1 Pedro 1:21 Jesucristo, resucitado y glorificado por Dios


1 Pedro 1:21 Jesucristo, resucitado y glorificado por Dios

Comentario Bíblico Devocional


La presente es una porción del Comentario Bíblico sobre la epístola de 1 Pedro, publicado por Gracia y Vida. El mismo pretende ayudar a los lectores en la interpretación y en la aplicación de las escrituras a sus vidas; teniendo además como objetivo que la lectura sea fluida y de fácil interpretación.

Con dicho objetivo en mente, y a fin de entender los distintos versículos de la manera más apropiada, nos ayudaremos con un análisis del contexto histórico y también con las herramientas hermenéuticas necesarias para llegar a una correcta interpretación; pero todo esto sin entrar en largas discusiones, ni en detalles demasiado técnicos.

Sin más, y primero que cualquier otra cosa, le invitamos a leer atentamente el texto y orar para que el Señor lo llene de su sabiduría, sin lugar a dudas será Él la gran fuente de toda comprensión y entendimiento. Hecho ésto, ahora sí comencemos con el estudio de los textos que nos convocan, leamos:

El texto: 1 Pedro 1:21

y mediante el cual creéis en Dios, quien le resucitó de los muertos y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sean en Dios. (1 Pedro 1:21 – RVR1960)

Introducción

En los versículos precedentes Pedro ha hablado sobre nuestra salvación. Ha dicho que fuimos rescatados de nuestra vida de pecado (1:18) a través de la obra de Cristo y gracias al derramamiento de su sangre (1:19). En 1:20 nos ha dicho que este acto salvador de Jesús, había sido pensado desde antes de nuestra existencia y que, por su gran amor, Dios nos lo había manifestado.

En el versículo presente, Pedro seguirá hablando de Cristo y de lo que Dios hizo con Él a partir de su muerte. Lo primero que nos dice es, que es gracias a Jesús, que nosotros podemos creer en Dios. Leemos:

Mediante el cual creéis en Dios

Jesucristo es el único medio disponible para acercarnos a Dios, Él es quién hizo esto posible. Pero como ya hemos tratado este tema de diversas maneras en otros muchos estudios de Pedro, solo dejaré aquí algunos versículos que reafirman el concepto. Leamos:

Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí. (Juan 14:6 – LBLA).

Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en el cual podamos ser salvos.(Hechos 4:12 – LBLA).

Pues Dios nos salvó y nos llamó a una vida santa, no por nuestras propias obras, sino por su propia determinación y gracia. Nos concedió este favor en Cristo Jesús antes del comienzo del tiempo;(2 Timoteo 1:9 – NVI)

7No es fácil que alguien se deje matar en lugar de otra persona. Ni siquiera en lugar de una persona justa; aunque quizás alguien estaría dispuesto a morir por la persona que le haya hecho un gran bien. 8Pero Dios prueba que nos ama, en que, cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros. (Romanos 5:7-8 – DHH)

1 Pedro 1:21 Jesucristo, resucitado y glorificado por Dios
Creemos en Dios x Jesús

Tal como lo dice este último versículo, Cristo murió por nosotros, y no solo murió, sino que también resucitó. Pero ¿Cómo fue eso posible? Pedro nos dice que fue Dios el padre

Quien le resucitó de los muertos

El Nuevo Testamento deja bien claro que Jesús resucitó de los muertos a través del poder de Dios (Hechos 2:24; Hebreos 13:20-21). Por otra parte Pedro en (1:3) ya había expresado que Dios nos hizo renacer a los creyentes por medio de la resurrección de Jesucristo:

Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien según su gran misericordia, nos ha hecho nacer de nuevo a una esperanza viva, mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, (1 Pedro 1:3 – LBLA)

Y ahora, en el versículo que analizamos, se nos muestra nuevamente que Dios utiliza su poder para volver a la vida a Jesucristo. El poder de Dios no sólo da nueva vida, sino que además: ¡Revive a sus hijos! Veamos que también el apóstol Pablo nos habla de este tema, leemos en su carta a los Romanos:

9que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.

10Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. (Romanos 10:9-10 – RVR1960)

Qué implica su resurrección para nosotros

Los cristianos damos especial énfasis a la resurrección de Jesús, dado que ese evento nos llena de esperanzas y es una de las principales razones para nuestra fe; leamos dos pasajes en el que Pablo nos habla sobre su significado:

12Ahora bien, si se predica que Cristo ha sido levantado de entre los muertos, ¿cómo dicen algunos de ustedes que no hay resurrección? 13Si no hay resurrección, entonces ni siquiera Cristo ha resucitado. 14Y, si Cristo no ha resucitado, nuestra predicación no sirve para nada, como tampoco la fe de ustedes. 15Aún más, resultaríamos falsos testigos de Dios por haber testificado que Dios resucitó a Cristo, lo cual no habría sucedido si en verdad los muertos no resucitan. 16Porque, si los muertos no resucitan, tampoco Cristo ha resucitado. 17Y, si Cristo no ha resucitado, la fe de ustedes es ilusoria y todavía están en sus pecados. 18En este caso, también están perdidos los que murieron en Cristo. 19Si la esperanza que tenemos en Cristo fuera solo para esta vida, seríamos los más desdichados de todos los mortales.

20Lo cierto es que Cristo ha sido levantado de entre los muertos, como primicias de los que murieron. (1 Corintios 15:12-20 – NVI)

Así como creemos que Jesús murió y resucitó, así también creemos que Dios va a resucitar con Jesús a los que murieron creyendo en él. (1 Tesalonicenses 4:14 – DHH)

Si Jesús es la primicia de los que durmieron, eso implica que los próximos en resucitar, si Dios no viene antes a buscarnos, somos nosotros. ¡Cómo no dar gloria a Dios!

El autor de la epístola nos dice todavía más. Él continúa diciendo que, habiendo ya resucitado, Jesús se presentó a los discípulos, y que después de eso ascendió a los cielos donde nuevamente Dios:

Le ha dado gloria

Sí, Jesús obtuvo nuevamente aquella gloria que tuvo antes de encarnarse (Juan 1:1, 12:44-45; 2 Corintios 4:4-6; Filipenses 2:6; Colosenses 1:15 y especialmente 2:9). Leamos solamente uno de los muchos pasajes en los que Pablo apoya lo que Pedro en lo que escribe. Él dice que, respecto de Dios, Jesús:

El es el resplandor de su gloria y la expresión exacta de su naturaleza, y sostiene todas las cosas por la palabra de su poder. Después de llevar a cabo la purificación de los pecados, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas, (Hebreos 1:3 – LBLA)

1 Pedro 1:21 Jesucristo, resucitado y glorificado por Dios
Nuestra fe y esperanzas están en Dios

Veamos también lo que escribe Juan:

17Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último;

18y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades.

(Apocalipsis 1:17-18 – RVR1960)

La conclusión a la que fácilmente llegamos es que si fue Dios quien elaboró el plan de salvación; si envío y su Hijo para morir en la cruz y luego lo resucitó; si envió al Espíritu Santo para que nos ayude a vivir en esta vida, entonces debería ser obvio para nosotros en quien debemos depositar nuestra fe y nuestras esperanzas. Pero por las dudas, Pedro nos lo aclara:

Para que vuestra fe y esperanza sean en Dios

¿En dónde y en quién está puesta nuestra esperanza? Mientras que el mundo nos llama a confiar en riquezas, títulos, poder militar y económico y muchas otras cosas; Dios nos invita a confiar en Él. Ya en el 1:3 el apóstol nos decía, de parte de Dios, que renacimos a una esperanza viva para tener una herencia segura en los cielos; y más tarde en 1:13 nos pedía que pongamos nuestra esperanza en la gracia que tendremos a partir de la segunda venida de Cristo.

Como vemos, el apóstol una y otra vez nos llama a esperar en Dios y en lo que nos espera en la manifestación de Jesucristo. Su razón de escribirnos todo esto es llamarnos la atención para que aprendamos a confiar en lo que verdaderamente tiene valor, en lo que perdura. Él pretende que cambiemos nuestra perspectiva de la vida, no centrando nuestra atención en las cosas que perecen, sino en las que durarán toda la eternidad.

Por lo tanto, él espera que ya no pongamos la mirada en este mundo y en las cosas que nos ofrece; sino solo en Dios y en lo que nos promete. Dios es quién nos dará un futuro de gloria y una vida eterna. La fe en otra cosa, en otra persona, incluso en nosotros mismos es incierta y no nos llevará a ningún buen puerto. Solo en Dios tenemos confianza, sólo en Él hay esperanzas.

¿Dónde está depositada nuestra fe?

Espero apreciado lector, que también usted pueda depositar su confianza en Dios.

Ya que ni las religiones, ni el poder, ni el dinero ni ninguna otra cosa nos dará la esperanza de gloria, ni la vida eterna, ni la relación de amor con el creador del mundo. Qué Dios le dé la sabiduría necesaria para acercarse a Dios y recibir todo lo que Él tiene para darnos.


1 Pedro 1:21 Jesucristo, resucitado y glorificado por Dios


Le invito a seguir leyendo el comentario de este apasionante libro de 1ª Pedro a través de los siguientes links:

Índice

1:20 Cristo, predestinado para salvación y manifestado por amor


Nota:

Todas las Citas Bíblicas identificadas con LBLA fueron tomadas con permiso de LBLA – http://www.lbla.com

Las identificadas como NVI, fueron tomadas de:

Escritura de la Santa Biblia, NEW INTERNATIONAL VERSION®, NIV® Copyright © 1973, 1978, 1984, 2011 por Biblica, Inc.® Usado con permiso. Todos los derechos reservados en todo el mundo.

Las identificadas como RVR1960, fueron tomadas de:

la versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; © renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso.

Y las identificadas como DHH, fueron tomadas de:

Dios habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.


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