1 Pedro 1:20 Cristo, predestinado para salvación y manifestado por amor


1 Pedro 1:20 Cristo, predestinado para salvación y manifestado por amor

Comentario Bíblico Devocional


La presente es una porción del Comentario Bíblico sobre la epístola de 1 Pedro, publicado por Gracia y Vida. El mismo pretende ayudar a los lectores en la interpretación y en la aplicación de las escrituras a sus vidas; teniendo además como objetivo que la lectura sea fluida y de fácil interpretación.

Con dicho objetivo en mente, y a fin de entender los distintos versículos de la manera más apropiada, nos ayudaremos con un análisis del contexto histórico y también con las herramientas hermenéuticas necesarias para llegar a una correcta interpretación; pero todo esto sin entrar en largas discusiones, ni en detalles demasiado técnicos.

Sin más, y primero que cualquier otra cosa, le invitamos a leer atentamente el texto y orar para que el Señor lo llene de su sabiduría, sin lugar a dudas será Él la gran fuente de toda comprensión y entendimiento. Hecho ésto, ahora sí comencemos con el estudio de los textos que nos convocan, leamos:

El texto: 1 Pedro 1:20

Ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros (1 Pedro 1:20 – RVR1960)

 

Introducción

En los versículos anteriores el apóstol Pedro les dijo a sus destinatarios que ellos:

18 sabiendo que no fuisteis redimidos de vuestra vana manera de vivir heredada de vuestros padres con cosas perecederas como oro o plata, 19 sino con sangre preciosa, como de un cordero sin tacha y sin mancha, la sangre de Cristo. (1 Pedro 1:18-19 – LBLA)

Ahora les va a decir que su venida a esta Tierra no fue algo improvisado; es decir, que el plan de Dios para la salvación del mundo ya había sido gestado desde antes que el hombre existiera; y que Jesús, ya tenía su función dentro aquel plan.

Esta es entonces la línea argumental que Pedro utiliza cuando nos dice que Jesús fue:

Destinado desde antes de la fundación del mundo

Algo de lo cual debemos tener certeza es que Jesús supo en todo momento cuál era su propósito. Incluso en aquel momento tan difícil para Él, cuándo pidió que pase de sí aquella copa (estando en Getsemaní – Mateo 26:39); Él sabía bien cuál era la voluntad del Padre y qué parte le tocaba en el plan de redención. Él debía morir en nuestro lugar. Eso era lo que debía hacer para que la salvación llegue a toda la humanidad.

En el estudio anterior vimos tanto el significado como la implicancia de la redención, aquella obra de Cristo a favor nuestro. Haríamos bien en detenernos a analizar este tema para entender por qué era tan necesaria la muerte de nuestro Señor. Pero dado que ya lo hemos estudiado, no lo volveremos a hacer aquí. Le invito por tanto a leerlo desde el link que se encuentra al final de este estudio.

Lo que sí diremos aquí es que Cristo estaba preparado para redimirnos. Y que Dios, más allá de enojarse y alejarse de nosotros viendo nuestros pecados, aún así siguió adelante con su plan. Cristo por lo tanto, utilizando todo el amor que tenía disponible, se dispuso a poner la salvación al alcance de nuestra fe. Esto no fue barato para Él, sino todo lo contrario. El precio fue su vida.

Pedro ya ha tocado el tema del plan predeterminado de Dios, lo hizo en dos oportunidades (1:2 y 1:20), y ahora lo vuelve a hacer. Tengamos por ende muy presente la siguiente consideración: conocer  nuestras falencias y pecados de antemano, no detuvo a Dios para seguir con su plan. Todo lo contrario, aquel plan respondía a ese conociendo previo sobre nosotros. Respondía al amor que nos tenía y aún nos tiene.

1 Pedro 1:20 Cristo, predestinado para salvación y manifestado por amor
Cristo predestinado para salvación

Así que, gracias a ese amor, Él siguió adelante con su plan y por ende, Jesucristo fue:

Manifestado en los postreros tiempos

Cuando el apóstol nos dice que Jesucristo fue manifestado, quiere decir que se nos dio a conocer (Romanos 16:25–26; 2 Timoteo 1:9–10). No lo hizo en cualquier momento sino que el tiempo de su ejecución fue en aquel, hace más de dos mil años. Jesús estuvo en la eternidad, fuera del tiempo, mirando cómo la historia de los hombres se desarrollaba. Y cuando todo estuvo listo, Él  se presentó; se dio a conocer y actuó.

Por un segundo, y como un paréntesis, lo invito a reflexionar en la siguiente verdad: el tiempo es solo para nosotros. Debemos saber que Dios vive fuera del tiempo; que para nosotros los años pasan y que dependemos y nos movemos en el tiempo; sin embargo eso solo rige para nosotros, pero no para Dios. La Biblia dice al respecto:

 Pero no olviden, queridos hermanos, que para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. (2 Pedro 3:8 – NVI).

El tiempo oportuno

Aquel período de la historia fue el elegido por Dios en su presciencia; fue muy apropiado para el extendimiento del cristianismo por lo menos por dos razones, la primera es que las rutas comerciales estaban muy desarrolladas y por lo tanto habían muchos caminos construidos; y la segunda que la cultura helénica era común a todo el imperio y por ende existía una lengua universal para todos, el griego Koiné.

Esto implicaba que viajar de un lado al otro del imperio resultaba más fácil que en otros momentos de la historia y hablar con personas de diferentes nacionalidades ya no era un problema, por ende los cristianos, al enfrentar persecuciones, se fueron esparciendo por todo el imperio llevando consigo el mensaje de salvación. Hoy nosotros conocemos a Dios gracias a que aquellos hombres de Dios, se dejaron utilizar para esparcir el evangelio.

Los postreros tiempos

En el tiempo en que Pedro escribió esta epístola, los cristianos esperaban que el regreso de Cristo sea inminente, no sabían cuánto más debían aguardar, pero creían que no tardaría mucho en volver. Es así que vemos este concepto en muchas de las cartas de los distintos apóstoles, por ejemplo en Hebreos leemos:

no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos unos a otros, y mucho más al ver que el día se acerca. (Hebreos 10:25 – LBLA).

Observemos también la ansiedad de Pablo mientras aguardaba que dicho evento suceda cuanto antes:

de manera que nada os falta en ningún don, esperando ansiosamente la revelación de nuestro Señor Jesucristo; (1 Corintios 1:7 – LBLA).

Porque nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también ansiosamente esperamos a un Salvador, el Señor Jesucristo, (Filipenses 3:20 – LBLA).

Por su parte Pedro también escribe:

Ya se acerca el fin de todas las cosas. Así que, para orar bien, manténganse sobrios y con la mente despejada. (1 Pedro 4:7 – NVI).

Y Juan, escribiendo lo que Dios mismo le reveló, escribió:

He aquí, yo vengo pronto, y mi recompensa está conmigo para recompensar a cada uno según sea su obra. (Apocalipsis 22:12 – LBLA).

1 Pedro 20 Cristo, predestinado para salvación y manifestado por amor
Jesús fue manifestado por amor
Pero, ¿Por qué todos tenían esta sensación de proximidad?
El mismo Jesús les había dicho a sus discípulos:

Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. (Juan 14:3 – RVR1960).

Por eso también ustedes deben estar preparados, porque el Hijo del hombre vendrá cuando menos lo esperen. (Mateo 24:44 – NVI).

Y por otro lado, cuando el mismo estaba ascendiendo en una nube, un ángel le dijo a sus discípulos:

—Galileos, ¿qué hacen aquí mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido llevado de entre ustedes al cielo, vendrá otra vez de la misma manera que lo han visto irse. (Hechos 1:10-11 – NVI).

Analizando el conjunto de los versículos que hemos leído, entendemos mejor la ansiedad de Pablo y de todos los demás apóstoles. Es por eso que Pedro creía que vivían en los últimos tiempos.

Manifestado por amor

Más allá del tiempo de la manifestación, la razón para esta manifestación de Jesucristo, la hemos venido comentando en cada estudio que hemos compartido.

Siendo el caso no lo volveremos a hacer aquí. Baste decir que Dios nos amó con un amor inmenso y que, gracias a ese amor, y a la obra de Jesús, hoy tenemos la posibilidad de ser salvos. Pero, por las dudas, quisiera preguntarle:

¿Sabía usted que Dios lo ama?

Le dejo algunos versículos para que pueda ver cuán grande es el amor de Dios:

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en El, no se pierda, mas tenga vida eterna. (Juan 3:16 – LBLA)

37 Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. 38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro. (Romanos 8:37-39 – RVR1960)

Pero Dios, que es rico en misericordia, por causa del gran amor con que nos amó, aun cuando estábamos muertos en nuestros delitos, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia habéis sido salvados), y con El nos resucitó, y con El nos sentó en los lugares celestiales en Cristo Jesús, a fin de poder mostrar en los siglos venideros las sobreabundantes riquezas de su gracia por su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. (Efesios 2:4-7 – LBLA)

El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor. Así manifestó Dios su amor entre nosotros: en que envió a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por medio de él. 10 En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y envió a su Hijo para que fuera ofrecido como sacrificio por el perdón de nuestros pecados. (1 Juan 4:8-10 – NVI)

Que su amor, su presencia y bendición llenen su vida.


1 Pedro 1:20 Cristo, predestinado para salvación y manifestado por amor


Le invito a seguir leyendo el comentario de este apasionante libro de 1ª Pedro a través de los siguientes links:

Índice

1:18‭-‬19 Redimidos por la sangre de Cristo

1:21 Jesucristo, resucitado y glorificado por Dios


Nota:

Todas las Citas Bíblicas identificadas con LBLA fueron tomadas con permiso de LBLA – http://www.lbla.com

Las identificadas como NVI, fueron tomadas de:

Escritura de la Santa Biblia, NEW INTERNATIONAL VERSION®, NIV® Copyright © 1973, 1978, 1984, 2011 por Biblica, Inc.® Usado con permiso. Todos los derechos reservados en todo el mundo.

Las identificadas como RVR1960, fueron tomadas de:

la versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; © renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso.


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