Consejos para Maestros de Clases o Estudios Bíblicos
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Consejos para Maestros de Clases o Estudios Bíblicos
Si recién comienzas en este hermoso ministerio, o si quieres seguir creciendo en el mismo, los siguientes consejos te pueden resultar útiles
Los primeros, son a nivel general, estos son:
No te olvides nunca de orar mucho previamente. No es una opción. El conocimiento del texto no sustituye la comunión con Dios y sabiduría que solo Él te puede dar a través de su Santo Espíritu.
En la medida de lo posible, lee dos o tres versiones de la Biblia para que te den una mejor comprensión del texto.
Intenta siempre leer el contexto completo, pero si no te ha dado el tiempo, algo que a veces sucede, aunque más no sea, lee el capítulo completo y uno anterior más el que le sigue, así verás cómo viene la historia y hacia dónde va.
Los comentarios Bíblicos no son la palabra de Dios, solo son comentarios de personas que han estudiado, tal vez más que nosotros, pero no son inspirados. Toda autoridad se encuentra siempre en el texto bíblico y la mejor manera de interpretarlo correctamente es estudiando la palabra constante y metódicamente, siempre en completa comunión con Dios. (Esto aplica, obviamente, a todos los comentarios del Sitio Gracia y Vida).
Si tienes al alcance otros comentarios bíblicos, consulta con ellos, y si tienes dudas pregunta antes a alguien que pueda apoyarte y guiarte. Siempre hay alguien que sabe más que uno, ya sea el pastor u otros miembros de la iglesia. Mejor preguntar que enseñar cosas erróneas, y por otro lado, es una gran bendición para la Iglesia tener maestros humildes, los humildes nunca cierran su corazón a hallar más sabiduría y conocimiento, todo lo contrario a quienes no lo son.
Consejos para Maestros de Clases o Estudios Bíblicos
Consejos para Clases o Estudios Bíblicos
Para comenzar
Siempre debemos dar una bienvenida, un saludo cordial es una muy buena manera de comenzar con cualquier reunión. La cordialidad y la simpatía son dos claves fundamentales para las mismas (Aunque no las únicas).
Después de la bienvenida y antes de brindar cualquier tipo de estudio, debemos orar en el grupo. Si tenemos tiempo podremos exponer los motivos más urgentes; de lo contrario, oremos por la clase, por los alumnos y por nosotros (para poder transmitir sólo lo que sale del corazón de Dios para sus hijos). Si hay hermanos maduros en la misma, será bueno ir dándole el espacio a cada uno de ellos en las distintas clases, eso siempre nos nutrirá y ayudará para la clase, haciéndola participativa desde el comienzo.
Si venimos haciendo una serie de estudios correlativos, siempre será mejor recordar los conceptos más importantes, eso ayudará a poner en tema a la clase; y también a los que no asistieron a la anterior, saber de qué se viene hablando.
La participación en la Clase
Siempre será bueno que la persona que lea el texto no sea el maestro, e ir cambiando de lector. Esto cambiará el tono de la clase y la hará más participativa. Las personas sentirán que tienen un lugar en la misma y alentará a los participantes a seguir asistiendo.
Más allá de la necesidad de comprender este último punto, tener en cuenta que en Cristo, el fin normalmente no justifica los medios. Será importante determinar qué persona lee bien, con voz entendible, para que la clase tenga comprensión cabal de lo leído, de no contar con personas con estas capacidades, mejor será que lea el maestro. (Dicho de otro modo, si la persona lee y se siente tenida en cuenta, pero los demás no pudieron comprender qué se ha leído, para fines educativos la lectura no ha tenido valor alguno; en ese caso, si ya todos han leído y quien falta lo hará de este modo, releer luego el texto en otra versión, para no hacer sentir mal a dicho hermano/a y para lograr, al mismo tiempo, el objetivo de la lectura).
Algunas herramientas necesarias
Notar que el punto cuatro también servirá al maestro para descansar sus cuerdas vocales. A propósito de este tema, si hubiera un micrófono vincha o corbatero sería ideal cuando el grupo es grande (¿Para qué esforzarnos tanto si tenemos herramientas disponibles?).
Nunca es bueno tener un tono monótono, si puedes, párate, cambia el tono, no estés sentado todo el tiempo, muévete en el espacio de la clase. Te ayudará a mantener la atención de los oyentes, pero también te servirá para poder expresarte mejor y lograr mejor comprensión, el lenguaje transmitido va más allá de las palabras.
Los gráficos son maravillosos. Si tienes un pizarrón úsalo; un proyector será la gloria, si lo utilizas correctamente. Muestra esquemas, mapas, dibujos; escribe, subraya, remarca; esto último provocará mayor atención, despertará aún más interés y asentará los conceptos con una fuerza mucho mayor que si solo les hablas.
Ten en cuenta que el tiempo de atenciónde los participantes nunca será constante, cada determinada cantidad de tiempo, según la edad de la clase, la atención se perderá. Que los asistentes no continúen dispersos, en cierto sentido, dependerá de tí. Es por esa razón el énfasis en cambiar de tono, en hacerlos participar, en desplazarte en el espacio, en mostrales gráficos, en tener recreos (si es que la clase debiera durar más de 80 minutos). Y no termina ahí, veamos el siguiente punto:
Seguramente has oído sobre los “chistes de pastor”, se hacen cada determinada cantidad de tiempo, ellos (normalmente) planean colocarlos en el lugar en que los dicen. Lo hacen precisamente para lograr un “recreo mental”, dispersar la atención de los oyentes de lo que se estaba diciendo y volver a retomarla en forma totalmente controlada. Ahora ves que no son más que herramientas necesarias para mantener la atención.
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Objetivo de las mismas
En las clases, muchos docentes utilizan todas estas herramientas y muchas otras, el objetivo en todo esto es que las personas puedan asimilar la mayor cantidad de conceptos posibles sin terminar exhaustos.
Elementos a tener en cuenta
Por otro lado la clase/estudio siempre debería ser amena, agradable para el oyente, no aburrida, no áspera, no cansadora. El alumno o participante debería terminar con ganas de quedarse un poco más antes de finalizar con ganas de salir corriendo. (Seguro que ambas cosas te han pasado, por tanto, ponte en el lugar de tu alumno y piensa cómo quedarías tú después de tu clase).
¿Cómo determinar si los oyentes te entienden o si asimilan los conceptos? Más allá de los exámenes, las preguntas a la clase serán tu principal indicador de hasta dónde se comprendió lo que has enseñado, explicado. Pregunta todo el tiempo, pero no solamente si se entendió (normalmente todos dirán que sí). Veamos cómo:
Reformula lo que has dicho y ponlo en forma de pregunta, incentiva al grupo a que responda. Verás con certeza qué debe ser explicado nuevamente. Ej:
Jesús murió en la cruz. ¿Por qué debió morir? ¿Qué otras posibilidades tenemos de pagar por nuestros pecados? ¿De qué manera se logra la salvación y por qué medio? ¡Por qué Jesús y no cualquier otro?
Perdón entre hermanos. ¿Cuántas veces debemos perdonar? ¿En qué demostraremos que somos discípulos de Jesús? ¿Si me hace algo terrible, debo perdonar igual? ¿Entonces qué implica el perdón?
Etc. Etc. Es difícil poner ejemplos específicos hablando de un tema general como lo hacemos ahora, pero si estás por tratar algún tema y necesitas una mano, tal vez te pueda ayudar, escribe en el sector de comentarios.
La evaluación de la clase o estudio
A la hora de evaluarte a ti en tu función de maestro y también a la clase, lo que los alumnos terminen explicando sobre lo que se habló, eso es lo que han aprendido y esa será la vara correcta para determinar si debes seguir con el tema o pasar a otro. Por ejemplo:
Si te la has pasado explicando la necesidad de arrepentimiento y cuando preguntas, las respuestas giran alrededor del amor de Dios, tal vez debas intentar explicar el concepto de otro modo. Esto no debe desilucionarte sino ayudarte a entender cómo es tu clase.
O bien no te prestaron la suficiente atención, o bien los conceptos utilizados no estaban al alcance de la clase (a veces los maestros hablan con palabras muy elaboradas o “demasiado teológicas” y la clase simplemente no las entiende).
Debes asegurarte de hablar en el lenguaje apropiado, ya irán incorporando palabras y conceptos, no intentes explicarlos todos al mismo tiempo, no hay quien pueda asimilar todo de una vez. Proponte objetivos claros y logrables.
Otro tema fundamental es que los participantes del estudio comprendan que les brindas el espacio para que pregunten lo que necesitan. Si este espacio no se genera poca chances tienes de lograr tu objetivo de enseñanza. Lo digo de otra forma:
Aquellos que se molestan con las preguntas no están enseñando sino solo expresando conocimientos sin chances lograr verdadero aprendizaje. Quienes están en dichas “clases” solo tomarán lo que puedan pero no conseguirán el objetivo propuesto, si es que lo hubiera.
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Para concluir
Ya ves cómo el hecho de prepararse no solo incluye el estudio del texto, sino que va más allá. Pero esto, solo te lo digo para que tengas en cuenta que siempre hay posibilidad de mejorar un poquito más. Siempre habrá algo nuevo que aprender, ese será nuestro desafío.
Si recién comienzas y todo lo que has leído te ha abrumado, por favor no desistas. Nadie comenzó sabiéndolo todo y por otro lado, si lo estás haciendo es porque Dios te quiere en ese ministerio. Si quisiera a otro, esa persona ya lo estaría haciendo.
Comienza de a poco, preguntando, orando y estudiando mucho. Esas son las tres claves de un buen ministerio. Encontrarás quien te guíe, si no hay personas que lo hagan, recuerda que hay uno que vino especialmente para estar a nuestro lado siempre.
Dios te bendiga mucho, te dirija y te de sabiduría para armar cada clase. Si en algo puedo ayudar, con gusto quedo a la espera de tus comentarios y/o consultas. Te dejo ahora un texto para despedirme:
Un discípulo no está por encima de su maestro; mas todo discípulo, después de que se ha preparado bien, será como su maestro (Lucas 6.40 – LBLA)
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Está muy bonito el estudio así aprendemos más dela palabra gracias a todos Dios les bendiga amen
Muchas gracias Mario. Dios te bendiga mucho!!