Le traían niños [a Jesús] para que los tocara.
13 Y le traían niños para que los tocara; y los discípulos los reprendieron. 14 Pero cuando Jesús vio esto, se indignó y les dijo: Dejad que los niños vengan a mí; no se lo impidáis, porque de los que son como estos es el reino de Dios. 15 En verdad os digo: el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él. 16 Y tomándolos en sus brazos, los bendecía, poniendo las manos sobre ellos.
¿Llevamos a nuestros niños a un encuentro con Jesús?
Y si lo hacemos en nuestros hogares, ¿qué hacemos para que ellos puedan expresar adoración en nuestras iglesias?
Y al mismo tiempo, ¿participan nuestros niños en los cultos y reuniones de adoración?
Muchos dirán: “Los cultos son para los adultos, los niños deben ver y aprender, y aunque ahora no entiendan todas las cosas, eso les enseña lo que deberán hacer cuando sean grandes”.
Siendo así, en muchas iglesias los niños son obligados a quedarse quietos y en silencio en medio del culto y del mensaje, algo que no es natural para ellos, ni tampoco les es posible.
Ahora, todo maestro de escuela bíblica de niños sabe por experiencia que los niños también pueden adorar, orar y recibir un mensaje de parte de Dios.
Las oraciones de muchos de ellos hacen estremecer a sus maestros, quienes muchas veces terminan con lágrimas en sus ojos al oírlos.
Y sus afirmaciones simples, tan cargadas de verdad y de fe llenan nuestros corazones llevándonos a glorificar el nombre de Dios.
¿Será posible, que todos podamos vivir esta experiencia de tanto en tanto?
Quizás, una manera muy práctica sería hacer algún culto pensado para ellos, en donde puedan expresarse y mostrarnos cómo es adorar con un corazón de niño.
Por algo dice el Señor: “De los tales es el reino de los cielos“.
Con la inquietud planteada, dejamos el ejemplo de los padres de nuestro texto a tu consideración y afirmamos:
“Llevemos a nuestros niños a Jesús, ese es nuestro más grande ministerio“.
¿Lo tienes en cuenta cada día? ¡Dios bendiga mucho a tu familia, y en especial a tus niños!
Padre celestial te agradezco mucho por los niños que me has dado, son una bendición para mi vida y te alabo por ellos.
Me gustaría ser un buen ejemplo para ellos en cada aspecto de mi vida y ayudarlos en todo, en especial en lo que respecta a su relación contigo.
Por favor, dame sabiduría, madurez espiritual, paciencia y amor para poder enseñarles de la mejor manera cómo acercarse y tener una comunión diaria contigo.
Me entrego en tus manos y los pongo también a ellos. Por favor guárdalos, ayúdalos y llénalos de Ti. Te suplico todo esto en el nombre de Cristo Jesús, amén.
Te invitamos a continuar leyendo más reflexiones cortas a través de los siguientes links:
Devocional diario: El ministerio de Jesús
Devocionales basados en el evangelio de Marcos
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