Un ser excepcional, con gran amor y poder que busca relacionarse con nosotros.
Este estudio estará disponible próximamente.
Al leer este texto quedamos maravillados. Tenemos el Espíritu de Dios, y con Él, la certeza de que Dios quiere estar presente en cada uno de nuestros días; la certeza de Su amor, el obrar del Espíritu Santo y, entre una multitud más de cosas, la esperanza de una herencia. ¡Oh cuán grande es el amor de nuestro Padre para cada uno de sus hijos! ¿Cómo no alabarle? ¿Cómo no darle gloria? ¿Cómo no presentar nuestros cuerpos, y toda nuestra vida, como sacrificio vivo, santo y agradable para nuestro Dios? ¡Oremos con gratitud, con ferviente amor y con total entrega!
15 Pues no habéis recibido un espíritu de esclavitud para volver otra vez al temor, sino que habéis recibido un espíritu de adopción como hijos, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! 16 El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios, 17 y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si en verdad padecemos con Él a fin de que también seamos glorificados con Él.