Efesios 3:14-15: Toda familia recibe nombre del Padre

Estudio Bíblico Devocional – Reflexión – Explicación: “Efesios 3:14-15: Toda familia recibe nombre del Padre”

Pablo estaba preocupado por los receptores de su carta, porque no quería que se desanimen al ver la situación en la cual se encontraba.

Recordemos que él estaba en prisión al escribir su carta.

Por lo tanto, siendo que estaba en esa condición, y que quería que ellos sean fortalecidos en su fe, lo que hizo por ellos, más allá de escribirles, fue orar.

Esta no fue la primera vez que Pablo oró por ellos. En el capítulo uno también lo hizo, sólo en aquella ocasión, para que tengan mayor sabiduría, para que conozcan mejor a Dios y para que sepan más sobre sus planes (Efesios 1.15-19).

Pero ahora la intención era otra. Pablo no quería que ellos, teniendo en cuenta los sufrimientos de su prisión, tuvieran temor de seguir a Cristo.

Por lo tanto, en los versículos que siguen, orará para que Dios los fortalezca, algo que veremos en la siguiente publicación.

Ahora, más allá de la oración misma, es interesante notar algo que observamos en este versículo: Pablo se arrodilla para orar.

Esta postura es una clara señal de sumisión, de humildad y de adoración. Lo cual debería hacernos pensar en qué actitud tenemos nosotros al acercarnos a Dios en oración.

Otro detalle interesante de observar es la forma en la que Pablo se refiere a Dios. Lo llama “el Padre de nuestro Señor Jesucristo”.

Pero, ¿por qué lo llama de esa manera y no, por ejemplo, Padre “nuestro” como enseñó Jesús, o alguna otra manera?

¿Será que quiso resaltar la posición que ocupa el Padre frente al Hijo dentro de la deidad? ¿O tal vez, que son dos personas diferentes, y que cada una ocupa su propio lugar y función?

¿O será que lo hizo para darnos a entender a quien debemos dirigir nuestras oraciones, es decir, a Dios el Padre? ¿Has notado que ninguna de las oraciones de Pablo fueron dirigidas a Jesús?

Más allá de todo esto, lo cual ciertamente deberíamos considerar, en el versículo 15 Pablo nos dice que: de Dios el Padre “recibe nombre toda familia en el cielo y en la tierra”.

Todos somos criaturas de Dios, tanto quienes habitan en el cielo, como quienes vivimos en esta tierra. Dios ha puesto nombre a toda familia, porque las creó y porque tiene autoridad por sobre toda Su creación.

En el antiguo testamento vemos que Dios les puso nombres nuevos a distintas personas que tenían una relación con Él. Esto era porque el nombre tenía un sentido y un propósito determinado.

Dos ejemplos de esto fueron Abraham (Génesis 17.5) e Israel (Génesis 32.28). Esto nos muestra que, quien tenía autoridad por sobre las personas, podía cambiarles el nombre o asignarles uno nuevo.

En el caso de lo que dice Pablo en nuestro versículo, quien les puso su nombre a todas las familias de la tierra fue Dios, quien, como su creador, bien podía disponer de esta libertad.

Ahora, más allá de todo esto, notemos que nosotros, Sus hijos, fuimos hechos parte de Su familia, y que Él es el Padre de nuestra familia espiritual, la cual es la iglesia.

¡Qué bendición es tener esta preciosa familia!

Bendición por tener un Padre amoroso, y bendición por contar con hermanos como Pablo, los cuales se preocupan por nosotros.

Así que: ¿Qué tal si agradecemos al Padre por la familia que hemos recibido?

Y además, ¿Qué tal si, siguiendo el ejemplo de Pablo, tomamos el compromiso de ayudar y de sostener en oración a nuestros hermanos?

El verdadero amor se manifiesta en este tipo de hechos.

Dios nos siga bendiciendo, y nos siga revelando Su palabra, para ser cada vez de mayor bendición para nuestra familia espiritual.