Juan 5.19-20 – Jesús no hace nada por Su cuenta

Comentario Bíblico Devocional del Evangelio de Juan Capítulo 5, versículos 19 y 20

¡Muy bienvenidos a Gracia y Vida!

En estos versículos veremos una parte de la respuesta de Jesús a los líderes religiosos de la época, los cuales lo cuestionaban por sanar en un día de reposo. Él no hacía nada por Su propia cuenta, sino que obraba en conjunto con, y según la voluntad del Padre, y cosas aún mayores haría, tanto que ellos se maravillarían.

Te invitamos a analizar, estudiar y aplicar juntos la palabra de Dios a nuestras vidas. Hoy lo haremos a partir del comentario del texto bíblico de Juan 5.19-20, al cual hemos le hemos puesto por título: Jesús no hace nada por Su cuenta.

En esta publicación continuamos con nuestro análisis del texto en donde Juan nos muestra la respesta de Jesús frente a la acusación de los líderes judíos, quienes se escandalizaban al ver que Él (Jesús) no obedecía sus reglas y tradiciones.

Hoy veremos la relación entre la obra hecha por Jesús y la de Dios el Padre, la unidad de propósito entre uno y otro, y algunas afirmaciones de Jesús que muchas veces fueron bastante mal interpretadas.

Por otro lado, más allá del estudio y del análisis del texto, lo que intentaremos hacer es encontrar enseñanzas para nuestras vidas, y ver cómo aplicarlas para nuestro propio crecimiento espiritual.

Te invitamos a continuar leyendo, pero antes, si te es posible, te animamos a orar y a buscar la ayuda del Espíritu Santo, para que sea Él quien te hablé mucho más que las palabras que leas en este estudio de la Biblia.

El Texto: Juan 5.19-20

19 Por eso Jesús les decía: «En verdad les digo que el Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que hace el Padre, eso también hace el Hijo de igual manera. 20 Pues el Padre ama al Hijo, y le muestra todo lo que Él mismo hace; y obras mayores que estas le mostrará, para que ustedes se queden asombrados.

Introducción

Aunque las palabras que figuran en estos versículos se encuentran dentro del contexto de la historia de la sanidad del paralítico de Betesda. Aún así, a nuestro criterio, no tienen por qué haber sido dichas inmediatamente después de dicho evento.

Como bien se dijo en la publicación anterior, esta es muy probablemente una recopilación, hecha por Juan, de muchas respuestas de Jesús frente a aquellos líderes religiosos que constantemente estaban buscando menoscabar Su autoridad, y al mismo tiempo, ridiculizarlo frente al pueblo.

Dicho esto, en los versículos anteriores (V 17 y 18) hemos visto por lo menos dos afirmaciones muy importantes que debemos recordar:

  • La primera, que Dios continúa trabajando después de la creación. Él no ha cesado en Su obra a favor del hombre, y por lo tanto, también Jesús trabajaba a favor de las personas, aún a pesar de encontrarse en un día Sábado.
  • La segunda, Jesús llamó a Dios “Su propio Padre”, poniéndose en una condición diferencial para con el resto de la humanidad.
    • Al referirse a sí mismo de este modo Jesús estaba afirmando enfáticamente que era el mismísimo Hijo de Dios, haciéndose igual a Él.
    • Esta afirmación escandalizó tanto a los judíos, que decidieron que esta “blasfemia” de Su parte era digna de muerte.

Nota: Si gustas profundizar más sobre estos temas puedes leer la publicación sobre los versículos: Juan 5.17-18 – Hasta ahora Mi Padre trabaja, y Yo también trabajo.

Te invitamos a ver ahora cómo continúa el relato de Juan, y cuáles fueron las palabras de Jesús en relación con Su obra, la cual no dependía de las reglamentaciones de los hombres, ni menos del día de la semana en el cuál se encontrara, sino del designio y del plan del Padre, los cuales eran la base y la guía que dirigía el Su ministerio.

Comentario de Juan 5.19 y 20

Versículo 19

Por eso Jesús les decía: «En verdad les digo que el Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que hace el Padre, eso también hace el Hijo de igual manera.

Estos versículos están muy cargados de significado, tienen muchos conceptos de los cuales hablar, por eso te invitamos a ir por partes.

Primero que nada, la expresión “Por eso” nos invita a tomar en cuenta que, lo que estamos leyendo se basa en lo ya leído anteriormente, es decir, en lo que leímos en los versículos anteriores (17 y 18). Te los dejamos aquí nuevamente para que puedas leerlos.

17 Pero Jesús les respondió: «Hasta ahora Mi Padre trabaja, y Yo también trabajo». 18 Entonces, por esta causa, los judíos aún más procuraban matar a Jesús, porque no solo violaba el día de reposo, sino que también llamaba a Dios Su propio Padre, haciéndose igual a Dios.

La expresión el Hijo

Aquí Jesús se refiere a sí mismo como el Hijo ( y no como un hijo), algo que refuerza lo dicho en los versículos anteriores, en donde Jesús hablaba de Dios como de alguien que era Su propio Padre.

En dichos versículos Él comenzó a dar a entender que Su relación con el Padre era única y diferente a la del resto de las personas y por lo tanto, con esto daba a entender que tenía una autoridad especial para enseñar y para obrar con total libertad, más allá de las reglas que venían observando los judíos desde hace tantos años.

Por ende, otra vez aquí en este versículo 19, Jesús se diferencia del resto de las personas y sigue reforzando esa misma idea, algo que les generaba rechazo y repulsión entre los religiosos, y que, entre otros motivos, los llevó a seguir con su plan de asesinato.

Entre paréntesis decimos que en aquel momento no había ningún tipo de distinción en cuanto a las personas de la deidad. No había ningún concepto sibre ese tama en aquel momento, y por lo tanto, para ellos había una sola persona que la poseía y nadie más podría tenerla. Había sólo un Dios y sólo una persona lo era.

Pasarían muchos años hasta que el concepto de la Trinidad se forjara y se comprendiera hasta cierto punto. Decimos “hasta cierto punto” ya que aún hoy es difícil de entender plenamente el concepto.

Versículos que manifiestan la existencia de la Trinidad

Algunos versículos que nos dan cuenta sobre la existencia de la misma son los siguientes: Mateo 3.16-17; 28.19; Lucas 1.35; 10.21; Juan 3.34; 10.21-22 y 30; 14.16-17; 15.26; Hechos 1.7-8; 5.31-32; 7.55; 10.38; 2 Corintios 13.14; Gálatas 4.4-6; Efesios 4.3-7; 2 Tesalonicenses 2.13-14; Tito 3.4-6; 1 Pedro 1.2; etc., etc.

Volviendo nuevamente a nuestro texto, veamos ahora otros temas más que también son muy importantes en este versículo 19:

El Hijo no puede hacer nada por su cuenta

¿Qué entiendes cuando lees esto? Aunque es un poco complicado, te invitamos a analizar el concepto y a ver hasta donde podemos comprenderlo.

La unidad en la Trinidad

Aquí Jesús expresa un concepto que debemos tener en cuenta para poder entender cómo se maneja la Trinidad, la cual tiene una unicidad de propósito (un mismo y único propósito consensuado), y aún así, y a pesar de eso, cada miembro de la misma tiene su propia tarea dentro del plan divino.

Un ejemplo de esto se ve claramente en el plan de salvación: El Padre envió al Hijo (Juan 3.17), el Hijo murió en lugar, y a favor de la humanidad (Romanos 5.8; Hebreos 2.9; 1 Tesalonicenses 5.10), y el Espíritu Santo es quien, entre otras muchas cosas, convence de pecado, de justicia y de juicio (Juan 16.8).

Este ejemplo nos muestra que todos trabajan unidos y en conjunto. Dicho de otra manera, ninguno de ellos hace nada por su propia cuenta, todos siguen un mismo plan, pero además, por lo que puede observarse en el mensaje general de las Escrituras, ninguno desea hacer otra cosa que lo que tienen planificado y acordado.

Obviamente, también encontramos otros muchos ejemplos de esto, como el de la creación de la humanidad (Génesis 1.26) en donde leemos: “hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza”. Y así podríamos seguir mencionando muchos otros versículos que nos muestran esto mismo.

Pero lo más importante en este punto es que logremos entender mejor qué es lo que quiso decir nuestro Señor en este texto. Veamos entonces:

Qué nos muestra Jesús

Jesús nos muestra que la deidad trabaja unida en una misma dirección y con un mismo propósito, por ende, mirando al texto desde este punto de vista, es más que lógico lo que Él les dice a los religiosos de la época: “el Hijo no puede hacer nada por Su propia cuenta”.

Este es un concepto que continuaremos viendo en el siguiente versículo, pero que también veremos más adelante cuando hablemos sobre Juan 10.30 en donde leemos: “Yo y el Padre somos uno”, o el de Juan 17.21, en donde Jesús ora para que también entre nosotros seamos uno, así como lo son Él y el Padre.

Entonces, lo que vemos aquí, y en el resto del Nuevo Testamento, es que la Trinidad es una unión indisoluble no sólo de personas que comparten la deidad, sino también de criterio y de propósito. Una unión que Dios pretende que también tengamos sus hijos.

En estos textos vemos el ejemplo que nos deja Jesús sobre cómo trabajar en el Reino de Dios, es decir, en amor y en unidad, oyendo y siguiendo la voluntad del Padre. Ese mismo era el propósito de la oración, que ya mencionamos de Jesús, en Juan 17.20-23. Te invitamos a leerla solo un instante:

Juan 17.20-23 – Oración por la unidad en el cuerpo de Cristo

20 »Pero no ruego sólo por éstos, sino también por los que han de creer en Mí por la palabra de ellos, 21 para que todos sean uno. Como Tú, oh Padre, estás en Mí y Yo en Ti, que también ellos estén en Nosotros, para que el mundo crea que Tú me enviaste.

22 »La gloria que me diste les he dado, para que sean uno, así como Nosotros somos uno: 23 Yo en ellos, y Tú en Mí, para que sean perfeccionados en unidad, para que el mundo sepa que Tú me enviaste, y que los amaste tal como me has amado a Mí.

Por lo tanto, entendiendo la voluntad de Dios a través de este texto, deberíamos buscar tener un mismo sentir, una misma meta, trabajando en pro de la unión del cuerpo, como también leemos en Efesios 4.3-7.

Y por ende, las peleas, las envidias, los celos ministeriales, el egoísmo, la vanagloria y tantas otras cosas no deberían tener lugar entre nosotros. Deberían ser erradicadas de nuestras congregaciones. ¿No lo crees? Si así fuera, de seguro podríamos estar mucho más cerca de la voluntad de Dios como Iglesia.

En contraposición a esto vemos que estos pecados nos alejan de Su voluntad, nos impiden dar testimonio y menguan nuestro crecimiento como cuerpo, así como también la extensión del evangelio, es decir, diluyen nuestro poder a la hora de cumplir con la voluntad de Dios.

Entonces, ¿Deberíamos revisar nuestra actitud y nuestra situación frente a Dios y frente a nuestros hermanos? ¿Tú qué crees? Dios nos guíe y ayude para poder avanzar en este sentido, para lograr tener un mejor testimonio y un mayor poder espiritual, tomados todos juntos de la mano de Dios para cumplir con nuestra tarea.

¡Te animamos a hacerlo!

La posición del Hijo frente al Padre

Más allá de todo lo dicho previamente sobre la unidad en la Trinidad, también es cierto que ninguna de las personas de la deidad son iguales entre sí. Ya dijimos que cada uno tiene su propia tarea, pero también, en este punto decimos que cada uno tiene su propia posición dentro de la Trinidad.

Aunque ya dijimos que no nos es posible comprenderla del todo, pero lo que podemos agregar es que, por algo se muestra a Dios Padre como el Padre, y a Jesucristo como Hijo. En la tierra, por lo que podemos leer en muchísimos pasajes, el Hijo no solo estaba de acuerdo con Su tarea, sino que también obedeció al Padre al cumplirla.

Si bien no es este el lugar para desarrollar la doctrina de la Trinidad, y no lo haremos, resulta claro, al leer todo el Nuevo Testamento, que Jesús no solo dio ejemplo de cómo relacionarse con el Padre, sino que Él mismo se relacionaba de la misma manera con su Padre al orar y al cumplir con su ministerio, demostrando que Él se sujetaba a su Padre.

Por tanto también, en este versículo 19, al leer que el Hijo no hacía nada por su propia cuenta, debemos entender que el Hijo obedecía al Padre en cuanto a lo que hacía, e incluso en lo que decía y enseñaba. Para dar aunque sea un solo ejemplo de esto último (aunque hay muchísimos), te invitamos a leer el siguiente versículo:

Juan 12.49-50

49 »Porque Yo no he hablado por Mi propia cuenta, sino que el Padre mismo que me ha enviado me ha dado mandamiento sobre lo que he de decir y lo que he de hablar. 50 Y sé que Su mandamiento es vida eterna; por eso lo que Yo hablo, lo hablo tal como el Padre me lo ha dicho».

Juan 5.19-20 - Jesús no hace nada por Su cuenta

Volviendo nuevamente a nuestro texto, veamos lo siguiente:

El trabajo del Hijo

Ante la objeción de los judíos a Jesús por trabajar en un día Sábado, Él respondió: “Mi propio Padre trabaja y Yo también trabajo”, como diciendo, mi Padre no observa sus reglas religiosas y por ende, tampoco yo debería hacerlo y no lo hago.

Lo más importante para el Padre era hacer el bien a quienes lo necesitaran, y Jesús compartía la misma política de ayuda. Su respuesta fue algo así como: “Yo no hago ni más ni menos que lo que veo hacer al Padre”. Es decir, viendo todo el contexto, no solo que trabajo al igual que lo hace el Padre, sino que trabajo en lo mismo que mi Padre.

Ese era el mensaje de Jesús a las autoridades religiosas de la época. Y es también lo que nosotros deberíamos entender en este texto. Aquellos seguían un conjunto de reglas, las cuales priorizaban antes que a sus hermanos. Esto es algo que Jesús nos invita a reconsiderar a través de su ejemplo.

Tal vez en este punto podríamos aprovechar para preguntarnos:

¿Qué define nuestra fe y nuestra relación con las personas? ¿Lo hacen la teología, las observancias, las reglas, lo ceremonial en la congregación? ¿Qué es lo más importante? ¿Qué crees tú? ¿Qué te muestra Dios en este momento? Tal vez puedas hacer una pausa en tu lectura para hablar con tu Padre por un instante.

¡La necesidad de la humanidad está primero! Eso es lo que Dios nos muestra aquí. Lee nuevamente el texto y habla con tu Padre al respecto, pídele que te muestre qué es lo que Él quiere de ti, y obra en consecuencia. ¿Estás de acuerdo? Si puedes, toma ese tiempo de oración ahora.

Pasemos ahora al siguiente versículo:

Versículo 20

Pues el Padre ama al Hijo, y le muestra todo lo que Él mismo hace; y obras mayores que estas le mostrará, para que ustedes se queden asombrados.

El Padre ama al Hijo, esta es una declaración que nos sigue mostrando cómo es la relación entre los miembros de la divinidad, una relación de amor, tal cual como la que el Padre quiere tener también contigo. ¿Ya eres hija/o de Dios? Si todavía no estás segura/o, sigue el enlace.

Veamos qué más tiene para decirnos este texto:

En qué trabaja el Padre

Jesús dijo que: “el Padre le muestra al Hijo todo lo que Él mismo hace”. Pero, ¿qué debemos entender en este punto? ¿Sigue trabajando el Padre? Y en ese caso, ¿qué es lo que hace?

Al encontrarse con este texto, algunos teólogos (personas estudiosas y conocedoras de la Biblia) nos dicen que Jesús es el brazo ejecutor del Padre, la mano que hace la obra que Él le muestra. Ellos afirman que el Padre trabaja a través del Hijo, algo que, al analizar todo el contexto, tiene mucho sentido y que también es cierto.

Sin embargo, aquí nos encontramos con una frase que es categórica: “le muestra todo lo que Él mismo hace”. Esta frase expresa claramente que el Padre mismo trabaja. Lo que nos lleva nuevamente a la pregunta: ¿En qué trabaja Dios aún hoy en día?

La respuesta, lejos de ser complicada, es más que simple. Dios sigue obrando a favor de toda la humanidad, la sigue fortaleciendo, la sigue ayudando, la acompaña y la ayuda a cumplir con Su plan, esto se cumple, obviamente, en las personas que le tienen en cuenta y que lo buscan verdaderamente.

Más allá de eso, las obras de Dios también pueden verse en cuestiones simples. Las personas se siguen curando todos los días (incluso los días sábados), los niños siguen naciendo, Él sigue sosteniendo al mundo, la Tierra sigue girando. Dios no ha dejado de trabajar y Jesús tampoco lo hará.

El trabajo del Hijo es consecuencia del trabajo del Padre

Jesús vio misericordia y amor de Su Padre para con la humanidad. Eso, y Su amor hacia la misma, es lo que lo llevó a venir a esta Tierra, es lo que lo motivó a sanar al paralítico, y lo que finalmente lo colocó en aquella cruz.

Lo trágico en todo esto es que quienes estaban en frente de Él, quienes podían verlo obrar todos esos milagros, no lograban ver todas estas verdades. No veían a Jesús obrando a la par del Padre, no veían al Hijo de Dios en la persona de Jesús, y claramente no creían, ni creyeron, en las palabras de Jesús. ¿Creerás tú?

Una breve reflexión para los padres y personas influyentes sobre niños

En este versículo leímos que “el Padre ama al Hijo, y le muestra todo lo que Él mismo hace”. Este es uno de los ejemplos que podemos tomar de la relación del Padre celestial con su Hijo Jesucristo.

Aquí aprendemos que quien ama a su hijo le enseña con el ejemplo, le muestra todo lo que debe hacerse, de tal manera que el hijo pueda aprender viendo lo que el padre hace. Esto no es ni más ni menos que lo que nosotros debemos hacer con nuestros niños.

Si eres padre, madre, tutor, hermano mayor, etc., etc., es decir, si tienes posibilidad de influir sobre la educación de un niño, ten en cuenta que el ejemplo es el mejor maestro con el que puedas contar. La siguiente verdad a tener en cuenta es que:

No se puede enseñar con palabras, si luego con los hechos se hace lo contrario.

Si tu niño/a ve que utilizas palabras hirientes, él también lo hará, si mientes, él también lo hará. Él o ella harán todo lo que te vean hacer. ¿Estás consciente de eso?

No basta con decir que algo es malo para que ellos así lo aprendan y para que se manejen con ese criterio en la vida. Aprendamos de este texto que quien en verdad ama, enseña con el ejemplo. Esto se aplica para cualquier plano de la vida, y especialmente en el plano espiritual.

No puedes ir a la Iglesia y luego volver a casa criticando a los hermanos o al Pastor (o autoridad espiritual). ¿Qué aprenderán tus niños al verte haciendo eso? No puedes salir de la Iglesia y reanudar tu pelea con tu esposa/o, o gritarle a otras personas mientras conduces tu carro.

Si te manejas de ese modo, ¿cómo esperas que se maneje tu hijo/hija? ¡Hará lo mismo! Por tanto, comprende que la enseñanza con autoridad es la que se brinda con el ejemplo. ¿Lo entiendes? Seguramente que sí.

Ahora, lo que queda por hacer es intentar el cambio aprovechando y utilizando el poder que viene de lo alto. Tómate del Espíritu Santo. Habla con tu Señor, cuéntale sobre tus fracasos y debilidades, y pídele ayuda.

No eres el único / la única. Todos los padres debemos hacerlo. No hay nadie perfecto. Pero lo que sí es posible es tener una motivación adecuada y la posibilidad de tener una estrecha relación con Dios que te vayan llevando a un verdadero cambio. ¿Las tienes?

¡Sé el ejemplo de tus niños!

Obras mayores que estas le mostrará

El primer milagro de Jesús fue convertir el agua en vino (Juan 2.1-10), de ahí en adelante hizo muchos otros, como sanidades, pescas milagrosas, la multiplicación de los panes y los peces, la caminata sobre el agua y muchos más, hasta llegar a la resurrección de Lázaro (Juan 11.38-44).

Puedes ver un listado de muchos de ellos en el siguiente link: Milagros de Jesús en el evangelio de Lucas.

Cada uno de ellos fue superior al otro, cada uno les demostró efectivamente, a todos los israelitas, que el Mesías había llegado y que Él era el hijo de Dios. Más adelante también tendría la tarea de juzgar al mundo y de reinar, temas de los cuales hablaremos unos versículos más adelante (en otras publicaciones). Ahora, más allá de todo lo dicho,

Jesús seguiría realizando la voluntad del Padre, la cual lo llevaría desde este momento, a no mucho tiempo de haber comenzado con su ministerio, hasta la muerte en la cruz, para lograr allí el mayor de sus propósitos aquí en la tierra, el cargar con los pecados de la humanidad y pagar por el precio por cada uno de ellos.

Por otro lado, leemos que todas y cada una de esas obras le fueron mostradas por el Padre, lo cual nos habla de una maravillosa comunicación y comunión entre el Padre y el Hijo. Por ende, a la luz de todo lo ya dicho: ¿No crees que también nosotros deberíamos servir de esa manera, en plena comunión con el Padre, y no como algo estático, metódico y rutinario?

Por favor, piensa un poco en esto último antes de continuar con tu lectura.

Volviendo ahora al contexto de nuestra historia, pensemos en lo siguiente:

Las reglas y el celo no lograron acercar a los líderes religiosos a Dios

De de principio a fin, cada uno de los milagros que Él haría serían uno más maravilloso que el otro, de tal manera que todos ellos quedarían asombrados y entendiendo que, como dijera Nicodemo (Juan 3.1-2), nadie podía hacer algo así si no viniera de parte de Dios.

Pero aún así, gracias a su corazón tan duro, no lograron creer en Jesucristo… Lo más difícil de digerir es que ellos eran los que más conocían las escrituras y quienes más convencidos estaban de estar sirviendo a Dios, y a pesar de eso, no pudieron ser sensibles a la palabra de Dios hecha carne.

Sus reglas, su celo rígido y su carnalidad taparon sus oídos y cerraron sus ojos.

Pensando en nosotros

Viendo lo sucedido con aquellos hombres, nos gustaría invitarte a preguntarte junto a nosotros: ¿Cuán abiertos están nuestros ojos y oídos a lo que Jesucristo quiere decirnos y mostrarnos?

¿Será que muchas veces confiamos demasiado en lo que creemos y en lo que hacemos, suponiendo que es bueno y que está bien solo porque otros lo hicieron antes que nosotros? ¿Tendremos nosotros el suficiente discernimiento sobre las cosas de Dios?

¿Has considerado que muchos de nuestros hermanos, por más de cien años se la pasan cantando los mismos himnos y coritos, cuarenta años evangelizando de la misma manera, y muchos más teniendo la misma traducción de la Biblia como base, todo igual, porque eso fue lo que Dios les mostró a sus padres antes que a ellos?

Por favor. No decimos que eso haya estado mal para nuestros padres, pero lo que sí te invitamos a considerar es que, tal vez, el Señor pueda mostrarnos otra cosa a nosotros. Y que por lo tanto, la rigidez en la observancia de las formas, normas y liturgias, posiblemente no sea lo más apropiado. No, si es que todo eso reemplaza a la debida comunión con Dios.

¿Se entenderá lo que queremos decir en este punto? El Señor no se manifiesta tanto a través de formas, normas y liturgias, sino que lo hace por medio de una relación de amor que logremos tener con Él. Ese es el tipo de relación que Él espera tener con cada uno de nosotros, lo cual es más importante que cualquier otra cosa.

Por otro lado también vale aclarar que, las versiones libres de interpretación del Texto Sagrado, los métodos de venta aplicados al evangelismo, la liberalidad en el pensamiento, y otras tantas cosas que se meten dentro de la Iglesia, no vienen de parte de Dios.

Una breve y respetuosa exhortación en amor

Por ende, pensando en todo lo dicho, no endurezcamos nuestros corazones a la presencia, a la palabra de Dios y a los hechos que Él nos muestra.

No seamos como aquellos hombres que confrontaron a Jesús porque no cabía en sus esquemas. La dureza de sus corazones los llevó a eso y el resultado fue catastrófico para sus vidas.

El mismo Jesús dijo, hablando también de ellos, que: “la Luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la Luz, pues sus acciones eran malas” Juan 3.19

Nosotros, en lugar de buscar la comodidad en esquemas rígidos, busquenos la comunión con Él cada día, hagamos lo que nos enseña y vivamos como Él quiere. ¿Estás de acuerdo?

Conclusión

En estos versículos hemos visto cómo les respondió Jesús a los líderes religiosos de la época, los cuales lo confrontaron por trabajar en un día Sábado. Conversamos sobre el trabajo de Dios y el de Jesús, vimos muy brevemente varios aspectos de la Trinidad, y meditamos y nos hicimos varias preguntas sobre distintos temas de la vida de fe que llevamos.

En los versículos que vienen podremos ver la tarea que Dios tiene preparada para Jesús en un futuro no muy lejano. Él levantará a los muertos y juzgará al mundo. Todo esto seguirá estando dentro del mismo contexto en el que Jesús les anuncia, a quienes no le creían, quién es Él en verdad: El Hijo de Dios que vino al mundo y que pronto volverá por su pueblo.

Te invitamos a continuar leyendo y estudiando este precioso evangelio siguiendo los links a continuación. Por otro lado, si gustas escribirnos, con gusto recibiremos lo que tengas que decirnos. Dios te bendiga mucho y te guíe hacia toda verdad.

Nota

  • Todas las citas bíblicas fueron tomadas con permiso de la Nueva Biblia de las Américas (NBLA) © 2005 by The Lockman Foundation.

2 respuestas a «Juan 5.19-20 – Jesús no hace nada por Su cuenta»

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *