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Versículo Clave: Efesios 2:11-13
11 Por tanto, recuerden que en otro tiempo, ustedes los gentiles en la carne, que son llamados «Incircuncisión» por la tal llamada «Circuncisión», hecha en la carne por manos humanas, 12 recuerden que en ese tiempo ustedes estaban separados de Cristo, excluidos de la ciudadanía de Israel, extraños a los pactos de la promesa, sin tener esperanza y sin Dios en el mundo. 13 Pero ahora en Cristo Jesús, ustedes, que en otro tiempo estaban lejos, han sido acercados por la sangre de Cristo.
Contexto Bíblico: Efesios 2.8-18
8 Porque por gracia ustedes han sido salvados por medio de la fe, y esto no procede de ustedes, sino que es don de Dios; 9 no por obras, para que nadie se gloríe.
10 Porque somos hechura Suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas.
11 Por tanto, recuerden que en otro tiempo, ustedes los gentiles en la carne, que son llamados «Incircuncisión» por la tal llamada «Circuncisión», hecha en la carne por manos humanas, 12 recuerden que en ese tiempo ustedes estaban separados de Cristo, excluidos de la ciudadanía de Israel, extraños a los pactos de la promesa, sin tener esperanza y sin Dios en el mundo. 13 Pero ahora en Cristo Jesús, ustedes, que en otro tiempo estaban lejos, han sido acercados por la sangre de Cristo.
14 Porque Él mismo es nuestra paz, y de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, 15 poniendo fin a la enemistad en Su carne, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en Él mismo de los dos un nuevo hombre, estableciendo así la paz, 16 y para reconciliar con Dios a los dos en un cuerpo por medio de la cruz, habiendo dado muerte en ella a la enemistad.
17 Y vino y anunció paz a ustedes que estaban lejos, y paz a los que estaban cerca. 18 Porque por medio de Cristo los unos y los otros tenemos nuestra entrada al Padre en un mismo Espíritu.
Estudio Bíblico Devocional – Reflexión – Explicación: “Sin esperanza y sin Dios – Efesios 2.11-13”
El apóstol ya ha hablado antes sobre la situación, tanto de los judíos, como de los gentiles (no judíos) en esta carta. Lo hizo en el capítulo uno.
Y desde aquel primer momento y hasta ahora, la conclusión siempre ha sido la misma: “Todos necesitan de la gracia de Dios para obtener la salvación”.
Ahora, observando los versículos actuales (Efesios 2.11-13), podemos ver la situación específica de todas las personas que no eran judías hasta la llegada de Cristo:
Aquellos habían estado “Alejados de la ciudadanía judía, sin esperanza y sin [verdadero] Dios en el mundo”.
Pablo les dice esto a los no judíos, aun sabiendo que, tiempo atrás, ellos habían tenido sus propios dioses, dado que habían sido politeístas; y que los habían adorado más por miedo, y por los favores que esperaban recibir, que por amor y por gratitud.
En sus mentes, ellos posiblemente siguieran creyendo que, para adorar a Dios, debían seguir haciendo algún tipo de sacrificio u obra.
Por eso es que Pablo debió enfatizar, una y otra vez, el significado y el alcance de la gracia de Dios en versículos anteriores, enseñando que no es necesario “ganar el favor de Dios” para recibir algo de Él.
Por eso también Pablo, en Efesios 2.12, les dice: “recuerden que en ese tiempo”, en un tiempo anterior a este, ellos habían estado separados de Cristo y tan alejados del verdadero Dios, que no sabían ni quién era, ni el amor que les tenía, ni cómo debían relacionarse con Él.
Pero ahora, todo era tan distinto…
El amor de Dios los había alcanzado por medio de la sangre de Jesús, derramada en la cruz. Y, junto con ese amor, también habían obtenido el acceso a los favores de Su gracia, a la herencia de parte de Dios, a tener un verdadero propósito en la vida y, como si ya no fuera mucho, también obtuvieron esperanza; una esperanza imperecedera y eterna.
Todo esto era algo que antes no habían experimentado, pero que ahora confortaba sus vidas, elevaba sus almas y fortalecía sus corazones.
El sacrificio de Jesús permitía esto, y ellos habían hallado el camino correcto a una nueva vida en Cristo.
¡Cuán gran bendición habían recibido!
Ahora, ¿sabes cuál es la mejor parte de este texto?
Las mejor parte es que no sólo es aplicable a aquellas personas de la antigüedad que habían recibido esta epístola, sino también a todo el mundo, aún en el día de hoy.
¡Todo el mundo se puede acercar a Dios y a la salvación que Él tiene para ofrecernos, a través de la sangre de Cristo!
¿Cómo no estar agradecidos por tan grande bendición, por tanto amor de parte de nuestro Dios? ¿Cómo no darle Gloria a Su Nombre?
También nosotros estuvimos sin Dios y sin esperanzas en otro tiempo, pero aún así, Dios nos llamó, nos rescató, nos dio una familia y nos llenó de Su amor.
¿Alcanza todo eso para ofrendarle nuestras vidas, para vivir con el objetivo de amarle cada día? ¿Alcanza para decidir servirle con todo nuestro amor?
Yo entiendo, y siento que a mí sí me alcanza. ¿Y a ti?
Para terminar, vamos a intentar hacer una breve aclaración sobre Efesios 2.11, en donde Pablo les dice a sus destinatarios:
“Ustedes los gentiles en la carne, que son llamados «Incircuncisión» por la tal llamada «Circuncisión», hecha en la carne por manos humanas”.
¿Qué nos dice este texto?
Simplemente resalta la distinción que hacían los judíos entre su propia raza y las demás. Ellos habían recibido la ley de Moisés, la cual, entre otras cosas, les pedía que circunciden a todo varón nacido en el pueblo, o que quisiera servirle.
Por años habían practicado aquel ritual, el cual, originalmente fue practicado por primera vez por Abrahám (Génesis 17:10-11), el cual consistía en cortar el prepucio del miembro viril de todo varón.
Este acto constituía una señal física de un pacto de bendición y pertenencia de aquel pueblo para con Dios.
Ahora, habiendo venido Jesús, dicho pacto perdió todo tipo de vigencia. Ahora, hoy, luego de la obra de Cristo en la cruz a favor de los pecadores, Dios nos ha permitido tener un nuevo y mejor pacto (Hebreos 12.24).
Por ende, aunque ellos hubieran sido llamados “incircuncisos” o, “incircuncisión” (miembros de pueblos que no tenían un pacto con Dios), eso ya no podía afectarlos de ninguna manera.
Antes habían estado lejos de Dios, pero ahora, la sangre de Cristo derramada en la cruz a favor de todo aquel que cree, les permitió ser parte de la familia de Dios.
Por lo tanto, hoy no hay diferencia entre pueblos, todos podemos ser parte de esta preciosa familia de la fe (Romanos 10.12). Hoy sigue vigente el sacrificio de Cristo, y Su muerte en nuestro lugar posiblita nuestra unión con Dios.
Hoy es tiempo de recibir este inmenso regalo y de vivir en consecuencia. ¿Estás de acuerdo?
Oración
Padre Santo y Misericordioso, gracias porque, aunque en otro tiempo estuvimos sin esperanza y sin Dios en este mundo, hoy tenemos la bendición de estar en tu presencia.
Gracias por la salvación que nos has regalado, por todo tu amor, por esta familia espiritual que hoy tenemos, gracias por el Espíritu Santo viviendo en nosotros y por todo lo que haces día a día en nuestras vidas.
Hoy queremos alabarte, adorarte, honrarte con nuestras vidas y con todo nuestro ser. Queremos decirte que te amamos y que esperamos ser de utilidad en tus propósitos.
Nos entregamos a ti, te amamos y nos regocijamos de poder tener esta comunión diaria contigo. Dejamos nuestra oración en tus manos, oramos en el nombre de nuestro bendito Señor Jesucristo, amén.
Links
A más estudios de Efesios:
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Devocionales basados en el evangelio de Marcos
O si gustas,
Comentarios bíblicos devocionales
Que son explicaciones y estudios exegéticos del texto de distintos libros de la Biblia, pero con una mirada más devocional que técnica.
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Estamos a tu disposición hasta donde nos sea posible, esperamos poder ser útiles para tu vida espiritual. ¡Dios te bendiga en todo!
Notas
- Las citas bíblicas fueron tomadas con permiso de la Nueva Biblia de las Américas (NBLA) © 2005 byThe Lockman Foundation.
- La imagen de portada corresponde a un trabajo de Gracia y Vida, utilizando una imagen de Pixabay.