Comentario Bíblico Devocional del Evangelio de Juan
Muy bienvenidos a este comentario publicado por Gracia y Vida
En esta publicación te presentaremos un análisis, estudio y aplicación de los textos de Juan 4.39-42, a la cual le hemos puesto por título: “Jesús es el Salvador del mundo“. Esta es la última parte del relato de Juan sobre la historia de Jesús y la mujer samaritana, y por ende, este será nuestro último comentario al respecto.
Previamente hemos analizado cada versículo y visto cada enseñanza de este capítulo, y para ello hemos utilizando todos los recursos y datos necesarios con el fin de entender cada tema (puedes ver esto en los comentarios anteriores).
Lo que hoy veremos es cómo concluye esta historia, y gracias a esto entenderemos cabalmente por qué era tan importante para Jesús pasar por el camino de Samaria, y cuál fue su objetivo desde un principio.
A continuación te dejamos un índice para que navegues a voluntad por este estudio, pero te recomendamos que lo leas de principio a fin para que logres entender plenamente cada parte del mismo.
El Texto Bíblico: Juan 4.39-42
39 Y de aquella ciudad, muchos de los samaritanos creyeron en Él por la palabra de la mujer que daba testimonio, diciendo: «Él me dijo todo lo que yo he hecho». 40 De modo que cuando los samaritanos vinieron, rogaban a Jesús que se quedara con ellos; y Él se quedó allí dos días. 41 Muchos más creyeron por Su palabra, 42 y decían a la mujer: «Ya no creemos por lo que tú has dicho, porque nosotros mismos le hemos oído, y sabemos que Este es en verdad el Salvador del mundo».
Introducción
Al iniciar el comentario sobre este capítulo, hablamos acerca del propósito de Jesús de pasar por Samaria. La razón de quedarse sólo en el pozo de Jacob, mientras Sus discípulos iban a comprar alimentos, no era solamente Su cansancio después de un largo camino, sino que tenía una motivación mayor: La salvación de mucha gente de aquella ciudad samaritana.
Como ya hemos visto, Su plan continuó por entablar una conversación con cierta mujer de Samaria y revelarse ante ella como el Mesías. Y ahora, al finalizar esta historia, terminaremos viendo que muchas personas reconocieron a Jesús como el Salvador del mundo. Es por esto que podemos comprender que el propósito de Jesús fue netamente evangelístico, Él tenía mucho amor disponible, incluso para los samaritanos.
En este último sentido, es interesante notar que Jesús aún no había comenzado Su ministerio en Galilea (que es en donde inician sus relatos los demás evangelios). Y por lo tanto es solo en este libro que podemos ver que muchas personas no judías, es decir, gente de otro pueblo, pudo conocer al Salvador del mundo, incluso antes que muchos judíos.
¿No es llamativo lo que vemos gracias a este evangelio? Recordemos que este suceso solo es relatado en el presente, mas no en los sinópticos. Por tanto, aquí vemos otro gran aporte del apóstol Juan, quien nos muestra que Jesús amó a todo ser humano sin distinción de razas o culturas. ¡Cuán grande es el amor de Dios!
Recordemos por un momento lo que decíamos en la introducción al evangelio de Juan: El apóstol Juan escribió su evangelio, entre otros motivos, a fin de complementar a los demás, los cuales ya habían sido escritos y circulaban por las iglesias para el tiempo de su escritura (100 dC).
Habiendo visto esto, ahora sí, vayamos al análisis del Texto:
Comentario
39
Y de aquella ciudad, muchos de los samaritanos creyeron en Él por la palabra de la mujer que daba testimonio, diciendo: «Él me dijo todo lo que yo he hecho».
Un testimonio efectivo
¡Cuán efectivo puede ser un testimonio simple y verdadero! ¡Cuánto poder es desplegado por el Espíritu Santo cuando una persona hace lo que en verdad se espera de ella!
En el comentario anterior decíamos que esta mujer ni hizo la oración de fe, ni se arrepintió de todos sus pecados, ni renunció a su vida pasada, ni le pidió a Dios que la anotara en el Libro de la vida, pero que aún así, Dios la utilizó gracias a que ella estuvo dispuesta a dejarse utilizar por Él (incluso tal vez sin darse cuenta).
Veamos en este ejemplo que Dios siempre utilizará a aquellos que se ponen en Sus manos, más allá de su condición o preparación. Una mujer vista con malos ojos por su sociedad, y tratada consecuentemente, pudo llevar el mensaje de salvación para muchos. Que eso nos enseñe a no juzgar a los escogidos de Dios. ¡Él puede utilizar a quien quiera para la obra que Él desee! ¿No lo crees posible? He aquí un buen ejemplo.
Un plan específico
Viendo el mensaje de la mujer podemos notar el impacto que tuvieron las palabras de revelación de Jesús: “Él me dijo todo lo que yo he hecho”. La deidad de Jesús se demostró en muchas formas a lo largo de Su ministerio, y esas manifestaciones siempre tuvieron un propósito bien definido.
En este caso la revelación de Su omnisciencia (a través de manifestarle Su conocimiento de la vida de ella), fue algo que tocó profundamente el corazón de la mujer. ¿Quién sino un profeta o, en este caso, el Salvador podría hacer tal prodigio? Eso fue algo que no solo movilizó a la mujer, sino también a los habitantes de la ciudad.
Notemos como cada acto de Jesús tenía un propósito, una meta, y aprendamos nosotros también a tener un plan de acción respecto de nuestra vida espiritual. Muchas veces nos sucede que tenemos muchas cosas organizadas en nuestra vida cotidiana, pero que no siempre nos sucede lo mismo con lo que hacemos para Dios. ¿Lo has notado?
Obviamente, en este punto debemos aclarar que no somos nosotros los que definimos el plan de acción de Dios, sino que es al revés. Es decir, Él nos muestra qué hacer y nosotros obedecemos, lo seguimos y servimos. Solo que mal interpretar este tema no puede, ni debe llevarnos a tomar la siguiente postura:
Si Dios no me revela exactamente lo que debo hacer, entonces no hago nada; no me molesto en ponerme a disposición, no abro mi corazón a las necesidades de quienes me rodean, y ni siquiera me preparo para Su servicio. No me preocupo, ya que si Dios me quisiera para algo, me lo mostraría.
Hay muchos que piensan esto mismo, pero, ¡Por favor nunca caigamos en este error! A nosotros nos toca mantenernos siempre dispuestos y abiertos a lo que Él pueda mostrarnos. Por ende:
Siempre debemos estar preparados, pendientes y listos para el momento cuando Él nos llame a su servicio. Siempre atentos, siempre en comunión, con absoluta entrega y con amor por el Reino de los Cielos. Haciendo todo cuanto podamos para servirle, aún en las pequeñas cosas.
¿Estarás de acuerdo con nosotros? ¡Esperamos que así sea!

No todos creyeron
Este texto también nos muestra otra cosa: Sin importar cuán bien hayas hecho tu tarea, no siempre conseguirás los resultados que estabas esperando, y/o no siempre serás cien por ciento efectiva/o en lo que hagas (y menos hablando de la conversión de las almas). Debemos lograr observar esto al ver que de aquella ciudad no todos creyeron en Jesús.
Tengamos en cuenta que el mejor y más grande evangelista estaba presente, nadie con más autoridad, ni con mayor respaldo del Padre, y aún así el resultado fue el que leemos. Por tanto, aprendamos a no calificar nuestra tarea por medio de los resultados que estén a la vista. Nadie sabe cuánto tiempo necesiten las semillas para madurar, y es más, cada una madurará en sus propios tiempos. Entonces, por favor:
No nos desanimemos si no vemos resultados pronto.
Recordemos los textos anteriores en los cuales Jesús enseñaba que: “Uno es el que siembra y otro el que siega” (Juan 4.37). Y por tanto, teniendo esto en cuenta, sólo preocupémonos por hacer nuestra tarea lo mejor que podamos, por prepararnos para hacer todo con excelencia, y luego, dejemos los resultados en las manos de Dios.
Es Él quien da el crecimiento en el momento adecuado. Nunca olvidemos eso. Sigamos trabajando siempre confiados en que Él es el Señor de las mies (Mateo 9.38) y entendamos que nosotros somos simples obreros llamados a trabajar en Su labor (Juan 4.38). Siendo así, que la paz y el gozo del Señor llene nuestros corazones, y que cada uno de nosotros pueda servirlo con alegría. ¿Amén?
Pasemos al versículo siguiente:
40
De modo que cuando los samaritanos vinieron, rogaban a Jesús que se quedara con ellos; y Él se quedó allí dos días.
Jesús concede Su persona a quienes se la piden
¿Rechazó el Señor el pedido de los samaritanos? ¡Claro que no! Jesús jamás se niega cuando Sus hijos le pedimos más de Él ¿No es grandioso saber esto?
Ellos, lo reconocieron y se mostraron necesitados de Su presencia. Le pidieron que se quedara con ellos, y por ende, que les hablara aún más. Y aún siendo que no era a ellos a quienes el Señor dirigiría la mayor parte de Su ministerio, aún así, el Señor no les quitaría el privilegio de tenerlo con ellos, y de concederles esa agua que brota para vida eterna.
Jesús accedió de muy buen grado ¡claro que sí! Y como resultado de este hecho, el siguiente versículo nos dirá que: “Muchos más creyeron por Su palabra”. Nuestro Señor siempre está para los que lo necesitan y lo buscan. Si necesitas más de Él, solo acércate de corazón, con sinceridad y humildad. ¡Dios quiere ser encontrado!
Ahora, mirando nuestro texto desde otra arista, es seguro que muchos habían creído en la palabra de la mujer, pero también es probable que otros tantos hayan ido a ver a Jesús solo por curiosidad. Pensemos en lo siguiente:
Para pensar
Esto último es algo a lo que tenemos que hacernos a la idea. No todos los que vienen a nuestras reuniones lo hacen con verdadera fe, no todos se acercarán a nuestras campañas evangelísticas con interés genuino. Siempre habrá un componente de curiosidad, oportunismo y búsqueda de algún tipo de ventaja en algunas personas.
¿Debemos angustiarnos por esto? ¡Claro que no! Será el Señor quien se encargue en algún momento de separar el trigo de la paja (Mateo 3.12) y/o de colocar a los corderitos por un lado y a los cabritos por otro (Mateo 25.32). Por ende, nuestra tarea ahora no es juzgar, sino más bien obedecer. Él sabrá luego lo que hará con Su Iglesia y con las personas en ella.
Jesús los recibió y les habló a todos. Todos tuvieron la oportunidad y eso también fue importante en aquel momento, como lo es también hoy en nuestros días. Por ende, no juzguemos, solo hagamos y dejemos que Él vea los resultados de nuestra labor (o mejor dicho, de Su labor a través nuestro). ¿Estás de acuerdo?
41
Muchos más creyeron por Su palabra
¿Qué vemos aquí sino el poder de la palabra de Dios? Y, ¿quién tiene autoridad en la palabra sino aquel que está en Su voluntad?
Las palabras de la mujer tuvieron gran respaldo del Espíritu Santo, y por eso muchos salieron al encuentro con Jesús; pero una vez con Él, Sus palabras tuvieron tanto poder que muchos lograron entender frente a quien estaban.
No que Él los haya obligado o convencido por la fuerza, sino que estando frente al Señor; las palabras del gran Maestro trajeron luz a la vida de estas personas, así como la trajeron a nuestras vidas en otro momento. ¡Y qué gran momento! ¿Cierto? (Si gustas puedes ver el comentario de Juan 1.9, en el que vemos que Jesús es la luz del mundo).
Esa luz de Jesús los llevó a ver quién era nuestro Señor y el resultado vino por sí solo: Muchos más creyeron por Su palabra. Esa también debe ser nuestra meta, en ese objetivo debemos poner nuestras fuerzas. Muchos deben conocer y creer, y para eso debe haber quien anuncie Su palabra.
¿Estás de acuerdo? ¿Lo harás? Dios te guie, te fortalezca y ponga en ti todo el denuedo necesario (Hechos 4.13).
Veamos ahora el resultado final de la obra de Jesús en Samaria:
42
Y decían a la mujer: «Ya no creemos por lo que tú has dicho, porque nosotros mismos le hemos oído, y sabemos que Este es en verdad el Salvador del mundo».
Ahora sí tenemos el panorama completo de esta historia. Esta era la finalidad de Jesús, Su gran meta. Muchos lograron creer, y ya no solo por lo que alguien más les hubiera dicho sobre Jesús, sino por lo que ellos mismos habían oído de Sus propios labios.
La conclusión a la que llegaron es la misma a la que debería llegar cada persona que se acerque a Él con fe: “Este es en verdad el Salvador del mundo”. Ahora, ¿cómo es que ellos estuvieron tan acertados a la hora de decir quién era Jesús?
Nos preguntamos esto dado que al expresar que Él era el Salvador del Mundo, estaban anticipando lo que en verdad sucedería, y cuál era el propósito final de Jesús aquí en la tierra.
Esto nos llama la atención dado que por su parte, los judíos, esperaban a un Mesías nacionalista; pero lejos de esto, los samaritanos lograron ver más allá de ellos mismos. ¿Será que nosotros también podremos hacer lo mismo? ¿Podremos mirar a toda la humanidad por igual y con el mismo amor con que la miró Jesús?
Por último, notemos el reconocimiento de aquellos que habían oído las palabras de la mujer. Quienes alguna vez la habían juzgado, ahora le creían y reconocían. Dios cambia nuestras vidas y siempre nos da nuevas oportunidades, más allá de lo que hemos hecho o de quienes hayamos sido antes de conocerle. ¿Pudiste observar esto?
¡Él ama y restaura a cada uno de Sus hijos, y tú, sin lugar a dudas, no serás la excepción! ¡Dios te ama demasiado!
Algunas palabras para finalizar este comentario
Aquí terminamos nuestro comentario de esta historia de Jesús y la mujer Samaritana. En el recorrido que hicimos por la misma, hemos visto muchos temas muy importantes, como la deidad de Cristo, Su declaración abierta de que Él era el Mesías, Su gran amor por todas las personas, el significado del agua que brota para vida eterna, y muchos otros.
Hoy al fin concluimos con esta serie de comentarios sobre esta historia, lo que nos permite conocer mucho más acerca del corazón de nuestro Señor y de cómo trabajó incansablemente para llevar a cabo Su ministerio aquí en la tierra.
Esperamos que todos estos conocimientos que hemos adquirido, y que todas las aplicaciones que hemos leído, nos ayuden para crecer espiritualmente y que podamos acercarnos cada día un poco más al modelo que Dios nos permitió tener, nuestro Señor Jesucristo.
Habiendo llegado hasta aquí nos despedimos, pero solo por un momento, ya que quedan aún muchos temas más a tratar en este hermoso y valioso evangelio. Esperamos y anhelamos que tu lectura haya sido de bendición para tu vida. Y también quedamos a la espera de tus comentarios y/o consultas, a través de la caja de comentarios.
Dios te siga bendiciendo y que sea Él quien se revele y le hable cada día a tu mente y corazón, para que puedas seguir conociendo cada vez más quién es nuestro Señor y gran Dios. ¿A Él sea la Gloria por los siglos! Amén.
A continuación te dejamos algunos links para que puedas proseguir con el estudio de este precioso Evangelio:
Links hacia otros comentarios
- Índice general y presentación del Evangelio de Juan.
- Estudio introductorio sobre el cuarto evangelio (Evangelio de Juan). Te brinda un panorama general del Evangelio.
- Índice de los comentarios del Capítulo 4.
- Estudio anterior: Juan 4.35-38 – Campos blancos para la siega
- Siguiente estudio: Juan 4.43-45 – Jesús llega a Galilea para comenzar allí su ministerio
Nota
Todas las citas bíblicas fueron tomadas con permiso de la Nueva Biblia de las Américas (NBLA) © 2005 by The Lockman Foundation.