Una creación de Dios – Testimonio Madelin Reyes
1 En el principio Dios creó los cielos y la tierra. 2 La tierra estaba sin orden y vacía, y las tinieblas cubrían la superficie del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas. Génesis 1.1-2
Cuando no conocía a Dios, no le hallaba sentido a la vida. La oscuridad me rodeaba como neblina. Y aunque respiraba y me levantaba cada mañana, no había vida en mí, porque no podía ver las bendiciones y milagros de Dios, manifestarse en mi vida.
Estaba cegada por una gran oscuridad. La cual, no me permitía deleitarme en la presencia de Dios. Las aguas me rodeaban de pies a cabeza.
La cuales puedo describirlas como los afanes de esta vida, que solo despertaban en mi ansiedad y inconformismo; o, los placeres que el mundo nos ofrece, en los cuales no encontré satisfacción para mis necesidades internas.
Por mucho tiempo formé parte del club de los fracasados. Donde la desesperación y el fracaso se convirtieron en el pan de cada día. Pero llegó el momento en que descubrí que la presencia de Dios en mi vida no era una opción, sino una realidad de mi corazón.
Comprendí que solo Él podía llenar el vacío de mi corazón. Él era la pieza faltante en mi rompecabezas. Era el ancla en medio del mar.
4 Por tanto, en mí está agobiado mi espíritu;
Mi corazón está turbado dentro de mí.
5 Me acuerdo de los días antiguos;
En todas Tus obras medito,
Reflexiono en la obra de Tus manos.
6 A Ti extiendo mis manos;
Mi alma te anhela como la tierra sedienta. (Selah)
7 Respóndeme pronto, oh Señor, porque mi espíritu desfallece;
No escondas de mí Tu rostro,
Para que no llegue yo a ser como los que descienden a la sepultura.
8 Por la mañana hazme oír Tu misericordia,
Porque en Ti confío;
Enséñame el camino por el que debo andar,
Pues a Ti elevo mi alma. Salmos 143.4-8
Al tener ese encuentro con Dios, mi corazón anheló que Dios le diera color y forma a mi vida. Necesitaba con urgencia que Dios dibujara un arcoíris en aquel cielo gris, cubierto de truenos y relámpagos.
Dios era el único que podía moldear mi vida, y transformarla en algo lindo. Dios se convirtió en mi alfarero, y yo en el barro entre sus manos. Él hizo surgir una sonrisa real en mi rostro. Me llenó de amor, gozo y paz.
Me permití ver hacia la superficie del agua. Solo bastó un instante para ver todo lo que Dios tenía preparado para mi. Porque arriba de aquel pantano en donde estaba viviendo era donde se encontraba el Espíritu de Dios.
Ese Espíritu que me hizo el llamado para salir de aquel espantoso lugar.
No hubo necesidad de pedirle auxilio, porque su mano redentora estaba allí, en la superficie de las aguas, esperando que me sujetara a Él. Y cuando me sujeté me hizo libre de aquella prisión. Una luz iluminó mi celda. Dios comenzó a cambiar mi vida, le dio forma y le dio color a mis días.
Ahora soy una creación de Dios. Mi vida es un instrumento en Sus manos. Ya no soy esclava del temor, ni el viento me arrastra de un lugar a otro, como lo hace con las olas del mar. Ahora es el Espíritu Santo quien dirige mi vida, y me guía por el camino correcto.
Mi felicidad está completa. Él ha sembrado gozo en mi corazón. Y me ha enviado a compartir el evangelio a los cuatro vientos de la tierra, de un extremo al otro. Ahora soy una mensajera de Jesús.
Ahora todos deben saber, por medio de mis labios, que en la superficie de las aguas, se mueve el Espíritu de Dios, ese Espíritu redentor.
Enséñame a hacer Tu voluntad,
Porque Tú eres mi Dios;
Tu buen Espíritu me guíe a tierra firme. Salmo 143.10

Agradecimiento
Agradecemos a Madelin Reyes por permitirnos publicar su testimonio. Pueden ver sus publicaciones en Instagram a través del siguiente link.
Notas
- Las citas bíblicas fueron tomadas con permiso de la Nueva Biblia de las Américas (NBLA) © 2005 by The Lockman Foundation
- La imagen de portada corresponde a un trabajo de Gracia y Vida sobre la Imagen original de Michal Jarmoluk en Pixabay