Orar por nuestros niños – Devocional Diario – Marcos 5.22; 5.23; 5.24
¡Bienvenida, bienvenido a tu devocional de hoy!
Te invitamos a pensar juntos en nuestra necesidad, y también, en nuestra obligación de orar por nuestros niños, y de presentarlos delante de Dios. Consideremos a priori las siguiente preguntas: ¿Lo hacemos regularmente? ¿Los encomendamos en Sus manos?
El hombre de nuestro texto (Jairo) no tenía ninguna otra esperanza, ni ninguna otra salida; su hijita se estaba a punto de morir y había una sola persona que podía ayudarlos. Si quería que ella siguiera con vida debía buscar a Jesús para pedir su ayuda, y eso fue lo que hizo.
¿Qué tal si vemos esta historia juntos y pensamos en su aplicación para nuestras vidas? ¿Estás de acuerdo? Comencemos primeramente por acercarnos a Dios a través de una oración. Por favor, toma unos instantes para esto.
Ahora sí, leamos la primer parte de esta historia:
Texto base para el devocional de hoy
22 Y vino uno de los oficiales de la sinagoga, llamado Jairo, y al ver a Jesús, se postró a Sus pies, 23 y le rogaba con insistencia: «Mi hijita está al borde de la muerte; te ruego que vengas y pongas las manos sobre ella para que sane y viva». 24 Jesús fue con él; y una gran multitud lo seguía y oprimía.
Marcos 5.22-24 – NBLA
Aclaración: Sería muy bueno que leas el texto completo, pero hoy solo nos basaremos en esta primera parte, y en el hecho de que la intervención de Jesús trajo a los padres de esta niña lo que tanto deseaban, una hija viva y sana de la cual disfrutar.
Pensemos juntos
El contexto de la historia
Jairo era un líder de una congregación, era uno de los encargados de los cultos, de la oración, de la lectura y de la exhortación en la sinagoga de su ciudad. Su hija estaba a punto de la muerte, y por lo tanto, y más allá de lo que cualquiera de sus pares pensara, él buscó ayuda en Jesús (recordemos que para las autoridades religiosas, Jesús no estaba bien visto y no era muy apreciado por ellos).
Los sinópticos nos ayudan, cada uno, aportando distintos detalles de lo sucedido (ver Mt. 9.18-26; Mr. 5.21-43 y Lc. 8.40-56). Y algo hermoso de notar en esta historia, más allá de su final, es que en medio de tanta gente con tantas necesidades, nuestro Señor no dudó en oír a este angustiado padre, ni tampoco en acceder a su petición. Así también es hoy en día, si te acercas a Él, no dudará en ayudarte.
Muchas cosas más podríamos decir sobre lo leído en el texto, pero hoy queremos considerar junto contigo que a pesar de las circunstancias difíciles y en contra de toda posible oposición y prejuicio, el padre de esta niña no se quedó llorando en medio de su gran dolor.
En vez de eso, este hombre se llenó de valor y eligió buscar la única solución que en verdad valía la pena: La ayuda de nuestro maravilloso Señor. Ésto es algo que todos nosotros podemos hacer, ya que el acceso hasta nuestro Padre celestial está abierto hoy para cada uno de nosotros. Por tanto, a la hora de buscar la ayuda necesaria, ¿A quién iremos?
Pensemos en nosotros mismos
Vivimos en sociedades que nos enseñan y nos llevan a pensar individualmente y por tanto, en el seno de nuestros propios hogares, muy posiblemente nos encontremos con que cada día hay menos diálogo.
Los niños por su lado y los padres por otro, cada integrante con un dispositivo electrónico individual al que prestar atención. Sin diálogos familiares, sin compartir incluso la cena en familia. Cada uno pensando en sus propias cosas, cada uno distante, lejano…
¿Describen estas líneas nuestras familias? Es triste que en muchos casos sí lo haga, y que en los mismos el mundo vaya ganando terreno y haciendo que los principios, metas y valores cristianos se vayan deteriorando.
En muchos casos, incluso en familias cristianas, conservamos sólo la forma o imagen exterior, pero finalmente, y en esencia, cada uno vive por su propia cuenta, sin preocuparse y sin saber todo lo que debería sobre el otro.
Esto constituye una gran diferencia con el ejemplo que hemos leído, el de un padre preocupado, atento y activo ante una situación familiar puntual, la cual era bien conocida por él.
Pensemos en nuestros hijos
Nuestro punto aquí, y en lo que queremos invitarte a pensar es en que, más allá de nuestra provisión para las necesidades obvias, y nuestra acción ante eventos difíciles o duros en la vida de nuestros hijos, hay cosas que parecen menores pero que aún así son más que importantes, y a veces, siguiendo el individualismo al que nos lleva este mundo, dejamos de prestarles atención.
Por ejemplo, las experiencias de cada día son las que van formando el carácter de nuestros hijos y van determinando sus expectativas, sus metas y al final, su futuro. Entonces, ¿Cómo influimos nosotros para su bien, más allá de la provisión diaria y del buen ejemplo?
¿Será importante que nos dispongamos a estar al lado de ellos, a oírlos, acompañarlos, aconsejarlos, y a orar por y con ellos cada día? Y además, ¿Cuánto tiempo de calidad dedicamos para esto? Y también, ¿Cómo oraremos por nuestros hijos si no sabemos qué les pasa, qué necesitan, qué los aflige o qué anhelan?
Concluyendo
En la historia que hemos leído vemos un padre que supo muy bien a quien buscar y qué ir a pedir. También vimos a Jesús dispuesto, no solo a escucharlo, sino también a acompañarlo y a ir con él.
A Jesús no le importó llegar hasta su casa, echar a quienes lloraban, que todo el mundo hubiera visto la muerte de la niña y que ya no tuviesen más esperanzas. Jairo fue a buscarlo, le pidió ayuda con toda su fe y confió en Jesús, y eso fue lo que valió para nuestro Señor.
Para el final de la historia vemos a una niña resucitada y una familia reconstruida, solidificada por el amor y por el poder de nuestro Señor. ¿Qué supones que pasaría por la mente de ese padre? ¿Lo imaginas con agradecimiento, con lágrimas en sus ojos?
Dios puede y quiere actuar en la vida de nuestros hijos, pero nosotros también somos responsables de ponerlos en sus manos a través de la oración. Si hasta ahora no lo estabas haciendo regularmente, este es un buen tiempo para comenzar a hacerlo.
Nuestro Señor los ama mucho más que nosotros, por tanto debemos tener la certeza de que nos oye; así que si estás de acuerdo con nosotros, ¿Qué tal si pedimos en forma específica por sus sueños, por sus temores, por lo que les cuesta, por su futuro y por todo aquello que ellos nos manifiestan?
Y además, ¿Oras por sus cónyuges aunque sean pequeños todavía? ¿Por sus hijos aún teniéndolos en brazos? ¿Por sus ministerios, por sus carreras, por su economía, etc, etc.? Nunca es demasiado pronto y nunca es demasiado tarde. Eso es lo que hemos visto en esta historia ¿Cierto?
¡Dios siempre puede hacer milagros aunque nadie más lo crea posible! ¿Lo crees? Para Dios no hay nada imposible.
Oración
Padre Santo queremos agradecerte por tanto amor que nos tienes y por toda tu ayuda en cada momento de nuestras vidas, muchas gracias Señor por todo lo que nos has dado y en especial, gracias por la familia que nos has permitido tener.
Queremos ser sabios como para manejarnos en todo momento y en especial para ser de bendición en nuestros hogares, queremos saber cómo hacer para ayudar más y mejor a nuestros hijos, para darles el ejemplo adecuado, y para apoyarlos sin invadirlos, dejando que ellos se desarrollen apropiadamente.
Señor necesitamos sabiduría y equilibrio, te rogamos nos des todo esto como para poder hacer lo mejor posible para sus vidas. También Padre, te suplicamos que nos ayudes a tomar el tiempo necesario como para acompañarlos y estar al lado de ellos, y que nos ayudes a guiarlos en Tus caminos.
Para finalizar Señor, ponemos a nuestros hijos y a nuestro cónyuge en tus manos y le damos gloria a tu nombre. Esperamos cumplir bien con el rol que nos has permitido tener y hacer tu voluntad en cada momento de nuestras vidas. Te rogamos que nos ayudes con todo esto en el nombre de Cristo Jesús, amén.
Saludo y despedida de esta reflexión bíblica cristiana
Te agradecemos por llegar a este punto en tu lectura. Esperamos que Dios te hable más sobre este tema, y que te ayude en todo esto que estuvimos pensando juntos.
Si gustas, puedes escribirnos, nos gustaría saber qué piensas sobre todo lo hablado aquí. Y por otro lado, por si lo consideras útil, te dejamos más devocionales en estas dos publicaciones:
¡Dios te bendiga mucho!
Notas
La Cita Bíblica fue tomada con permiso de la Nueva Biblia de las Américas (NBLA) © 2005 by The Lockman Foundation.
A su vez, la imagen de portada corresponde a un trabajo de Gracia y Vida sobre la imagen original de marcisim, la cual fue descargada de Pixabay.