Texto bíblico base: Marcos 9.33
Y llegaron a Capernaúm; y estando ya en la casa, les preguntaba: ¿Qué discutíais por el camino?
Contexto bíblico: Marcos 9.33-37
33Y llegaron a Capernaúm; y estando ya en la casa, les preguntaba: ¿Qué discutíais por el camino?34Pero ellos guardaron silencio, porque en el camino habían discutido entre sí quiénde ellos erael mayor.
35Sentándose, llamó a los doce y les dijo: Si alguno desea ser el primero, será el último de todos y el servidor de todos.36Y tomando a un niño, lo puso en medio de ellos; y tomándolo en sus brazos les dijo:
37El que reciba a un niño como este en mi nombre, a mí me recibe; y el que me recibe a mí, no me recibe a mí, sino a aquel que me envió.
Reflexión Bíblica – Meditación Cristiana – Devocional Diario
Jesús esperó para conversar con sus discípulos hasta llegar a la casa. Él los había oído, sabía de qué habían hablado, sin embargo les dio la oportunidad de que ellos pudieran confesar su error.
Increíblemente, después de haber fracasado en expulsar a un demonio (ver contexto más amplio), ellos no siguieron pensando en ese asusto, sino en qué beneficios podrían obtener si se acomodaban en los mejores puestos.
¿Quién sería el mayor? Eso es lo que les preocupaba. Pero más allá de esa nimiedad (cosa insignificante o sin importancia), Jesús quería que aprendan qué era verdaderamente trascendente y qué no.
¿En verdad quieren los lugares más altos/importantes? Entonces deben servirse los unos a los otros.
Esa fue la enseñanza fundamental, pero no la única. Con su actitud, Jesús nos enseña a buscar el lugar y el tiempo adecuados, a corregir con amor, a encausar el error sin hacer sentir mal al otro.
¡Cuántas cosas para aprender de Él! ¿Cierto?
Nota que no se enfadó, no los regañó, no les levantó la voz. Simplemente transmitió la enseñanza adecuada de la mejor de las formas posibles. ¡Eso mismo es lo que debemos hacer nosotros!
Por otro lado, notar que tampoco les llamó la atención por guardar silencio, es decir, por no reconocer su falta. Todos allí lo sabían y no era necesario aclararlo (restregar, exacerbar el error). Lo importante era otra cosa: La enseñanza que les dio.
Al ver todos estos hechos podemos darnos cuenta del gran amor de Jesús y de cuál era su objetivo para con sus discípulos. Lo que a Él más le importaba era que ellos aprendan, que crezcan espiritualmente.
Ni demostrar poder ni marcar autoridad, solo dejar personas maduras, que aprendieran a través de buenos ejemplos las mejores enseñanzas.
Eso mismo quiere hoy día. Que nosotros crezcamos, que maduremos. Siguen sin interesarle los castigos, los regaños. Solo quiere que aprendamos. ¡Jesús perdona y enseña con amor!
Por eso, cuando nos equivoquemos, sólo acerquémonos a Él. Sin importar cuántos nos avergoncemos, cuántas veces hayamos tropezado con la misma piedra…
Sólo pongámonos en Sus manos, entreguemos nuestras vidas y busquemos, de todo corazón y con todas nuestras fuerzas, asirnos (tomarnos, agarrarnos) a Él para poder ser cada vez más fuertes, y para lograr vencer la próxima vez que estemos frente al mismo escollo (piedra, tentación, ocasión de caer en pecado).
¿Te animarás a buscarle con todas tus fuerzas a pesar de tus errores? ¡Hazlo! Él te está esperando.
Links
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Devocional diario: El ministerio de Jesús
Devocionales basados en el evangelio de Marcos
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Notas
- Las citas bíblicas fueron tomadas con permiso de la Nueva Biblia de las Américas (NBLA) © 2005 byThe Lockman Foundation, a excepción de las explícitamente señaladas.
- La imagen de portada es un trabajo de Gracia y Vida utilizando la imagen original de Pexels.