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Efesios 5:1: Imitar a Dios como Hijos Amados

¡Muy bienvenidos a Gracia y Vida!

El presente es un estudio bíblico basado en Efesios 5.1, el cual te ayudará a comprender el texto y a reflexionar sobre su significado.

Dios espera que lo imitemos pero, ¿qué se supone que hagamos? ¿Qué deberíamos entender en este texto? Y, ¿cómo lo aplicamos?

Te invitamos a pensar juntos y a poner la enseñanza del texto por obra.

Versículo Clave: Efesios 5.1

Sean, pues, imitadores de Dios como hijos amados

Contexto bíblico: Efesios 4.22 – 5.21

4.22 en cuanto a la anterior manera de vivir, ustedes se despojen del viejo hombre, que se corrompe según los deseos engañosos, 23 y que sean renovados en el espíritu de su mente, 24 y se vistan del nuevo hombre, el cual, en la semejanza de Dios, ha sido creado en la justicia y santidad de la verdad.

25 Por tanto, dejando a un lado la falsedad, hablen verdad cada cual con su prójimo, porque somos miembros los unos de los otros. 26 Enójense, pero no pequen; no se ponga el sol sobre su enojo, 27 ni den oportunidad al diablo.

28 El que roba, no robe más, sino más bien que trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, a fin de que tenga qué compartir con el que tiene necesidad. 29 No salga de la boca de ustedes ninguna palabra mala, sino solo la que sea buena para edificación, según la necesidad del momento, para que imparta gracia a los que escuchan.

30 Y no entristezcan al Espíritu Santo de Dios, por el cual fueron sellados para el día de la redención. 31 Sea quitada de ustedes toda amargura, enojo, ira, gritos, insultos, así como toda malicia. 32 Sean más bien amables unos con otros, misericordiosos, perdonándose unos a otros, así como también Dios los perdonó en Cristo.

5.1 Sean, pues, imitadores de Dios como hijos amados; 2 y anden en amor, así como también Cristo les amó y se dio a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios, como fragante aroma.

3 Pero que la inmoralidad, y toda impureza o avaricia, ni siquiera se mencionen entre ustedes, como corresponde a los santos. 4 Tampoco haya obscenidades, ni necedades, ni groserías, que no son apropiadas, sino más bien acciones de gracias. 5 Porque con certeza ustedes saben esto: que ningún inmoral, impuro o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios.

6 Que nadie los engañe con palabras vanas, pues por causa de estas cosas la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia. 7 Por tanto, no sean partícipes con ellos; 8 porque antes ustedes eran tinieblas, pero ahora son luz en el Señor; anden como hijos de luz. 9 Porque el fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad.

10 Examinen qué es lo que agrada al Señor, 11 y no participen en las obras estériles de las tinieblas, sino más bien, desenmascárenlas. 12 Porque es vergonzoso aun hablar de las cosas que ellos hacen en secreto. 13 Pero todas las cosas se hacen visibles cuando son expuestas por la luz, pues todo lo que se hace visible es luz.

14 Por esta razón dice:

«Despierta, tú que duermes,
Y levántate de entre los muertos,
Y te alumbrará Cristo».

15 Por tanto, tengan cuidado cómo andan; no como insensatos sino como sabios, 16 aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. 17 Así pues, no sean necios, sino entiendan cuál es la voluntad del Señor. 18 Y no se embriaguen con vino, en lo cual hay disolución, sino sean llenos del Espíritu.

19 Hablen entre ustedes con salmos, himnos y cantos espirituales, cantando y alabando con su corazón al Señor. 20 Den siempre gracias por todo, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a Dios, el Padre. 21 Sométanse unos a otros en el temor de Cristo.

Estudio Bíblico Devocional – Reflexión – Explicación: “Efesios 5:1: Imitar a Dios como Hijos Amados”

Al leer este texto de Efesios 5.1, tal vez pudiéramos preguntarnos: ¿Qué significa imitar a Dios? Y, además, si eso es posible, ¿cómo lo logramos?

El apóstol Pablo ya ha venido hablando sobre estos temas desde el capítulo anterior, pero de otras maneras. Notemos los textos, que a propósito, hemos dejado en negritas en la lectura del contexto.

Lógicamente, el contexto es mucho más amplio que el que hemos puesto (deberíamos haber transcrito toda la epístola para completarlo debidamente). Sin embargo, textos como Efesios 4.12 y 13 nos hablan claramente de las expectativas que Dios tiene de nosotros y, de las herramientas que nos ha provisto para alcanzar las mismas.

En esa porción del texto bíblico, Pablo nos asegura que Dios, por medio del Espíritu Santo, nos regaló dones con un propósito específico, leamos:

12. a fin de capacitar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo; 13. hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del pleno conocimiento del Hijo de Dios, a la condición de un hombre maduro, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. (Efesios 4.12-13)

Lo que Dios busca entonces, es que lleguemos a la condición de cristianos maduros en la fe, teniendo a nuestro Señor Jesucristo como ejemplo y como meta a alcanzar.

Ahora, decirnos esto y pedir que seamos imitadores de Dios, ¿no sería más o menos lo mismo?

El autor de Hebreos, hablando sobre Jesús, nos dice:

Él es el resplandor de Su gloria y la expresión exacta de Su naturaleza, y sostiene todas las cosas por la palabra de Su poder. Después de llevar a cabo la purificación de los pecados, el Hijo se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas. (Hebreos 1:3)

Entonces, según entendemos, estas dos maneras de expresar lo mismo nos ponen una vara que nos resulta verdaderamente alta, algo que sería casi imposible de lograr, salvo que, si fuera verdaderamente imposible, ¿por qué se nos pediría que lo hagamos?

Pensemos ahora en lo siguiente:

Dios no solo nos presenta Sus expectativas con respecto a nosotros, sino que también nos provee los medios para poder alcanzarlas.

Ese texto de Efesios 4.12-13 nos permite ver con claridad que Dios no nos ha dejado solos frente a los requerimientos divinos.

Así como nos muestra qué se espera de nosotros, también nos dice explícitamente cuáles son las herramientas que nos ha proporcionado para lograrlo.

En primer lugar la compañía y ayuda del Espíritu Santo, pero luego también los dones; dones que no están en una sola persona, sino que son constantemente repartidos en toda la Iglesia.

He aquí la importancia de ser parte activa de la Iglesia para cada creyente. Esto contrasta mucho con lo que se escucha frecuentemente de personas que se excusan para no formar parte de alguna comunidad cristiana.

Muchos dicen: “pero Dios está en todos lados”, lo cual es cierto. Sin embargo, la comunidad de fe, nuestra unión a una Iglesia local, es la que nos permite estar expuestos a la acción de los dones que Dios reparte en Su Iglesia.

Luego, nuestra contínua comunión con Él, la entrega permanente, la negación al “yo” con el objetivo de alinearnos a los propósitos divinos, la acción de los dones repartidos en los hermanos, sumado todo esto a la acción del Espíritu Santo en nuestra vida, nos irán ayudando a ir progresando en nuestra tarea de ser imitadores de Dios.

¿Tarea sencilla? Lógicamente no.

Son muchos los factores que inciden y que trabajan en conjunto para que esto pueda llegar a ser real. Y mucho de esto depende de nosotros, de cuál sea la comprensión y la entrega que tengamos; de si en verdad queremos, o no, obedecer a la voluntad de Dios.

Dios nos da todas las herramientas, pero, buscar cada día ser renovados en el espíritu de nuestra mente, revestirnos del nuevo hombre en la semejanza de Dios, ser luz y andar como hijos de luz, manifestando el fruto de la luz en cada lugar en donde estemos, todo esto depende de cuán dispuestos estemos a ser sal y luz en la tierra.

Por eso, deberíamos preguntarnos: ¿Cuán dispuestos estamos? ¿Cuán dispuesta/o estás?

El versículo uno de este capítulo cinco termina diciendo: “como hijos amados“. Creemos que esta es otra clave fundamental, no sólo para comprender el texto, sino para poner en práctica el pedido de Dios.

¿Qué hace un hijo maduro que se sabe amado por su padre? Obedece.

Ese es el punto de este desenlace. Aquí tenemos la meta, pero también la motivación y la explicación sencilla de por qué debemos cumplir con los objetivos de Dios para nosotros.

Somos Sus hijos. Somos amados por Él. Él nos ha comprado, adoptado, salvado. Nos ha dado una esperanza viva, un destino eterno, una compañía permanente, el Espíritu Santo, quien nos ayuda, sustenta, guía, sostiene, consuela, y mucho, mucho más.

Obedecemos por amor, o no lo hacemos. Si Dios te ha dado entendimiento, comprensión y discernimiento de Su voluntad a través de estos textos. La respuesta esperada es más que simple:

Obedece.

Y otra vez, ¿es difícil? ¿Hay que negarse a sí mismo, tomar la cruz y seguir? ¿Es un camino en el cual también pasaremos por pruebas y sufrimientos? Si, si y más si. Pero, ¿valdrá la pena para ti? Esa es la pregunta que debes responderte.

¡Sí! Es posible ser imitadores de Dios.

No perfectos, claro, pero perfeccionándonos en tanto que pasamos más tiempo con Él. Lo hacemos por amor y con verdadera entrega, y entonces, pasito a pasito, cada vez avanzamos más hacia la meta.

¿Será que es tiempo de tomar una decisión? ¿Será el momento de entregarse plenamente a Dios?

Y por las dudas, esto va más allá de congregarse en una iglesia, es mucho más que tener un área de servicio, es más que leer la Biblia y orar cada día.

Esto tiene que ver con ver y pensar la vida desde la perspectiva y, con la mente de Cristo (1 Corintios 2:16), con vivir cada día con el propósito de cumplir con la voluntad de Dios, extendiendo el Reino de los cielos y fortaleciendo la Iglesia de Cristo.

¿Cómo ves tú la vida?

Efesios 5:1: Imitar a Dios como Hijos Amados
Imagen de Efesios 5:1: Imitar a Dios como Hijos Amados

Oración

Padre Santo que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre. ¡Bendito seas por siempre!

Hoy me presento a ti en humildad y con amor; agradecido por tu bondad y con la convicción de que quiero entregarme por completo para vivir conforme a tu voluntad.

Perdona Señor mis maldades y pecados, ayúdame a tener una entrega más firme, más constante, más real cada día. Me entrego a ti para que me ayudes a crecer. Dispongo mi voluntad para poder servirte y para adorarte con cada acción de mi vida.

Hoy estoy en tu presencia Señor, con el propósito firme de imitarte a ti como un hijo amado, para glorificar tu nombre en cada área y en cada momento de mi vida. Continúa trabajando en mí Señor.

Para ti sea la gloria por todos los siglos. Hago esta oración en el nombre de mi Señor Jesús, amén.



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Estamos a tu disposición hasta donde nos sea posible, esperamos poder ser útiles para tu vida espiritual. ¡Dios te bendiga en todo!

Notas

  • Las citas bíblicas fueron tomadas con permiso de la Nueva Biblia de las Américas (NBLA) © 2005 byThe Lockman Foundation.
  • La imagen de portada corresponde a un trabajo de Gracia y Vida, utilizando una imagen de Foto de Pixabay.

Efesios 5:1: Imitar a Dios como Hijos Amados – Significado y Aplicación

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