Nuestra conciencia y el pecado

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Versículo Base: Marcos 6.16

Al oír esto, Herodes decía: «Juan, a quien yo decapité, ha resucitado»

Contexto: Marcos 6.14-18

14 El rey Herodes se enteró de esto, pues el nombre de Jesús se había hecho célebre, y la gente decía: «Juan el Bautista ha resucitado de entre los muertos, por eso es que estos poderes milagrosos actúan en él». 

15 Pero otros decían: «Es Elías». Y decían otros: «Es un profeta, como uno de los profetas antiguos». 16 Al oír esto, Herodes decía: «Juan, a quien yo decapité, ha resucitado».

17 Porque Herodes mismo había enviado a prender a Juan y lo había encadenado en la cárcel por causa de Herodías, mujer de su hermano Felipe, pues Herodes se había casado con ella. 18 Y Juan le decía a Herodes: «No te es lícito tener la mujer de tu hermano».

Reflexión – Meditación – Devocional

¿Por qué pensaba Herodes que Juan había resucitado?

Seguramente su conciencia lo acusaba recordándole su pecado.

Esto mismo sucede también con nosotros al pecar.

Ese instrumento puesto por Dios, llamado conciencia, nos avisa que hemos cometido un error ante los ojos de nuestro Señor.

Esa conciencia de pecado debería ser suficiente para que nos pongamos a cuentas con Dios, pero sin embargo, eso no siempre ocurre… ¿Por qué será? ¿Qué piensas?

Si te preguntas por qué no sucede siempre, la respuesta es más que simple, al dejar de prestar atención a esa voz en nuestro interior, con el tiempo dejamos de oírla.

¿Qué deberíamos hacer entonces?

Acercarnos más a Dios, pedirle perdón por todos nuestros pecados (Salmos 19.12), y disponernos a oír lo que el Espíritu Santo y nuestra conciencia tienen para decirnos.

Dios nos ayude a:

  • Buscarle cada día,
  • Proponernos hacer Su voluntad,
  • Buscar Su ayuda con aquellas debilidades con las cuales batallamos y a,
  • Oír cada vez con mayor sensibilidad ese instrumento puesto por Él en nuestro interior.

¡Dios te bendiga mucho!

Nuestra conciencia y el pecado

Algunos consejos prácticos para tu vida devocional

Si te es posible, recuerda que siempre es bueno tener un orden para cada día.

  • Levantarnos
  • Orar
  • Tener nuestro devocional
  • Y proseguir con nuestra rutina

Es el orden más adecuado, pero si no te fuera posible, intenta tener un horario determinado para acercarte a Dios, en el cual ningún otro evento de tu agenda se le superponga y compita por tu atención.

Si has de tener este tiempo por las noches, asegúrate de ir a la cama con algún resto de energía, para que, al orar no te duermas, y al leer no se te cierren tus ojos.

Es más que lógico que, para que tu lectura pueda ser de provecho, debes poder comprender lo que lees. No podrás lograr eso en un estado somnoliento…

Por otro lado, aunque Dios entienda que estás cansada/o, espera puedas expresarte sin quedarte dormida/o.

Dios conoce lo que necesitas, pero espera que se lo expreses y que te relaciones con Él dándole un tiempo de calidad.

¿Qué porcentaje de tu tiempo le ofreces? ¿Estás segura/o de que es todo lo que puedes darle? Seguramente Él espera un poquito más, una relación permanente y cotidiana. ¿Lo sabías?

No le des el último lugar a Dios. Tú eres de primer importancia para Él, intenta que sea recíproco desde tu lado. ¿Estás de acuerdo?

Dios te bendiga mucho, te llene de sabiduría, dirija tu vida y te conduzca por su camino cada día. Amén.

Links

Te invitamos a continuar leyendo más reflexiones cortas a través de los siguientes links:

Devocionales Diarios

Devocional diario: El ministerio de Jesús

Devocionales basados en el evangelio de Marcos

Nota

Las citas bíblicas fueron tomadas con permiso de la Nueva Biblia de las Américas (NBLA) © 2005 by The Lockman Foundation.

Nuestra conciencia y el pecado

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Gracia y Vida

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