presenta ambos títulos en paralelo, reforzando la idea de que el Rey prometido de Israel es también el Hijo divino. Esta doble afirmación anticipa el testimonio de todo el Evangelio de Juan (cf. Juan 20:31).

Respondió Jesús y le dijo: ¿Porque te dije que te vi debajo de la higuera, crees? Cosas mayores que éstas verás.

En Juan 1:50 vemos la respuesta de Jesús a la gran aseveración de Natanael, pero más que eso, le promete ver más que una muestra de Su omnisciencia.

El verbo “verás” (ὄψῃ, opsē, del verbo horaō) es importante en la teología de Juan. No se limita a la vista física, sino que implica percibir y comprender espiritualmente. Jesús anuncia que Natanael —y por extensión, todos los discípulos— experimentarán una revelación progresiva de su gloria (cf. Juan 11:40). Ver es creer, pero también creer es ver más profundamente.

A partir de ese momento verían, él y todos sus discípulos, cosas mucho mayores que nunca habrían podido imaginar. Desde la conversión de agua en vino (Juan 2.1-12), pasando por muchos milagros, hasta llegar a la resurrección y a la ascensión de Jesús en Hechos 1.6-11.

Y le dijo: En verdad, en verdad les digo que

Aquí por primera vez nos encontramos con esta fórmula. Jesús normalmente la utilizaba para afirmar que lo que venía luego de la misma era una gran verdad que no tenía chance de ser desmentida. La doble afirmación tenía el significado de: «te aseguro que», o «yo afirmo que lo siguiente es absolutamente cierto»; o también pudiera querer decir: «cree que esto que te digo, lo cual es absolutamente cierto».

Juan 1.47-51 – El cielo abierto, los ángeles y el Hijo del Hombre

El contraste entre Jacob y Natanael

¿Por qué decimos que Jesús hace este contraste? Te invitamos a observar lo siguiente:

Jacob fue el padre de Israel (la nación); lo fue aún a pesar de tomar la bendición de la progenitura por engaño y de hacer su fortuna a partir del mismo método (aunque también vemos que contó con la bendición de Dios). Sin embargo, y a pesar de todo, Dios continuó con Su plan en él, para lo cual le cambió el nombre y le dio un propósito para su vida.

En contraste con él, a través de sus discípulos, Jesús establecería la iglesia y lo haría a través de hombres íntegros como Natanael. (Notar que la promesa que sigue está en plural, es decir que no solo es para Natanael: «Veréis»).

Ahora, para entender la idea en el juego de palabras, recordar que en el versículo 47 Jesús habló de un hombre «en el cual no había engaño», Natanael, en contraste con el nombre Jacob – engañador. A esto se le suma la afirmación de Jesús sobre el cielo abierto, de donde verán a los ángeles subiendo y bajando, que es lo mismo que vio Jacob cuando escapaba de su hermano (ver Génesis 28.10-22).

Aquí hay entonces dos personas radicalmente opuestas, las cuales tuvieron la oportunidad, y el privilegio, de presenciar una escalera hacia el cielo. Que es lo que le promete Jesús a Natanael a continuación, en este mismo versículo:

Verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios subiendo y bajando sobre el Hijo del Hombre.

Antes que nada debemos decir que, aunque no podemos tomar la promesa en forma literal, sí es cierto que los seguidores de Jesús vieron ángeles; por ejemplo, en la piedra removida (Mateo 28.2-5; Lucas 24.5-7), o en el evento en que el Señor ascendió al cielo (Hechos 1.10-11).

Pero muy probablemente Jesús no hablaba tanto del hecho concreto de ver ángeles en este lugar, sino que más importante que eso, sobre la oportunidad que se abriría delante de sus ojos, la apertura del Reino de los Cielos para que los hombres pudieran ingresar en él.

Veamos por un segundo el texto del Antiguo Testamento, en el que leemos que Jacob:

12 Y tuvo un sueño, y he aquí, había una escalera apoyada en la tierra cuyo extremo superior alcanzaba hasta el cielo; y he aquí, los ángeles de Dios subían y bajaban por ella. 13 Y he aquí, el Señor estaba sobre ella (…)

Génesis 28.12-13a – LBLA

Ahora intentemos comprender un poco mejor de qué habla Jesús:

Contraste entre la visión de Jacob y lo que anunciaba Jesús

En aquella visión, había una escalera y el Señor estaba parado sobre ella. Pero en nuestro texto de Juan vemos que los ángeles suben y descienden sobre el Hijo del Hombre. Lo que pudiéramos interpretar en este texto es que Jesús utilizó esta ilustración para referirse a la apertura de los cielos a través de sí mismo.

En éste caso Él era la escalera, la cual no solo permitiría ascender y descender a los ángeles, sino que nos daría la entrada al reino de los cielos. Éste sería el ministerio de Jesús, al cual también estaba llamando a estos hombres. Entonces, la puerta abierta de los cielos es lo que se comenzó a anunciar desde Juan el bautista y se sigue anunciando hasta el día de hoy.

Ellos verían el cielo abierto porque Jesús abriría sus puertas para que miles sean guiados hasta la misma presencia del Padre celestial. Ese era entonces el comienzo del Reino de los Cielos en la tierra, y Natanael sería parte de esta gran tarea que se vendría por delante, juntamente con los demás discípulos.

Viendo el contexto general del capítulo, esto es lo que Juan el bautista había estado preparando, y ahora, con el comienzo del ministerio de Jesús y el reclutamiento de los discípulos, el gran momento había llegado. Jesús ya había comenzado su ministerio y los estaba reclutando para trabajar juntos en la tarea.

Esto mismo es lo que también hizo con nosotros, solo que hay quienes, lamentablemente, hacen oído sordo. Reciben las bendiciones pero rechazan las responsabilidades. Entendamos claramente que la gran comisión es para todos, que los dones que Dios te dio son para que los utilices, y que el reino de los cielos todavía debe seguir creciendo. ¡Tú fuiste llamado a trabajar en esa tarea!

Yendo a un análisis más teológico- gramatical: El verbo “verán” (ὄψεσθε, opsesthe) está en futuro y plural, indicando que no solo Natanael, sino todos los que siguen a Jesús, serán testigos de esta revelación.

Además, el título “Hijo del Hombre” (ὁ υἱὸς τοῦ ἀνθρώπου, ho huios tou anthrōpou) proviene de Daniel 7:13-14 y combina humildad y majestad: Jesús se presenta como el representante de la humanidad y el portador de la autoridad divina. El uso de este título marca el inicio de la autorrevelación mesiánica de Jesús en el Evangelio de Juan.

El significado bíblico del cielo abierto – Análisis teológico devocional

A lo largo de toda la Escritura, la imagen del cielo abierto representa un momento en que Dios permite al ser humano vislumbrar su gloria y su propósito. No se trata solo de una manifestación visual, sino de una revelación espiritual:

El cielo abierto indica que la comunión entre Dios y el hombre ha sido restablecida. En el Antiguo Testamento, el profeta Ezequiel relató que “los cielos se abrieron” y vio visiones de Dios (Ezequiel 1:1). Aquel evento marcó el comienzo de su llamado profético y simbolizó la intervención divina en medio del exilio.

Más adelante, en el bautismo de Jesús, el evangelio de Marcos también describe que “vio que los cielos se abrían” (Marcos 1:10). Ese momento confirmó públicamente que Cristo era el Hijo de Dios, y mostró que en Él el cielo y la tierra se volvían a unir.

En Apocalipsis 19:11, Juan vuelve a ver “el cielo abierto”, pero esta vez revela al Cristo glorioso que viene como Rey y Juez. En todos estos pasajes, el cielo abierto indica que Dios actúa, se revela y establece su autoridad sobre la historia humana.

Cuando Jesús dice a Natanael: “Verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios subiendo y bajando sobre el Hijo del Hombre” (Juan 1:51), está proclamando algo aún mayor: Él mismo es el punto de conexión entre el cielo y la tierra.

Así como la escalera que Jacob vio en su sueño unía ambos mundos (Génesis 28:12), ahora Cristo se presenta como el único mediador por el cual los hombres pueden acceder a Dios. Ya no se trata de un momento aislado de revelación, sino de una realidad permanente en la vida del creyente: a través de Jesús, el cielo está abierto de manera continua.

Vivir bajo un cielo abierto significa vivir en una relación directa con Dios, donde su presencia, su guía y su gracia fluyen sin barreras. El creyente no espera que el cielo se abra algún día en el futuro: en Cristo, el cielo ya está abierto.

Esta promesa de Jesús a Natanael anticipa la comunión continua que todo discípulo experimenta por medio del Espíritu Santo, quien nos revela al Hijo y nos hace partícipes de la vida celestial desde ahora.

Reflexión sobre el cielo abierto y nuestra responsabilidad como creyentes

Las puertas abiertas y la invitación extendida. Esta es la situación al día de hoy. Muchos tenemos la responsabilidad de predicar el evangelio, y millones tienen la oportunidad de escucharlo (aunque lamentablemente no todos, ya que aún hay cientos de lenguas que ni siquiera tienen la Biblia traducida a su idioma; y por otro lado, muchos otros todavía no han tenido oportunidad de escuchar el mensaje).

Al pensar en esto último, y al conocer el progreso de otras muchas religiones orientales, muchos de nosotros sentimos que nuestro esfuerzo ha quedado pequeño, y un gusto amargo entra en nuestra boca. Es entonces cuando las palabras de Pablo aparecen y nos llaman a la reflexión: ¿Cómo oirán si no hay quien les predique? (Romanos 10.14).

Desde aquel momento en que Jesús expresó esas palabras a aquel pequeño grupo, las puertas de los cielos se han abierto; pero lamentablemente, como sucediera anteriormente con el pueblo judío, gran parte del pueblo de Dios vuelve a mirarse el ombligo…

Hoy es tiempo de darse cuenta, de cambiar nuestra mirada (Juan 4.35); de invertir en lo que no es perecedero; de almacenar el tesoro que sí tiene valor (Mateo 6.19-21), el que se guarda en los cielos y que es de origen espiritual (1 Timoteo 6.19). Dios es quien nos llama a darnos cuenta. No nos rehusemos a obedecer su llamado.

Oración:

¿Qué hago yo Señor para cumplir con lo que esperas de mí? Guíame, condúceme, dame el valor y abre las puertas para cumplir con tu llamado. A ti sea la Gloria y toda mi vida. Amén.


Textos bíblicos relacionados con con el mensaje de Juan 1:47-51

El pasaje de Juan 1:47-51 trata varios temas claves: el reconocimiento de ­Jesús como Mesías y Hijo de Dios, la omnisciencia de Cristo, la imagen del “cielo abierto” y los ángeles que suben y bajan sobre el Hijo del Hombre, así como la convocatoria al discipulado creyente.

A continuación se presentan otros textos de la Biblia que nos ayudan a ampliar nuestro conocimiento sobre estos temas.

  • Isaías 9:6-7 — “Porque un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado…” (conexión con “Rey de Israel”).
  • Juan 2:24-25 — “Pues Jesús, por su parte, no se confiaba a ellos, porque conocía a todos…” (omnisciencia de Jesús).
  • Génesis 28:12-13 — “Y he aquí, había una escalera apoyada en la tierra…” (visón de los ángeles subiendo y bajando).
  • Hechos de los Apóstoles 1:10-11 — “Y les dijeron: Varones galileos, ¿por qué están mirando al cielo?…” (Jesús ascendiendo al cielo abierto).
  • Apocalipsis 4:1 — “Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo…” (imagen del cielo abierto).
  • Juan 14:6 — “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí” (Jesús como mediador del cielo abierto).
  • Daniel 7:13-14 — “Miraba yo en mis visiones de la noche, y he aquí, con las nubes del cielo venía uno…” (uso del título “Hijo del Hombre” y exaltación del Mesías).

Conclusión teológica y pastoral sobre Juan 1:47-51

En este diálogo entre Jesús y Natanael se revela mucho más que una simple conversación; se abre una puerta hacia la comprensión de quién es Cristo y qué implica seguirle.

Jesús, que conoce lo más íntimo del corazón de Natanael (“cuando estabas debajo de la higuera, te vi”), se presenta como aquel al que se debe reconocer como Hijo de Dios y Rey de Israel.

Al mismo tiempo, anuncia que los discípulos no sólo verán señales particulares, sino “cosas mayores”: el cielo abierto y los ángeles que suben y bajan sobre el Hijo del Hombre.

Teológicamente, este pasaje apunta a que Jesús es el mediador que abre la comunicación entre la tierra y el cielo, echo que remite a la visión de Jacob en Génesis 28: la escalera que une los dos ámbitos.

Cristológicamente, el título “Hijo del Hombre” indica tanto la humanidad de Jesús como su exaltación y autoridad en el cielo abierto.

Pastoralmente, el llamado es claro: si crees en Él, si le reconoces como Rey y Hijo de Dios, participas de esa realidad de cielo abierto. Ya no estás limitado a ver sólo la parte visible del Reino, sino que eres invitado a ver las realidades invisibles y a vivir en la mediación de Cristo.

Para la iglesia hoy esto significa cultivar una fe que trascienda lo que vemos, que crea en lo que Jesús ha abierto, que responda al llamado con integridad (“en quien no hay engaño”) y que se prepare para lo que Él ha dispuesto: servir, vivir y anunciar el Reino.

En definitiva: la gracia de Dios, manifestada en Jesús, no sólo revela sino que eleva. No sólo llama al discípulo a creer, sino a contemplar. No sólo presenta al Rey, sino abre el cielo.

Que cada lector y servidor de Cristo sea consciente de esta amplitud y profundidad, y que viva con la esperanza y la responsabilidad que este pasaje suscita.


Análisis de las palabras claves y su significado

Palabra (griego/hebreo)Transliteración# StrongSignificado
ἀληθῶςalēthōsG227/228“verdaderamente”, enfatiza la certeza del dicho de Jesús (“En verdad, en verdad os digo”).
ὁ ὑἱὸς τοῦ ἀνθρώπουho huiós tou anthrōpouG5207 (como frase-título)“Hijo del Hombre”: título mesiánico que subraya la humanidad de Jesús y su misión escatológica-exaltada.
ὑπόστασιςhypóstasisG5297“sustento, fundamento”: indica la realidad subyacente de lo que se promete, aquí el cielo abierto como base firme de la fe.
ἀναβαῖνι καὶ καταβαῖνιanabaíni kai katabaíniG305 (anabaíno) / G2592 (katabaíno)“subir y bajar”: imagen de los ángeles que suben y bajan, evocando la escalera de Jacob, implicando movimiento entre cielo y tierra.
ΣκηνὴskēnēG4636“tabernáculo, tienda de campaña”: aunque no aparece directamente en este pasaje, alude al hecho de que Cristo “habita” entre nosotros (Juan 1:14) y abre el cielo.

Breve explicación contextual:

  • alēthōs (ἀληθῶς): Jesús usa esta fórmula para declarar con énfasis absoluto lo que sigue, asegurando que su promesa del cielo abierto es segura.
  • ho huiós tou anthrōpou (ὁ ὑἱὸς τοῦ ἀνθρώπου): empleada por Jesús como título que vincula su humanidad con su gloria escatológica (ver Daniel 7:13).
  • hypóstasis (ὑπόστασις): ayuda a pensar en la “realidad” que sostiene la promesa del cielo – no solo una visión simbólica, sino algo firme.
  • anabaíni kai katabaíni (ἀναβαίνι καὶ καταβαίνι): evoca movimiento dinámico de los ángeles y comunica la conexión activa entre cielo y tierra mediante Cristo.
  • skēnē (Σκηνὴ): aunque no aparece textual en esta sección, el trasfondo del Logos que “habitó entre nosotros” preside el escenario de que el cielo se abre en Cristo.

Ayudas para maestros y pastores

Cómo explicar el texto

  • Comienza situando el pasaje: lugar (Galilea, encuentro con Natanael), contexto (llamado de los primeros discípulos).
  • Explica los términos claves (“israelita en quien no hay engaño”, “higuera”, “Hijo del Hombre”, “cielo abierto”, “ángeles subiendo y bajando”) desde un trasfondo judío/evangélico.
  • Haz notar la progresión del reconocimiento de Natanael: de duda (“¿De dónde me conoces?”) a confesión (“Tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel”).
  • Muestra cómo la promesa de Jesús no es solo para Natanael, sino para “ellos” (los discípulos), y por extensión para la iglesia.
  • Incluye aplicación: ¿qué significa hoy “ver el cielo abierto” para la iglesia? ¿Cuál es nuestra respuesta al llamado a la integridad (“en quien no hay engaño”)?
  • Invita a preguntas de reflexión personales y comunitarias (ver sección de FAQ).
  • Proporciona actividades: análisis individual del versículo 51, debate sobre la imagen de la escalera de Jacob, dramatización del llamado de Natanael.

Esquema para predicar o enseñar

Título sugerido: “El cielo abierto y el llamado del discípulo”

  1. Introducción: contexto del pasaje.
  2. Versículo 47: Reconocimiento de Jesús y la integridad del discípulo.
  3. Versículo 48: La omnisciencia de Jesús y el llamado personal.
  4. Versículo 49: Confesión mesiánica de Natanael.
  5. Versículo 50: Promesa de lo “mayor”.
  6. Versículo 51: Imagen del cielo abierto, los ángeles y el Hijo del Hombre.
  7. Aplicación práctica:
    • ¿Cómo respondo al llamado de Jesús hoy?
    • ¿Vivo con la expectativa de “ver cosas mayores”?
    • ¿Qué significa para mí / para la iglesia “ver el cielo abierto”?
  8. Conclusión: llamado a la fe activa, a la integridad y al testimonio en el nombre de Cristo.

Qué tener en cuenta

  • Recuerda que no todos los detalles están completamente explicados (por ejemplo, qué hacía Natanael “debajo de la higuera”).
  • Mantén el enfoque en Cristo: aunque se habla de Natanael, los ángeles y la higuera, el centro es Jesús como mediador y Rey.
  • Fomenta que quienes escuchan/leen participen, no sólo reciban; formula preguntas abiertas y promueve reflexión.
  • Ajusta el tono al público: aunque puedes profundizar teológicamente, cuida que el lenguaje sea claro y accesible.

Preguntas frecuentes (FAQ)

¿Por qué Jesús llama a Natanael “verdadero israelita en quien no hay engaño”?
La frase destaca la integridad de Natanael en contraste con la figura de Jacob (que significa “suplantador/engañoso”), subrayando que Jesús reconoce su sinceridad y fe abierta (ver también Génesis 28).

¿Qué significa que Jesús “vio” a Natanael debajo de la higuera antes de que Felipe lo llamara?
Esto apunta a la omnisciencia de Cristo: conoce al creyente antes incluso de que éste le siga. También puede implicar un momento de reflexión/ oración de Natanael debajo de la higuera, aunque el texto no lo detalla más allá de “te vi”.

¿Qué implica el título “Hijo del Hombre” en este contexto?
El título “Hijo del Hombre” (heb./arameo ben Adam) tiene raíces en Daniel 7:13-14 y apunta a la humanidad de Jesús, a su función escatológica, y al acceso que Él da al cielo abierto presenciando el tránsito de los ángeles “sobre” Él.

¿Se debe interpretar literalmente la promesa “ver el cielo abierto y a los ángeles de Dios subiendo y bajando sobre el Hijo del Hombre”?
Puede interpretarse en un sentido simbólico-teológico: Jesús abre el cielo para que los discípulos –y la iglesia– tengan acceso al Reino de Dios. También existe una dimensión literal (los ángeles sí sirven a Cristo; ver Mateo 28:2-5, Hechos 1:10-11), pero el foco está en la obra de mediación de Jesús.

¿Cómo aplica este pasaje para la iglesia hoy?
La iglesia está llamada a reconocer a Jesús como Hijo de Dios, a vivir con integridad (como Natanael), a seguirle con esperanza (“cosas mayores verás”), y a estar consciente de que el cielo está abierto: que somos participantes de la obra de Cristo y del Reino de Dios aquí y ahora.

¿Qué relación tiene este pasaje con el llamado al discipulado?
El pasaje muestra cómo Jesús llama a un hombre aparentemente ordinario (Natanael) pero puro de corazón, lo reconoce, y le invita a seguirle y ver cosas mayores. Esto modela el llamado que hace Jesús a cada creyente: no por obras, sino por fe, reconociendo su autoridad y permitiendo ver el cielo abierto.


Para finalizar este estudio

Aquí damos por terminado este estudio, pero no sin antes saludarte en el amor del Señor. Esperamos que el mismo haya sido de utilidad para ti. Si gustas puedes escribirnos para contarnos qué te ha parecido, o si necesitas que expliquemos más sobre algún tema, intentaremos hacerlo hasta donde nos sea posible.

Que Dios te bendiga mucho, te llene de sabiduría, te acompañe y guíe en cada paso de tu vida.

Links a más estudios para profundizar

Te dejamos además algunos otros links que pudieran servirte:

Nota

Las citas bíblicas fueron tomadas de la versión NBLA (Nueva Biblia de las Américas (NBLA) © 2005 by The Lockman Foundation), pero para la lectura, tú bien puedes utilizar la que gustes.

Juan 1.47-51 – El cielo abierto, los ángeles y el Hijo del Hombre

16 respuestas a «Juan 1.47-51 – El cielo abierto, los ángeles y el Hijo del Hombre»

Muchas gracias..muy claro, sencillo vocabulario , y al punto,
Fui bendecida con esta gran enseñanza de Jesús. BENDICIONES

Paz de Cristo
Gracias por esta enseñanza Hermano, la revelación de que Jesús es la escalera yo lo entendí aquella vez que lei Génesis 28:12 y recordé S. Juan 1:51 creo que Dios me dio revelación de esto pero lo que dice del contraste entre Natanael y Jacob no lo habia notado y es una revelación de como Dios cambia nuestra vida cuando vivimos lejos de él pero nos da un nuevo nombre y cambia nuestra vida para su Gloria.
Gracias Hermano que Dios lo siga usando y bendiciendo su vida, familia, ministerio y que su relación con Dios sea mas fuerte cada día en el Nombre de Jesus, también me quedo con la reflexión que nos compartio de que todas las cosas ocultas pertenecen a Dios y a nosotros solo las reveladas ya que solo Dios sabe todas las cosas eso platicaba con mi mamá y entendimos que solo Dios es soberano y lo sabe todo nosotros como humanos no lo podemos saber todo ya que como Dios cuando habló con Job que donde estaba el cuando dice: ¿Quién da comida a los cuervos cuando sus crías claman a Dios y andan errantes con hambre?.
Es muy claro nuestro Señor Jesucristo el es fiel y verdadero no hay engaño en su boca ya que el es el camino, la verdad y la vida.

esto no me aclara que quiere decir ascender y descender sobre el hijo del hombre. Infiriendo, ¿podríamos pensar que el padre le comunicaba a los hombres…?

Hola Leopoldo, entendemos que esto es una imagen. Jesús hablaba de sí mismo como si fuera aquella escalera por la que subían y descendían los mensajeros (ángeles) de Dios, en la visión de Jacob en el Antiguo Testamento; al mismo tiempo que hacía un contraste entre un auténtico – «verdadero» Israelita (Natanael) con un «engañador» (Jacob).

Entendemos todo esto es una figura, y no como algo que deba ser tomado en forma literal.

De igual manera, y más allá de lo dicho, vemos ángeles manifestándose a las mujeres en la resurrección, y también en la ascensión. Y además de esto, aunque no fueron todos, algunos de ellos vieron la trasfiguración de Jesús y la presencia de dos importantísimos hombres de Dios del AT. Todas estas, manifestaciones sobrenaturales en torno al ministerio de nuestro Señor.

Además, intentando responder a su pregunta, Dios habló a la humanidad a través de Jesucristo, independientemente de que en otros momentos se haya servido de los ángeles para enviar Su mensaje. Jesucristo es la palabra de Dios hecha hombre. Si gusta, puede leer también Hebreos 1.1-4.

Muchas gracias por comunicarse con nosotros. Dios lo bendiga mucho y lo ayude a comprender Su palabra. Si puede, siga orando por este ministerio, muchas gracias.

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