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Enójense pero no pequen

¡Muy bienvenidos a Gracia y Vida!

El presente es un breve estudio bíblico basado en Efesios 4.26a.

Si bien el enojo no es pecado, lo que hacemos estando enojados sí puede serlo. Pablo nos advierte quo no pequemos aún estando enojados.

Te invitamos a leer el texto y a pensar juntos en este tema.

Versículo Clave: Efesios 4.26a

Enójense, pero no pequen

Contexto Bíblico: Efesios 4.17-30

17 Esto digo, pues, y afirmo juntamente con el Señor: que ustedes ya no anden así como andan también los gentiles, en la vanidad de su mente.

18 Ellos tienen entenebrecido su entendimiento, están excluidos de la vida de Dios por causa de la ignorancia que hay en ellos, por la dureza de su corazón. 19 Habiendo llegado a ser insensibles, se entregaron a la sensualidad para cometer con avidez toda clase de impurezas.

20 Pero ustedes no han aprendido a Cristo de esta manera. 21 Si en verdad lo oyeron y han sido enseñados en Él, conforme a la verdad que hay en Jesús, 22 que en cuanto a la anterior manera de vivir, ustedes se despojen del viejo hombre, que se corrompe según los deseos engañosos, 23 y que sean renovados en el espíritu de su mente, 24 y se vistan del nuevo hombre, el cual, en la semejanza de Dios, ha sido creado en la justicia y santidad de la verdad.

25 Por tanto, dejando a un lado la falsedad, hablen verdad cada cual con su prójimo, porque somos miembros los unos de los otros. 26 Enójense, pero no pequen; no se ponga el sol sobre su enojo, 27 ni den oportunidad al diablo.

28 El que roba, no robe más, sino más bien que trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, a fin de que tenga qué compartir con el que tiene necesidad. 29 No salga de la boca de ustedes ninguna palabra mala, sino solo la que sea buena para edificación, según la necesidad del momento, para que imparta gracia a los que escuchan.

30 Y no entristezcan al Espíritu Santo de Dios, por el cual fueron sellados para el día de la redención. 31 Sea quitada de ustedes toda amargura, enojo, ira, gritos, insultos, así como toda malicia. 32 Sean más bien amables unos con otros, misericordiosos, perdonándose unos a otros, así como también Dios los perdonó en Cristo.

Estudio Bíblico Devocional – Reflexión – Explicación: “Enójense pero no pequen – Efesios 4.26a”

¿Quién no se ha enojado alguna vez? Seguramente nadie puede decir que no le sucedió. El enojo es parte de nuestras emociones, y por lo tanto, también es parte de nuestras vidas, aún siendo cristianos.

Lo bueno de nuestro texto es que Pablo no dice que enojarse es pecado, ya que si así fuera, muchos de nosotros viviríamos constantemente en pecado (tal vez algunos más que otros, a quienes les resulta más fácil enojarse).

Pero por gracia de Dios, enojarse no constituye un pecado; ahora, lo que hacemos una vez enojados, eso sí que puede ser pecado. Y de eso nos habla Pablo en este texto.

Lo peor del enojo es que, en muchas ocasiones, nos lleva a tener reacciones que no han sido meditadas (a veces actuamos sin pensar). Y, tan malo como eso, al enojarnos solemos decir cosas de las cuales luego nos arrepentimos. ¿Te sucedió?

Y también, en muchos casos, estando enojados solemos realizar daños que luego cuestan mucho ser reparados, y no en todos los casos es posible…

Por lo tanto, el enojo nos pone en el estado “perfecto” para cometer pecados. Estado en el que no es bueno estar.

Algo que muchas veces sucede en el momento en el que nos enojamos, es que cerremos la ventana de comunicación con Dios, y por lo tanto, sucede que, mientras dura el enojo estamos solos con nuestros sentimientos.

Esto nos lleva a una lucha en nuestro interior, en la que nuestra nueva naturaleza nos pide hacer lo bueno (contenernos, pasar por alto, perdonar, entender, etc.), mientras que la vieja naturaleza nos llama a hacer justicia por mano propia.

¿Crees que Pablo no pasó por esos estadíos? ¿Por qué crees que nos recuerda aquel viejo salmo de David?

Si se enojan, no pequen;
cuando estén en sus camas
examinen en silencio sus corazones. Selah.
(Salmo 4.4 – NVI)

Un salmo antiguo, sí, pero muy actual y muy pertinente para todos nosotros.

Si tan solo lográramos controlar nuestras emociones, no tendríamos tantos pecados de los cuales arrepentirnos, ¿no lo crees?

Esa vieja táctica o método de contar hasta diez antes de reaccionar, seguramente le ha servido a muchos. Sin embargo, aunque cualquier estrategia sea buena antes que pecar, lamentablemente no siempre funcionan, y no siempre evitaremos cometer pecado.

Pero lo que sí nos brindará una mejor y una mayor ayuda será contar con una buena comunión con el Señor, sólo así, de enojarnos, lograremos mantener el control.

Solo así tendremos la energía espiritual necesaria para contener nuestras emociones, para serenarnos, para pensar y para buscar la ayuda de Dios antes de actuar o de reaccionar en medio del enojo.

Volviendo al salmo recordado por Pablo, es más que interesante notar (y poner en práctica) la segunda parte del mismo, la cual nos anima, más allá de haber o no pecado, a auto examinar nuestros corazones.

Al hacerlo, muy probablemente, estaremos en condiciones de comprender mejor la situación que nos llevó al enojo; pero también, muy seguramente, nos ayudará a entregar todo en las manos de Dios, a fin de cortar toda raíz de amargura que pueda traernos problemas en el futuro.

Esto último es muy importante ya que de nada sirve contenernos de hacer el mal, si luego guardamos rencor, o si no podemos perdonar, o si la situación que nos llevó al enojo nos condiciona luego para seguir teniendo actitudes cristianas.

Por lo tanto, examinémonos, no como quien busca martirizarse por el error o por el pecado, sino para asegurarnos de que nos hemos arrepentido, de que hemos pedido perdón a Dios y a la persona en cuestión (si es que hemos pecado contra alguien), y de que no hay raíces de amargura que estorben luego nuestra relación con Dios.

En la próxima publicación continuaremos con la segunda parte de este versículo, en la cual Pablo nos dice: “no se ponga el sol sobre su enojo”.

Pero desde ya estamos en condiciones de afirmar por lo menos dos cosas: La primera que el enojo no nos debe llevar al pecado y, la segunda, que el mismo no debe perdurar en nosotros.

¿Es esto posible? ¡Sí lo es! Pero sólo es posible con la ayuda de Dios.

Por lo tanto, búscale, pide Su ayuda, encuentra en Él la fortaleza, el consuelo y el perdón necesarios para dejar atrás cualquier situación, y para poder seguir adelante.

Pídele que te ayude a tener plena comunión con Él y que te ayude a experimentar todo el gozo que Él desea que tengas.

Oración

Padre Santo, precioso Dios, gracias te damos por tu presencia en nuestras vidas. Anhelamos vivir en perfecta comunión contigo, y por eso te suplicamos que nos ayudes.

Ayúdanos a controlar nuestro temperamento y a mantener la calma en las situaciones que nos llevan al enojo. Trabaja en nosotros Padre, cámbianos, moldéanos a tu imagen. ¡Te necesitamos!

También Señor, te suplicamos que nos ayudes para que aprendamos a perdonar, bendícenos con toda bendición espiritual, para que seamos personas maduras en la fe, para no vivir en enojos, para iluminar con tu luz cada espacio en donde estemos.

Te entregamos nuestras vidas, nos ponemos en tus manos y te adoramos Señor. Suplicamos todas estas cosas en el nombre de nuestro Señor Jesús, amén.

Hablen cada cual la verdad – Efesios 4.26a
Enójense pero no pequen – Efesios 4.26a


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Imagen Efesios 4.26b - No se ponga el sol sobre vuestro enojo
No se ponga el sol sobre vuestro enojo – Efesios 4.26b

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Comentarios bíblicos devocionales

Que son explicaciones y estudios exegéticos del texto de distintos libros de la Biblia, pero con una mirada más devocional que técnica.

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Estamos a tu disposición hasta donde nos sea posible, esperamos poder ser útiles para tu vida espiritual. ¡Dios te bendiga en todo!

Notas

  • Las citas bíblicas fueron tomadas con permiso de la Nueva Biblia de las Américas (NBLA) © 2005 byThe Lockman Foundation.
  • La imagen de portada corresponde a un trabajo de Gracia y Vida, utilizando una imagen de Foto de Myriams-Fotos.

Enójense pero no pequen – Efesios 4.26

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