Toda clase de impurezas

Estudio Bíblico Devocional – Reflexión – Explicación: “Toda clase de impurezas – Efesios 4.19”

¿Quién llegó a ser insensible y se entregó a la sensualidad? Todo aquel que vive en la oscuridad moral que propone el mundo.

Estas personas viven sus vidas en vergüenza en inmoralidad. Esta es una descripción que Pablo hace de tales personas.

¿Insensibles a qué? A la voluntad, a la luz y a la presencia de Dios, pero también, a la conciencia que Dios puso en cada uno de los seres humanos.

La mayoría de nosotros, en otro tiempo, estábamos en esa densa oscuridad. Éramos muchos los que no podíamos ver el camino hacia Dios, pero Cristo trajo luz a nuestras vidas.

Esto fue lo que nos hizo ver el camino para acercarnos a Dios, para darnos cuenta de lo pecadores que éramos, y de nuestra necesidad de arrepentirnos frente al Padre.

Cometer con avidez toda clase de impurezas (o inmoralidades) implica vivir dándole el gusto a la carne, buscando los placeres de la vida como propósito y/o como meta principal.

Pero en Cristo nos ha sido dada una nueva vida. En Él tenemos otras metas, otros propósitos, y ese es el mensaje que el apóstol nos está dando.

Antes vivíamos así, en la vergüenza en inmoralidad, y no nos importaba otra cosa, solo nos mirábamos a nosotros mismos y pensábamos en qué nos daba placer; pero ahora, en Cristo, tenemos el llamado y la tarea de ser diferentes.

Debemos ser empáticos, tenemos que preocuparnos por el resto. Debemos amar como Cristo y buscar los propósitos de Dios. ¡Esa es nuestra meta!

Esto es todo lo contrario a buscar nuestro propio deleite y a pensar solo en nosotros. Esto es lo importante. Esto es lo que debemos comprender, asimilar y decidir, para después, poder vivir como Dios espera de nosotros.

Nuestras principales tareas, a partir de nuestro nuevo nacimiento en Cristo son: anunciar el evangelio y ayudar a que nuestros hermanos crezcan y permanezcan firmes en la fe.

Por lo tanto, debemos ser sensibles a la voz de Dios, debemos manejarnos con otros criterios, diferentes a los del mundo, y tener nuevas y mejores metas (las que Dios nos muestra, a través de la Biblia y del Espíritu Santo).

¿Y qué hacer con esas personas que viven para “disfrutar” de toda clase de impurezas? Lo que debemos hacer es intentar llevarles la luz de Cristo con todo amor y paciencia.

Juzgarlas no es nuestra tarea, no es correcto, ni refleja el amor que Dios quisiera que tengamos por ellos. Por tanto, ¿qué tal si hacemos lo que debemos?

Portemos (llevemos) la luz de Cristo y seamos instrumentos de salvación.

Esto se logra al acercarles el mensaje de la cruz, al indicarles el camino (que es Jesús) y al demostrarles todo lo bueno que Dios hizo en nuestras vidas, a través de nuestro testimonio.

¿Estás de acuerdo?

¿Qué tal si entonces lo hacemos juntos?