Tienen entenebrecido su entendimiento

Estudio Bíblico Devocional – Reflexión – Explicación: “Tienen entenebrecido su entendimiento – Efesios 4.18”

En el versículo anterior, Pablo nos ordena a todos los cristianos que vivamos de manera diferente a como lo hacen quienes no se han entregado a Cristo.

Por lo general, quienes no han recibido al Espíritu Santo divagan en sus mentes, y sus pensamientos normalmente los llevan por caminos que no agradan a Dios.

Eso los conduce a toda clase de impurezas, porque al final, quien no tiene la meta de vivir en santidad, ni la ayuda del Espíritu Santo, llega a tener “entenebrecido su entendimiento”, sin saber lo que en verdad conviene.

Esto no quiere decir que todo lo que hacen los inconversos es malo, sino que, al no tener sus mentes puestas en Dios, sus caminos los mantienen lejos de Él.

Tener “entenebrecido el entendimiento” es un sinónimo de ausencia de luz en la mente.

Así también, quien no ve el camino por donde transita normalmente tropieza, y eso es cierto tanto en la esfera material como en la espiritual.

En este sentido, hablando sobre la oscuridad mental y espiritual de la humanidad, es que Juan nos dice que la luz vino al mundo pero que los hombres prefirieron la oscuridad porque sus obras eran malas (Juan 3.19).

Por esto, la conclusión lógica es que quienes así viven “están excluidos de la vida de Dios”. ¿Cómo podrían estar incluidos, si ni siquiera lo buscan, ni lo conocen, ni les importa?

La ignorancia que hay en ellos, “por la dureza de su corazón”, los lleva a ese estado de exclusión en el que viven.

Estado en el que muchos de nosotros también estábamos, antes de entregarnos a Cristo, pero que ahora, por la operación del Espíritu Santo en nuestras vidas, hemos sido atraídos a la luz de Cristo.

Pablo les ordena a los receptores de su carta que ya no anden tras las mismas pasiones desordenadas de las personas que tienen sus mentes entenebrecidas.

Lo contrario a eso es andar en la luz de Cristo. Y todos nosotros hemos sido llamados a andar en esa luz. Y aún más, debemos ser capaces de reflejar dicha luz para que otros también puedan andar en ella.

Por tanto, el llamado, la orden de Pablo (la cual no es una simple sugerencia), es que NO nos dejemos dominar por pensamientos inútiles sino que nuestra vida sea guiada por el propósito de servir a Dios y de bendecir a quienes nos rodean.

El hecho de que el apóstol le escribiera a creyentes, nos deja bien claro que ambas opciones están a nuestra disposición, que somos nosotros quienes debemos elegir una cosa u otra opción.

O andamos conforme a una mente dominada por la oscuridad, o nos dejamos guiar por Cristo, a través de una relación cotidiana con el Espíritu Santo.

¿Cuál será nuestra elección?

Dios llene nuestra mente y corazón de Su luz y de Su amor.