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Versículo Clave: Efesios 2.17-18
17 Y vino y anunció paz a ustedes que estaban lejos, y paz a los que estaban cerca. 18 Porque por medio de Cristo los unos y los otros tenemos nuestra entrada al Padre en un mismo Espíritu.
Contexto Bíblico: Efesios 2.11-22
11 Por tanto, recuerden que en otro tiempo, ustedes los gentiles en la carne, que son llamados «Incircuncisión» por la tal llamada «Circuncisión», hecha en la carne por manos humanas, 12 recuerden que en ese tiempo ustedes estaban separados de Cristo, excluidos de la ciudadanía de Israel, extraños a los pactos de la promesa, sin tener esperanza y sin Dios en el mundo. 13 Pero ahora en Cristo Jesús, ustedes, que en otro tiempo estaban lejos, han sido acercados por la sangre de Cristo.
14 Porque Él mismo es nuestra paz, y de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, 15 poniendo fin a la enemistad en Su carne, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en Él mismo de los dos un nuevo hombre, estableciendo así la paz, 16 y para reconciliar con Dios a los dos en un cuerpo por medio de la cruz, habiendo dado muerte en ella a la enemistad.
17 Y vino y anunció paz a ustedes que estaban lejos, y paz a los que estaban cerca. 18 Porque por medio de Cristo los unos y los otros tenemos nuestra entrada al Padre en un mismo Espíritu.
19 Así pues, ustedes ya no son extraños ni extranjeros, sino que son conciudadanos de los santos y son de la familia de Dios. 20 Están edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular, 21 en quien todo el edificio, bien ajustado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor. 22 En Cristo también ustedes son juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.
Estudio Bíblico Devocional – Reflexión – Explicación: “Efesios 2:17-18: Entrada al Padre por Cristo”
¿Te has preguntado qué es el Evangelio?
La respuesta fácil, la que todos oímos frecuentemente es: “buenas nuevas”. Y, obviamente es correcta.
Pero, ¿cuáles son esas buenas nuevas (o buenas noticias)?
Al nacer Jesús, un ángel se presentó delante de unos pastores y les dijo:
10 (…) les traigo buenas nuevas de gran gozo (…); 11 porque les ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor.
13 De repente apareció con el ángel una multitud de los ejércitos celestiales, alabando a Dios y diciendo:
14 «Gloria a Dios en las alturas, Y en la tierra paz entre los hombres (…)».
(El texto completo se encuentra en Lucas 2.8-15)
La buena nueva era el nacimiento del Señor Jesús, quien traería paz a los hombres.
Esta paz aplicaría a la relación de los hombres entre sí, pero también, a la relación entre los hombres y Dios.
En nuestro texto de Efesios, Pablo dice que, quienes estaban más cerca de Dios eran los judíos, en tanto que los gentiles estaban lejos. Esto era porque los últimos no le conocían, y porque no habían oído sobre Él.
Ahora, más allá de esta diferencia inicial, ambos grupos necesitaban de igual forma de la gracia divina, y esto era algo que ambos tenían en común.
Y además de Su gracia, todos necesitaban de Su paz, la cual sólo se podía obtener por medio del pago de las deudas por el pecado, algo que sólo les llegaría por los méritos de Cristo.
Y una vez que hubieron recibido todo eso, entonces sí pudieron ser parte de un mismo cuerpo, y recibir la presencia del Espíritu Santo en sus vidas como un maravilloso regalo de Dios para ellos.
Por eso Pablo del dijo:
“Por medio de Cristo los unos y los otros tenemos nuestra entrada al Padre en un mismo Espíritu”.
Por todo lo que acabamos de leer llegamos a la conclusión de que no hay necesidad de competencia entre los distintos pueblos, ni tampoco de enemistades, ni de contiendas.
Todos tenemos la misma posibilidad de entrada, y de acceso al Padre.
¿Recuerdas el pasaje que nos habla sobre velo del Templo rasgado (Mateo 27.51)?
Ya no hay barreras, ni la necesidad de intermediarios. Gracias a la obra de Jesucristo, y mediante la comunión con el Espíritu Santo, todos tenemos entrada al Padre.
Esa es la buena nueva, y éste es el mensaje de Pablo en estos versículos, los cuales se aplicaban a aquellos hombres de la antigüedad, pero también, a cada uno de nosotros.
En los próximos, Pablo nos hablará de cosas maravillosas, las cuales son posibles porque primeramente éstas lo han sido.
Pero por lo pronto, sepamos que Tú y yo podemos gozar de la paz que Cristo nos ha permitido tener; paz entre nosotros, y paz con Dios.
Y no sólo eso, sino que también disfrutamos de un acceso ilimitado al Padre, a través del Espíritu Santo.
Ahora, que disfrutemos de la paz y de la comunión con el Señor cada día, no es una cuestión de Él, quien ya ha derribado barreras y construído puentes, sino que es una decisión nuestra.
¿Será que en verdad gustamos del regalo recibido? ¿Será que lo sabemos valorar en la medida correcta? Tal vez, este sea un ítem a revisar para cada uno de nosotros.
Tal vez, todavía hay mucho para descubrir de Dios, y quizás nos lo estemos perdiendo por tener nuestra mirada puesta en otras cosas que no son tan importantes (Colosenses 3.1).
Pero, por favor, notemos cuán grande multitud de bendiciones hemos recibido. Sepamos agradecer como corresponde, disfrutemos de ellas y valoremos todo lo que Él nos dio.
Cuando veíamos Efesios 1:3, y hablábamos de “toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo”, nos preguntábamos:
¿Y cuáles son todas esas bendiciones?
Versículo a versículo, desde allí y en adelante, hemos podido ver bendición tras bendición. Y, ¿sabes qué? ¡Aún no hemos terminado de verlas!
¡Cuán maravilloso es el plan de Dios para nosotros! ¡Cuánto amor nos ha tenido! ¡Cuántas cosas tiene para darnos!
Oración
Gracias bendito Padre, gracias por obsequiarnos la entrada al Padre por Cristo; pero también, gracias por todo lo que nos has regalado.
Gracias porque Jesucristo vino y anunció la paz a los que estábamos lejos de Dios.
¡Alabado sea tu nombre por los siglos de los siglos!
En agradecimiento, quiero entregarte toda mi vida y quiero vivir para servirte.
Me encantaría poder agradarte y darle gloria a tu nombre con cada acto, con cada pensamiento y con cada actitud que tenga cada día.
Tú eres y serás mi Señor por siempre. Toda la honra y todo el honor son y serán tuyos eternamente.
Te adoro y hago esta humilde oración, en el nombre de mi Señor Jesucristo, amén.

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Que son explicaciones y estudios exegéticos del texto de distintos libros de la Biblia, pero con una mirada más devocional que técnica.
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Notas
- Las citas bíblicas fueron tomadas con permiso de la Nueva Biblia de las Américas (NBLA) © 2005 by The Lockman Foundation.
- La imagen de portada corresponde a un trabajo de Gracia y Vida, utilizando una imagen de Pixabay.