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Comentario bíblico del Evangelio de Juan

Juan 2:18-22 – Destruyan este templo, y en tres días lo levantaré

Tabla de contenidos

Comentario Bíblico Exegético Devocional sobre el Evangelio de Juan

Introducción al pasaje — Juan 2:18-22

En el estudio anterior hemos visto a Jesús purificando el Templo al echar a los comerciantes del mismo (Juan 2.14-17). También platicamos sobre qué lo motivó a hacerlo, y además charlamos de por qué Juan nos contó esta historia en este lugar de su evangelio, en contraste con los demás evangelios que la ubican hacia el final del ministerio de Jesús.

Ahora, en este estudio, veremos la charla que se sucedió entre los judíos y Jesús a raíz del acto realizado por nuestro Señor. Veremos que tanto Jesús como ellos entendían bien qué estaba sucediendo y qué implicaba este acto. Conversaremos brevemente sobre el Templo de Jerusalén e intentaremos dar con la interpretación correcta de la respuesta de Jesús y lo que sucedió luego de Su muerte en las mentes de sus discípulos.

Pero antes de comenzar con el estudio presente, nos gustaría presentarte brevemente el Estudio Bíblico Devocional de Gracia y Vida:

Unas palabras sobre el comentario de Gracia y Vida

La presente es solo una porción del Comentario Bíblico sobre el Evangelio de Juan, publicado por Gracia y Vida. El mismo pretende ayudar a los lectores en la interpretación y en la aplicación de las escrituras a sus vidas; teniendo además como objetivo que la lectura sea fluida y de fácil interpretación.

Con dicho objetivo en mente, y a fin de entender los distintos versículos de la manera más apropiada, nos ayudaremos con un análisis del contexto y con las herramientas hermenéuticas necesarias para llegar a una correcta interpretación; pero todo esto sin entrar en largas discusiones, ni en detalles demasiado técnicos.

Sin más, y primero que cualquier otra cosa, te invitamos a leer atentamente el texto y orar para que el Señor te llene de su sabiduría; sin lugar a dudas Él es la gran fuente de toda verdad y de todo entendimiento. Hecho ésto, ahora sí comencemos con el estudio de los versículos que nos convocan, leamos:

Texto bíblico: Juan 2.18-22

18 Entonces los judíos le dijeron: «Ya que haces estas cosas, ¿qué señal nos muestras?»
19 Jesús les respondió: «Destruyan este templo, y en tres días lo levantaré».
20 Entonces los judíos dijeron: «En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú lo levantarás en tres días?»
21 Mas él hablaba del templo de su cuerpo.
22 Por eso, cuando resucitó de los muertos, sus discípulos se acordaron de que había dicho esto; y creyeron en la Escritura y en la palabra que Jesús había hablado».

Juan 2.18-22 – NBLA

Juan 2.18-22 – Destruid este templo, y en tres días lo levantaré

Comentario versículo por versículo

Entonces los judíos le dijeron: «Ya que haces estas cosas, ¿qué señal nos muestras?»

Para poder entender correctamente estos textos que estamos analizando, es indispensable leer al menos desde Juan 2.13 y hasta el versículo 22. También obviamente sería de mucha utilidad leer el comentario anterior del cual hacíamos referencia en la introducción.

Con la palabra “entonces” Juan nos dice que inmediatamente luego del incidente de la purificación del Templo sucedió lo que estamos a punto de estudiar, es decir la charla entre Jesús y los representantes de la religión del momento. 

Es oportuno mencionar que Juan escribía su evangelio a creyentes de cultura griega, sin embargo al nombrar a los “judíos”, tanto en esta como otras muchas oportunidades, no se estaba refiriendo pueblo judío en su conjunto sino a las autoridades religiosas de aquel pueblo.

Fueron aquellas personas, “los representantes de Dios” de aquel momento, quienes bien habían entendido que la obra realizada por Jesús indicaba una sola cosa: Que Jesús se mostraba ante el pueblo como aquel Mesías que había sido profetizado. 

Jesús, el Mesías profetizado

Ya en el estudio anterior hemos mencionado los pasajes proféticos que anticiparon la limpieza del pueblo por parte del Mesías, pero es necesario evocarlos nuevamente ahora, por lo tanto, de ser posible, te recomendamos que los leas. Nos referimos a  Ezequiel 36.22-37 y a Malaquías 3:1-4.

Dicho esto, vemos que Jesús al realizar tal acto estaba demostrando ante los ojos de todo el pueblo que Él pretendía ser quien cumplía con aquellos textos y que por lo tanto, Él era el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento.

Él era entonces el Mesías esperado, lo que todo el pueblo estuvo deseando durante tantos años. Ese era el mensaje que pretendía dar y que los religiosos habían interpretado muy bien. Pero el gran problema era que ellos no estaban dispuestos a creer en Él.

La ceguera espiritual de los líderes religiosos

Para este entonces Jesús había realizado muchísimos milagros, había dado grandes señales y había enseñado como nadie lo había hecho jamás, sin embargo los celos ministeriales de los religiosos, su ego y su ceguera espiritual, no les permitían entender la verdad mostrada por Jesús.

Veamos lo que estaba sucediendo en verdad en los corazones de aquellos hombres, a quienes Jesús les dijo lo siguiente:

36 Pero el testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan; porque las obras que el Padre me ha dado para llevar a cabo, las mismas obras que yo hago, dan testimonio de mí, de que el Padre me ha enviado. 37 Y el Padre que me envió, ése ha dado testimonio de mí. Pero no habéis oído jamás su voz ni habéis visto su apariencia. 

38 Y su palabra no la tenéis morando en vosotros, porque no creéis en aquel que El envió.39 Examináis las Escrituras porque vosotros pensáis que en ellas tenéis vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí; 40 y no queréis venir a mí para que tengáis vida.

44 ¿Cómo podéis creer, cuando recibís gloria los unos de los otros, y no buscáis la gloria que viene del Dios único? 45 No penséis que yo os acusaré delante del Padre; el que os acusa es Moisés, en quien vosotros habéis puesto vuestra esperanza. 46 Porque si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él. 47 Pero si no creéis sus escritos, ¿Cómo creeréis mis palabras?

Juan 5.36-40, 44-47 – LBLA

Podemos ver por ende que, además de no creer en los hechos sobrenaturales realizados por Jesús (milagros), tampoco creían en sus palabras, y claro está, menos creían en las señales mesiánicas realizadas por Él. Cuán frustrante debería esto para nuestro Señor. Y peor aún, así y todo seguían pidiendo más señales:

¿Qué señal muestras?

¿Para qué las pedirían? Para nosotros es evidente que ninguna otra señal sería efectiva para aquellos hombres, obviamente Jesús también estaba al tanto de esto mismo. Es verdaderamente llamativo que a tales expertos de la ley se les había escapado de sus mentes tantas evidencias mesiánicas. Permítenos que nombremos solo algunas:

Las sanaciones eran cumplimiento de que Él era el Mesías (Isaías 29.18-19; 35.5-6; 53.4), las palabras del Padre en su bautismo también lo eran (Salmos 2.7; Isaías 42.1). El lugar de su nacimiento hubiese sido bien conocido, si se hubiese querido averiguar (Miqueas 5.2 – recordar que José, el padre terrenal de Jesús, fue a Belén para un censo, los datos seguirían estando disponibles).

Juan 2.18-22 – Destruid este templo, y en tres días lo levantaré

Gracia y vida ha publicado un estudio con las profecías cumplidas por el Señor Jesucristo nombradas en el evangelio de Mateo. Haz clic si lo consideras pertinente, para ir a aquel estudio.

Volviendo a los maestros de la ley, podemos ver que en verdad nada de esto les interesaba, ellos estaban muy cómodos con sus reglas y leyes, mostrándose espirituales ante los demás, pero sin llegar a serlo, buscando ser admirados por los hombres pero sin lograr agradar a Dios y encontrándose muy lejos de Él.

No por nada Jesús, en distintas situaciones, los llamó sepulcros blanqueados y también hipócritas (Mateo 23.27). Pero al mismo tiempo, cuánta tristeza en el corazón del Salvador del mundo al ver los resultados de la ceguera de aquellos hombres, lee por favor Mateo 23.37 y nota cuál era el sentimiento de Jesús en aquel momento.

¿Qué mayor señal podría darles? ¿Qué les alcanzaría para que puedan creer? Evidentemente a quienes no querían hacerlo y nada les bastaba, pero aún así, Jesús les dio un indicio de qué sucedería con Él en breve, esto sería evidentemente una señal para todos, que más tarde se entendería. Veremos este tema en el siguiente versículo.

Reflexión

Antes de seguir con el otro texto sería bueno reflexionar sobre nuestra fe. ¿Es simple y sencilla como la de un niño? ¿Te han bastado las manifestaciones y la revelación de Dios hasta el momento, o siempre estás en busca de algo más para poder convencerte? 

Bienaventurados son los que creen sin necesidad de ver (Juan 20.29), pero para los que necesitamos un poco más de fe, Dios siempre está allí para ayudar a los que tienen voluntad de creer. ¿Cuál es tu situación? 

Recuerda siempre aquel evento en el cual Jesús echó al demonio que atormentaba a un muchacho. El padre de éste, hablando con Jesús le dijo:

22 Y muchas veces le echa en el fuego y en el agua, para matarle; pero si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros, y ayúdanos. 23 Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible. 24 E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo: Creo; ayuda mi incredulidad.

Marcos 8.22-24 – RVR1960 ®

Juan 2.18-22 – Destruid este templo, y en tres días lo levantaré

En aquella respuesta de Jesús está la respuesta a todas nuestras preguntas. El autor de este comentario siempre recuerda la respuesta del padre del muchacho, y te anima a creer y a pedir ayuda aún cuando en tu corazón existan dudas. 

La respuesta de Dios siempre llega a aquellos que están dispuestos a creer, a quienes sin complejos, le dicen al Señor: “me cuesta, pero quiero creer, ayúdame con mi fe”. ¿Sabías que la fe es un don de Dios? Si no te alcanza, pide más fe. Te será concedida.

Jesús les respondió: «Destruyan este templo, y en tres días lo levantaré».

Obviamente la interpretación de esta señal era algo que a ellos no les estaba revelada. Sin embargo, aún así Jesús les dio una respuesta. Alguien tal vez pudiera preguntarse: ¿No podía Jesús decir algo que ellos pudieran entender? Pero la verdad, ante tantas señales frente a sus ojos y después de tantas enseñanzas desperdiciadas por ellos:

¿Sería conveniente darles perlas a los puercos? Es evidente que Jesús, a propósito, no les dio una señal más maravillosa y comprensible en aquel momento. Aunque claro, con el Espíritu Santo de nuestro lado, lo que podemos ver es una señal más que extraordinaria en su resurrección de entre los muertos.

Es lamentable que quienes fueran los líderes religiosos del momento estuvieran tan lejos de Dios como para no poder ver a Jesús como su Mesías. Quiera Dios ayudarnos para nunca estar nosotros en esta misma situación y, al mismo tiempo, tengamos nosotros la disposición constante de buscarlo en cada momento con la actitud correcta.

Nos ayude el Señor a no conducir a quienes están bajo nuestro cuidado al alejamiento y/o al endurecimiento espiritual. Ciertamente eso nos colocaría en el mismo lugar que aquellos fariseos y demás maestros de la ley (saduceos, escribas, intérpretes, etc.). 

Mantengamos la comunión permanente con aquel que puede guiarnos cada día para caminar en la dirección y en el sentido correcto, y así guiemos a nuestro pueblo hacia el único camino, la única verdad y la única fuente de vida eterna. ¿Estás dispuesto? ¡Dios te bendiga en esa tarea! ¡Él quiere hacerlo!

Juan 2.18-22 – Destruid este templo, y en tres días lo levantaré

Templo de Herodes
Templo de Herodes – Maqueta del segundo Templo de Jerusalén

Imagen de Juan R. Cuadra – Trabajo propio, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=2591412

Entonces los judíos dijeron: «En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú lo levantarás en tres días?»

Ya por todo lo dicho, no es necesario que expliquemos por qué estos no entendían las palabras de Jesús. Obviamente entendían las palabras de Jesús de manera literal y no podían ver el significado espiritual de las mismas. 

Pero también, y al mismo tiempo, nosotros debemos ser muy sinceros y confesar que en aquel momento hubiese sido muy difícil entender el sentido correcto de sus palabras. Aquella interpretación no solo era imposible de entender para aquellos, sino también para cualquier otra persona.

Para peor, los judíos siempre entendían los dichos de Jesús en forma literal, así que lamentablemente esta no fue la excepción. Véanse otros ejemplos como el de Nicodemo y el nuevo nacimiento (Juan 3.1-36), la mujer samaritana y el agua de vida (Juan 4.5-42), el pueblo y el pan del cielo (Juan 6.25-59), etc., etc.

En los versículos siguientes veremos que los discípulos lograron comprenderlas recién para después de que él hubiera resucitado. Así que, aunque no los defendamos, tampoco podemos acusarlos en este punto.

Veamos ahora que los judíos estaban muy orgullosos de su Templo y que por lo tanto, las palabras de Jesús no podían ser ni entendidas ni bien recibidas por los mismos.

Posiblemente ellos pensarían que ese Templo jamás volvería a ser destruido, y por lo tanto, por su gloria y por lo que representaba, ellos pensarían que Jesús, o bien los estaba provocando, o quizás estuviera hablando algo sin sentido.

Por eso fue su respuesta:

En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú lo levantarás en tres días?

Francamente era algo ridículo para ellos. Cuarenta y seis años se había demorado en dejarlo como estaba, destruirlo y reconstruirlo en tres días sería algo imposible de ser realizado. 

En efecto, el Templo cuyos cimientos fueron levantados por Zorobabel, con gran alegría y lágrimas, en el 535 A.C. (Esdras 2.8-13), fue reformado y ampliado desde el año 19 A.C. por Herodes. Pero la obra no finalizó sino hasta el año 64 D.C.

Se entiende entonces, desde esa perspectiva, que los judíos respondieran de aquella manera. Lo ilógico de la situación, era que estaban pidiendo un milagro, pero sin fe. Pero si Jesús fuera el Mesías que ellos esperaban, lo que haría sería manifestar con un milagro grandilocuente que lo era. Desde ese punto de vista: ¿Qué mejor milagro que ese?

Lamentablemente para ellos, ni Jesús haría lo que ellos esperaban, ni el el Templo se mantendría erguido para siempre. Para el año 70 D.C. los ejércitos romanos sitiaron Jerusalén y terminaron por destruir el mismo. 

En este punto pudiéramos reflexionar en aquello de lo cual estamos orgullosos y decir:

Nada construido por la manos del hombre tendrá gloria permanente, lo único que permanece para toda la eternidad es el fruto del trabajo espiritual. ¿En dónde acumulas tus tesoros? Por favor lee Mateo 6.19-20; Filipenses 3.8 y 1 Timoteo 6.18-19. ¡Haz tesoros espirituales!

Mas él hablaba del templo de su cuerpo.

Sin embargo, obviamente Jesús no hablaba de un Templo físico, sino uno espiritual, hecho no con manos humanas (Marcos 14.58). Su cuerpo era aquel Templo del cual hablaba, y el cual sería “destruido” por la muerte pero “reedificado” por la resurrección.

Juan aquí nos está dando la interpretación de los discípulos de Jesús un tiempo después de aquel acontecimiento, luego de su resurrección. Jesús probablemente también hablara de estar tres días en la tumba y luego resucitar de los muertos. Compárese con la señal de Jonás (Mateo 12.38-41).

Aquí también se puede ver lo siguiente: Si bien el texto habla del cuerpo de nuestro Señor Jesucristo, también es cierto que nuestros cuerpos son Templos en donde Dios habita y donde nosotros podemos tener comunión con el Padre sin restricciones. Leamos los siguientes dos textos para ilustrar mejor este punto:

16 ¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros? 17 Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él, porque el templo de Dios es santo, y eso es lo que vosotros sois.

1 Corintios 3:16-17 – LBLA

¿O qué acuerdo tiene el templo de Dios con los ídolos? Porque nosotros somos el templo del Dios vivo, como Dios dijo: Habitare en ellos, y andare entre ellos; y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.

2 Corintios 6:16 – LBLA

Otro tema a considerar en esta parte es que los judíos, en vez de intentar entender estas palabras, las aprovecharon para acusarlo luego en el “juicio” en que juzgaron a Jesús (ver Mateo 26.61; Marcos 14.58 y Hechos 6.14). 

Para pensar

¿Entiendes tú las palabras de Jesús? Si al leer las escrituras no las puedes entender, quien siempre estará dispuesto para ayudarte a comprenderlas es el Espíritu Santo. Pídele su ayuda y Él te llevará a toda verdad (Juan 16.13) y llenará de sabiduría (Santiago 1.5).

Por otro lado, si eres cristiano y te cuesta entender la Palabra de Dios, no te entristezcas, busca la ayuda del Espíritu, pero también en tu Iglesia siempre habrá quien pueda ayudarte, consulta con tu pastor o líder y que Él te guíe a la persona adecuada, quien con gusto estudiará contigo la Biblia o te despejará tus dudas.

Por eso, cuando resucitó de los muertos, sus discípulos se acordaron de que había dicho esto; y creyeron en la Escritura y en la palabra que Jesús había hablado».

Cuando Jesús murió, sus discípulos se juntaron como Él les había pedido. Sus corazones estaban apesadumbrados y su entendimiento nublado, sin embargo, cuando Él resucitó todo comenzó a acomodarse en sus mentes y corazones. Este texto nos ayuda a comprender lo que pasaba en aquellos hombres.

Ellos obviamente no lograron comprender todas las cosas que Jesús les enseñaba, es más muchas veces se los vio dubitativos en cuanto a lo que Él hablaba, ver por ejemplo Mateo 16.7 y contexto. El presente versículo es entonces un ejemplo que nos muestra que existieron cosas que ellos lograron entender mucho después.

Una vez que Jesús hubo resucitado, se acordaron de lo dicho por Él y su fe fue fortalecida aún más. En aquel momento tuvieron mayor fe, no solo en lo que las escrituras decían, sino también en las palabras de Jesús. Obviamente el Espíritu Santo llegó luego para enseñarles y ayudarlos a comprender todo lo que no habían entendido antes.

Jesús conociendo todo esto, en una ocasión les dijo:

 12 Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. 13 Pero cuando Él, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir. 14 El me glorificará, porque tomará de lo mío y os lo hará saber.

Juan 16.12-14 – LBLA

Juan 2.18-22 – Destruid este templo, y en tres días lo levantaré

¿Qué texto recordaron? Muy posiblemente Salmos 16.10:  

Pues tú no abandonarás mi alma en el Seol,

ni permitirás a tu Santo ver corrupción.

Salmos 16.10 – LBLA

Textos bíblicos relacionados

Aquí tienes una lista de pasajes que amplían o apoyan los temas de este versículo — el templo, la muerte y resurrección de Cristo como señal, la iglesia como templo.

  • Efesios 2:19-22 (NBLA) — “Así que ya no son extranjeros ni advenedizos, sino que son conciudadanos de los santos y son de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular, en quien todo el edificio, bien ajustado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; en quien también ustedes son juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.”
  • 1 Pedro 2:4-5 (NBLA) — “Y viniendo a Él como a una piedra viva, desechada por los hombres, pero escogida y preciosa delante de Dios, también ustedes, como piedras vivas, son edificados como casa espiritual para un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.”
  • Salmo 16:10 (NBLA) — “Porque no abandonarás mi alma en el Seol, ni permitirás que Tu Santo sufra corrupción.” (Este pasaje se asocia con Juan 2:22, cuando los discípulos recordaron las palabras de Jesús tras su resurrección).
  • Mateo 26:59-61 (NBLA) — “Y los principales sacerdotes y todo el Concilio procuraban falso testimonio contra Jesús para poder darle muerte; y no lo hallaron, aunque se presentaron muchos falsos testigos. Pero por fin se presentaron dos, que dijeron: ‘Este dijo: “Puedo destruir el templo de Dios y en tres días reedificarlo”.’”
  • Marcos 14:57-58 (NBLA) — “Entonces algunos se levantaron para dar falso testimonio contra Él, diciendo: ‘Nosotros le oímos decir: “Yo destruiré este templo hecho por manos, y en tres días edificaré otro no hecho por manos”.’”
  • Juan 10:18 (NBLA) — “Nadie me la quita, sino que yo la doy de mi propia voluntad. Tengo autoridad para darla y tengo autoridad para tomarla de nuevo. Este mandamiento recibí de Mi Padre.” (Relacionado con la autoridad de Jesús sobre su propia vida y resurrección).

Estos textos ayudan a enriquecer la reflexión y muestran que el pasaje de Juan tiene conexiones con la cristología, el templo y la resurrección.


Análisis de las palabras claves y su significado

PalabraTransliteraciónNúmero StrongSignificado breve
Templonaós / hierónG3485 / G2411Naós: el santuario interior, el “templo” en relación con el cuerpo de Cristo. Hierón: el área sagrada o recinto del templo físico.
SeñalsēmeionG4592Indicador o signo que apunta a una realidad mayor; en este pasaje, la resurrección como señal de la autoridad de Jesús.
Resucitar / LevantaranistēmiG450Levantar o hacer que se ponga en pie; Jesús habla de levantar el templo (su cuerpo) al tercer día.
CuerposōmaG4983El cuerpo humano; aquí usado para indicar que “templo” se refiere al cuerpo de Jesús.

Breves explicaciones contextuales:

  1. Templo: Es fundamental entender que Jesús juega con la idea de templo. Su interlocutor piensa en el edificio físico que lleva años en construcción (“46 años”). Jesús en cambio se refiere a su cuerpo como templo (v.21). Esa distinción transforma el entendimiento del culto, la presencia de Dios y la identidad de Jesús.
  2. Señal: Cuando los judíos le exigen una “señal”, Jesús ofrece una predicción. Esta señal no es simplemente un milagro convencional, sino su propia resurrección. Por ende, es una señal de autoridad, poder sobre la muerte y cumplimiento de la Escritura.
  3. Levantar / Resucitar: El verbo “levantar” alude, literalmente, a que Él mismo se levantará. En Juan este verbo tiene una carga teológica: se anticipa la resurrección que será una potente validación de su ministerio y de su identidad.
  4. Cuerpo: Jesús alude a su cuerpo como “templo”. Esto no solo es una metáfora sofisticada, sino que implica que Él, y luego cada creyente, es el lugar donde Dios habita, donde ocurre la redención, donde se cumple la presencia de Dios con los hombres. Por eso luego se dice que, los creyentes también son “templo del Espíritu” (1 Corintios 6:19-20).

Cuadro sinóptico comparativo — “Destruyan este templo, y en tres días lo levantaré”

EvangelioFrase clavePasajes paralelosEnfoque teológico / contextual
Juan 2:18-22“Destruyan este templo, y en tres días lo levantaré.”Jesús responde al pedido de una señal anunciando proféticamente su muerte y resurrección. El “templo” representa su cuerpo, la verdadera morada de la presencia de Dios.
Mateo 26:59-61“Este dijo: ‘Puedo destruir el templo de Dios y en tres días reedificarlo.’”Marcos 14:57-59; Mateo 27:39-40Durante el juicio ante el Sanedrín se presentan testigos falsos. La frase original de Jesús es distorsionada para acusarlo de blasfemia. En la cruz, los transeúntes repiten la burla.
Marcos 14:58“Nosotros le oímos decir: ‘Yo destruiré este templo hecho por manos, y en tres días edificaré otro no hecho por manos.’”Mateo 26:61; Marcos 15:29-30Cita de testigos en el juicio. No refleja las palabras exactas de Jesús sino una acusación. El contraste “hecho por manos / no hecho por manos” expresa, en su reinterpretación cristiana posterior, la transición del templo físico al cuerpo resucitado de Cristo.
Hechos 7:48-50“El Altísimo no habita en casas hechas por manos humanas.”Isaías 66:1-2; Marcos 14:58Esteban afirma que Dios trasciende los templos físicos, apoyándose en los profetas. Esta visión coincide con la revelación de Jesús: la presencia divina ya no depende de estructuras materiales.
Efesios 2:19-22“Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular.”1 Pedro 2:4-5; 1 Corintios 3:16-17La Iglesia es presentada como el nuevo templo espiritual. Los creyentes son “piedras vivas” unidas a Cristo, el fundamento. La profecía de Juan 2:19 halla su cumplimiento pleno en esta realidad.

Explicación contextual ampliada:
En Juan 2:18-22, Jesús no amenaza con destruir el templo, sino que usa una metáfora profética para anunciar su propia muerte y resurrección. Los evangelios sinópticos recuerdan cómo esa expresión fue malinterpretada y usada como acusación judicial (Mateo 26; Marcos 14) y como motivo de burla en la cruz (Mateo 27; Marcos 15).

Más tarde, los autores de Hechos y las epístolas reinterpretan el tema del templo mostrando que la presencia de Dios ya no reside en edificios, sino en Cristo resucitado y su Iglesia. Así, la promesa de Jesús “en tres días lo levantaré” señala el inicio de una nueva era: el culto espiritual centrado en Él, y la Iglesia como el verdadero Templo de Dios.


Contexto histórico y religioso del templo mencionado por Jesús

Cuando Jesús habló del templo, se refería al templo herodiano, una estructura imponente que simbolizaba la fe y la identidad nacional de Israel.

Este templo había sido ampliado por Herodes el Grande desde el año 20 a.C., y su construcción —según el propio texto— llevaba unos cuarenta y seis años (v. 20).

Los líderes religiosos interpretaron las palabras de Jesús como una blasfemia contra el santuario, porque el templo representaba el centro de la presencia de Dios, el lugar donde se ofrecían sacrificios y se celebraban las fiestas solemnes.

Sin embargo, Jesús introdujo una revolución teológica: el lugar de encuentro entre Dios y el hombre ya no sería un edificio, sino que, a través de su propio cuerpo, el cual sería que sería destruido (crucificado) y levantado (resucitado), el creyente sería parte del cuerpo de Cristo en donde habitaría el Espíritu Santo.

Este cambio marcó el inicio de una nueva comprensión espiritual del culto: Dios habita en Cristo y, por extensión, en la comunidad de los creyentes.

El recuerdo posterior de los discípulos (v. 22) demuestra que la resurrección reinterpretó todo el mensaje: el antiguo templo señalaba a uno mayor —el cuerpo glorificado del Hijo de Dios—, donde mora permanentemente la gloria divina.


Anexo histórico-cultural: el Templo en tiempos de Jesús

El Templo de Jerusalén era el centro espiritual, cultural y nacional del pueblo judío. Representaba la presencia de Dios en medio de su pueblo y era el único lugar donde podían ofrecerse sacrificios según la Ley de Moisés. Su historia es fundamental para comprender la magnitud del gesto de Jesús al purificarlo y al declararse a sí mismo como el verdadero “templo” de Dios.

El primer templo, conocido como el de Salomón, fue construido alrededor del año 957 a.C. y destruido por los babilonios en el año 586 a.C. durante el exilio. Fue un edificio magnífico, símbolo de la gloria del reino unido de Israel.
Tras el regreso del exilio, Zorobabel dirigió la reconstrucción de un segundo templo (515 a.C.), más modesto que el primero, pero suficiente para restablecer el culto.

Siglos después, Herodes el Grande emprendió una ambiciosa ampliación y embellecimiento del templo para ganarse el favor del pueblo judío. Esta obra comenzó alrededor del año 20–19 a.C. y continuó incluso después de su muerte, terminando varias décadas más tarde. Por eso, los judíos le dicen a Jesús en Juan 2:20: “En cuarenta y seis años fue edificado este templo”.

El complejo incluía enormes patios, pórticos y cámaras auxiliares. Su recinto exterior —el hieron— medía aproximadamente 480 metros de largo por 300 metros de ancho, rodeado por muros de piedra blanca y columnas de mármol. En el centro se encontraba el naós, el santuario propiamente dicho, que incluía el Lugar Santo y el Lugar Santísimo.

Para los judíos, el Templo simbolizaba la alianza con Dios, la expiación por medio de los sacrificios y la identidad nacional. La corrupción del culto, el comercio dentro de sus atrios y la pérdida de la pureza espiritual fueron vistos por los profetas —y por Jesús— como señales de un sistema religioso que había perdido su sentido.

Cuando Jesús dijo: “Destruyan este templo y en tres días lo levantaré” (Juan 2:19), no solo profetizaba su resurrección, sino que también anunciaba el fin de un culto basado en sacrificios animales y el comienzo de una nueva era: la comunión directa con Dios a través de Él mismo.

Arqueología y legado:
Restos visibles del segundo templo herodiano aún pueden verse hoy en el Muro Occidental, también conocido como el “Muro de los Lamentos”. Este muro formaba parte del soporte de la gran explanada del templo y se ha conservado como lugar de oración para el pueblo judío.
El templo fue finalmente destruido por los romanos en el año 70 d.C., durante la revuelta judía, cumpliendo así las profecías de Jesús sobre su ruina (Mateo 24:2).


Ayudas para maestros y pastores

Cómo explicar este pasaje

  • Destacar la contextualización: el evento ocurre durante la Pascua, en Jerusalén, con el templo físico en construcción por unos 46 años (v.20). Explicar por qué los judíos preguntan por una señal.
  • Aclarar la ambigüedad intencional de Jesús: Él permite que lo malinterpreten en cuanto al “templo” para luego revelar que se refiere a su cuerpo. Esto conduce al lector a la percepción de que el evangelio de Juan obra con capas de significado (llamado “dualidad”).
  • Resaltar la predicción de la resurrección: aunque en este momento nadie lo entiende, los discípulos lo recuerdan después (v.22). Esto es clave para la fe cristiana: la resurrección valida la identidad de Jesús y consecuentemente la implicación de creer en Él.
  • Conectar la enseñanza con la iglesia hoy: que los creyentes somos “templo del Espíritu” (1 Co. 3:16; Ef. 2:19-22) y vivir en la presencia de Dios ya no se limita a un edificio físico.
  • Recursos visuales/pedagógicos: mapa del templo, esquema del edificio del templo vs. templo de su cuerpo, líneas de tiempo de la construcción del templo de Herodes.

Esquema de predicación/enseñanza

  1. Introducción: contexto del templo y de la limpieza en Juan 2:13-17 (preludio).
  2. Desarrollo
    • Versículo 18: la pregunta de los judíos y qué busca.
    • Versículo 19-20: la respuesta de Jesús y la reacción humana.
    • Versículos 21-22: explicación, memoria de la resurrección, fe de los discípulos.
  3. Aplicación: qué significa para nosotros hoy que Jesús sea el templo, que su resurrección sea la señal, que somos templo del Espíritu.
  4. Conclusión: invitación a vivir en la nueva realidad del culto

Recomendaciones al abordar

  • Asegurarse de que los oyentes comprendan el juego de palabras y el trasfondo judío del templo, para no perder la profundidad.
  • No quedarse únicamente en la “señal milagrosa”, sino enfatizar el propósito de esa señal: generar fe, validar que Jesús sea el Hijo de Dios.
  • En grupos pequeños o clases, provocar discusión: ¿Qué significa que Jesús sea “templo”? ¿Cómo cambia mi vida saber que soy “templo del Espíritu”?
  • Preparar actividad de reflexión: “¿Qué ‘mercaderías’ debo echar fuera de mi adoración?” (inspirado en la limpieza del templo).

Preguntas frecuentes (FAQ) sobre Juan 2:18-22

¿Qué Escritura creyeron los discípulos (v.22) al recordar estas palabras?
Una explicación frecuente señala que podría tratarse del Salmo 16:10 y otros textos que predicen la resurrección del Mesías; en Juan se sugiere este vínculo.

¿Por qué los judíos pidieron una señal en Juan 2:18?
Porque Jesús había limpiado el templo (v.13-17) y su autoridad fue cuestionada; exigían una prueba visible de que estaba autorizado para hacerlo.

¿A qué templo se refiere Jesús cuando dice “destruyan este templo”?
Literalmente al edificio del templo de Jerusalén, pero Jesús se refería a su cuerpo («Mas él hablaba del templo de su cuerpo» v.21).

¿Qué significa “en tres días lo levantaré”?
Alude a su resurrección al tercer día después de su muerte; la construcción física del templo tardó 46 años (v.20), lo que hace aún más dramática la declaración.

¿Cuál es la conexión entre este pasaje y la resurrección de Jesús?
El versículo 22 señala que cuando Jesús resucitó, los discípulos recordaron esta palabra y creyeron en la Escritura y en la palabra de Jesús, vinculando la predicción con la realidad de la resurrección.

¿Qué relevancia tiene este pasaje para los creyentes hoy?
Enseña que por medio de Jesús nuestra adoración no depende de un edificio, y que nuestra fe se funda en su resurrección.


Conclusión teológica y pastoral sobre Juan:18-22

El pasaje de Juan 2:18-22 nos revela que el Señor Jesús no solo ejerce autoridad sobre el culto y el templo de Jerusalén, sino que Él mismo es el verdadero templo — su cuerpo, destinado a ser destruido y levantado en tres días.

En esta predicción Jesús anticipa su muerte, sepultura y resurrección, y muestra que una señal verdadera de su identidad, el triunfo sobre la muerte.

Desde una perspectiva teológica, esto implica que el antiguo sistema cultual con su templo físico da paso a un nuevo orden: en Cristo, Dios se reconcilia con hombre y habita corporalmente en Él.

Pastoralmente, ello significa que cada creyente, en Cristo, participa de este templo vivo, que la adoración no está limitada a un lugar, sino que está centrada en Jesús y en la comunidad redimida.

Al finalizar esta conclusión anhelamos que tu fe pueda fundamentarse en la resurrección de Cristo y que vivas con la convicción de que el mismo Señor que lo levantó de los muertos nos convoca al culto, a la justicia y a la comunión vital con Él.


Para terminar

Antes de terminar este estudio nos gustaría alentarte para que continúes estudiando la Palabra de Dios, que reflexiones y medites en ella. Tus experiencias con Dios irán ayudándote a crecer espiritualmente y en ese proceso tu entendimiento del texto bíblico se irá acrecentando más y más.

Esperamos que este estudio te haya servido para entender el texto bíblico y para reflexionar en el mismo, nos despedimos deseando que nuestro Señor te llene de su sabiduría y de sus bendiciones.


Links a recursos y estudios complementarios

Te dejamos algunos otros links que pudieran servirte:

Notas

Todas las Citas Bíblicas identificadas con Las citas bíblicas NBLA fueron tomadas con permiso de la Nueva Biblia de las Américas (NBLA) © 2005 by The Lockman Foundation), pero para la lectura, tú bien puedes utilizar la que gustes.

Las identificadas como RVR1960, fueron tomadas de:

la versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; © renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso.

Juan 2:18-22 – Destruyan este templo, y en tres días lo levantaré


6 respuestas a «Juan 2:18-22 – Destruyan este templo, y en tres días lo levantaré»

MI OPINION A LOS CONOCIMIENTOS BIBLICOS RECIBIDOS DEL SEÑOR; PIENSO QUE EN LA VENIDA DEL SEÑOR, CUANDO SE MANIFIESTE EL HOMBRE DE PERDICION EL ANTICRISTO, EL SEÑOR LEVANTARA SU TEMPLO EN TRE DIAS POR SU MANDATO AL PUEBLO DE ISRAEL: EZEQUIEL 40

Muchas gracias por compartir este estudio, cada una de las reflexiones y comentarios han sido de gran bendición. Que el Espíritu Santo les siga guiando y ayudando en todo. Dios los bendiga.

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