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Versículo Clave: Efesios 3.16
Le ruego que Él les conceda a ustedes, conforme a las riquezas de Su gloria, el ser fortalecidos con poder por Su Espíritu en el hombre interior.
Contexto bíblico: Efesios 3.10-19
10 De este modo, la infinita sabiduría de Dios puede ser dada a conocer ahora por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales, 11 conforme al propósito eterno que llevó a cabo en Cristo Jesús nuestro Señor, 12 en quien tenemos libertad y acceso a Dios con confianza por medio de la fe en Él.
13 Ruego, por tanto, que no desmayen a causa de mis tribulaciones por ustedes, porque son su gloria.
14 Por esta causa, pues, doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, 15 de quien recibe nombre toda familia en el cielo y en la tierra. 16 Le ruego que Él les conceda a ustedes, conforme a las riquezas de Su gloria, el ser fortalecidos con poder por Su Espíritu en el hombre interior;
17 de manera que Cristo habite por la fe en sus corazones. También ruego que arraigados y cimentados en amor, 18 ustedes sean capaces de comprender con todos los santos cuál es la anchura, la longitud, la altura y la profundidad, 19 y de conocer el amor de Cristo que sobrepasa el conocimiento, para que sean llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios.
Estudio Bíblico Devocional – Reflexión – Explicación: “Efesios 3:16: Las riquezas de Su gloria”
Vivir en este mundo no es nada fácil y el apóstol Pablo lo sabía.
Su propia experiencia le decía que todos tenemos la necesidad de ser ayudados y de ser fortalecidos por Dios. Es por eso que dobló sus rodillas para orar por sus hermanos.
Aún pasando por un tiempo personal de dolor, el apóstol nos dio un gran ejemplo de amor y de empatía, porque a pesar de su situación, él también pudo orar por otros.
Esto nos demuestra que Pablo no centro su mirada en sí mismo, que no se compadeció de sí, ni se puso en situación de víctima, sino que, en vez de eso, tomó con madurez y sabiduría la situación que estaba viviendo.
Por ende, Pablo hizo lo que debía hacer, oró por si mismo, pero también por los demás. No sólo se ocupó de su situación, sino también de sus hermanos. Ejemplo que hace que nos preguntemos: ¿Lo hacemos nosotros?
Más allá del ejemplo de Pablo, esta misma comprensión de la realidad de todos los creyentes, llevo al apóstol Pedro a escribir lo siguiente:
«12Amados, no se sorprendan del fuego de prueba que en medio de ustedes ha venido para probarlos, como si alguna cosa extraña les estuviera aconteciendo.13Antes bien, en la medida en que comparten los padecimientos de Cristo, regocíjense, para que también en la revelación de Su gloria se regocijen con gran alegría.». 1 Pedro 4:12-13
Pedro también había visitado muchas congregaciones, había visto muchas situaciones y sabía que todos pasamos por momentos complicados, por eso les aconsejó que no se asombren sino que, en vez de eso, hicieran foco en lo que nos espera, en la gloria de Cristo.
Al igual que Pablo, Pedro sabía que ser hijos de Dios no nos evita el sufrimiento, y además, que todo tiene un propósito de parte de Dios, y que Él nunca nos dejará solos en nuestros momentos de dolor.
«Así que los que sufren conforme a la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador, haciendo el bien».1 Pedro 4:19
Tremendo consejo, pero también, maravillosa afirmación: “Él nunca les fallará”. ¡Podemos estar confiados!
Por ende, NO permitas que las situaciones de prueba te quiten el gozo.
Es lógico que no podamos estar sonrientes en medio del sufrimiento, ¡pero tampoco podemos perder la confianza y la esperanza en Dios!
Sepamos que Él es quien permite los sufrimientos para llevarnos a mayores niveles espirituales, para prepararnos para ministerios más grandes y para darnos más dones.
Por tanto, no rechacemos la prueba, ni permitamos que nuestro corazón se sienta abandonado por Dios o enojado con Él. Sepamos lo que en verdad está sucediendo, y busquemos paz, fortaleza, sabiduría y gozo en Él.
Por otro lado, y más allá de lo que Dios permite, debemos saber que:
[Nuestro] «8adversario, el diablo, anda al acecho como león rugiente, buscando a quien devorar. 9 Pero resístanlo firmes en la fe, sabiendo que las mismas experiencias de sufrimiento se van cumpliendo en sus hermanos en todo el mundo.10 Y después de que hayan sufrido un poco de tiempo, el Dios de toda gracia, que los llamó a Su gloria eterna en Cristo, Él mismo los perfeccionará, afirmará, fortalecerá, y establecerá. ».1 Pedro 5:8-10
¿Se entiende el mensaje de Dios? ¿Podemos ver por qué nos llegan los sufrimientos?
¡Comprendamos lo que sucede y actuemos con madurez frente a las situaciones que se nos presenten! Pero a la vez, también busquemos la ayuda necesaria y el oportuno socorro (Hebreos 4.16).
Busquemos esta ayuda en Jesús, en el Espíritu Santo y en la iglesia que Dios nos regaló, ¡para algo somos un cuerpo en Cristo!
Ya para terminar, hay una frase dentro de esta oración que nos llama la atención: “conforme a las riquezas de Su gloria“.
Pablo pide a Dios fortaleza de carácter para sus hermanos “conforme a las riquezas de Su gloria”.
No pide un poquito, no pide una parte, sino que pide conforme a algo que es más grande de lo que podamos imaginar.
Ese era el nivel de fortaleza que Pablo pedía para sus hermanos, una que pudiera soportar todo lo que pudiera venir, y aún así permanecer con firmeza.
¿Recuerdas la parábola de la casa sobre la roca (Mateo 7.24-27)? Así debería ser nuestra fe, nuestra firmeza de carácter y nuestra convicción de servicio.
Pablo oraba para que la fortaleza interna de sus hermanos sea así de fuerte. Algo por lo que también nosotros debemos orar y no sólo en un momento de crisis.
Aprendamos del apóstol y oremos cómo él lo hizo y busquemos esta fortaleza de parte de Dios, tanto para nosotros como para nuestra iglesia.
Oración
Amado Padre celestial, te damos gracias por la fortaleza que nos regalas en los momentos de dolor y de necesidad.
Esperamos Señor, que nos sigas sustentando, guiando y sosteniendo conforme a las riquezas de tu gloria. Tú sabes por lo que pasamos, por las situaciones que vivimos. Te necesitamos Señor.
Padre, te suplicamos también que nos ayudes a tener una madurez similar a la de Pablo, quien tan buen ejemplo nos dejó al preocuparse y al orar por sus hermanos.
Nos ponemos en tus manos Señor y te adoramos. Necesitamos que sigas obrando en nuestras vidas y caminar cada día tomados de tu mano. Bendito sea tu nombre. Oramos en el nombre de Jesús, amén.
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Notas
- Las citas bíblicas fueron tomadas con permiso de la Nueva Biblia de las Américas (NBLA) © 2005 byThe Lockman Foundation.
- La imagen de portada corresponde a un trabajo de Gracia y Vida, utilizando una imagen de Pixabay.