La epístola (o carta) a los efesios es uno de los libros más estudiados del Nuevo Testamento.
Su gran contenido teológico ha hecho de ésta, la epístola más profunda del apóstol Pablo. La misma es la que más revela la mente, los planes y los propósitos de Dios para Su creación en general, y para la Iglesia en particular.
Veamos ahora brevemente algunos de los datos más importantes de la Epístola a los Efesios:
Aunque algunos estudiosos han planteado que esta epístola ha sido escrita por otras personas, las evidencias internas y externas a la misma nos demuestran que su autor fue el apóstol Pablo.
Entre las llamadas “Evidencias Externas” podemos encontrar, por ejemplo, que los llamados “Padres de la Iglesia”, como Ignacio, Ireneo, Clemente de Alejandría y Tertuliano, reconocen que Pablo fue su autor.
Entre las “Evidencias Internas” encontramos algo que es muy común en los escritos de Pablo: Las frecuentes referencias personales a sus circunstancias y ministerio. Por otro lado, la estructura, la temática y el enfoque del escrito, es muy peculiar de los escritos paulinos.
Esta carta fue destinada a creyentes de la provincia romana de Asia. La discusión que se plantea en cuanto a este tema es, si la misma fue dirigida principalmente a la Iglesia de Éfeso o, si originalmente fue escrita para otra Iglesia o, si fue escrita como una carta circular, sin haber sido pensada para ninguna Iglesia en particular. Hablaremos más sobre esto más abajo.
Efesios fue escrita por Pablo, mientras estaba en prisión domiciliaria en Roma (Efesios 3:1; 4:1 y 6:20) , entre los años 60 y 62 de nuestra era. Si bien el apóstol estaba privado de su libertad y encadenado a un soldado romano, tenía la libertad, tanto de ser visitado, como de enviar y recibir correspondencia. Efesios fue una de las cuatro cartas llamadas “las epístolas de la prisión”, las otras fueron Filipenses, Colosenses y Filemón.
Contando con seis capítulos, esta epístola puede dividirse en dos partes. Los primeros tres capítulos son más doctrinales y teológicos, en ellos Pablo les cuenta a sus destinatarios los misterios de Dios que fueron revelados por medio del Espíritu Santo a la Iglesia. La segunda parte es más práctica, por lo que los últimos tres capítulos nos muestran cómo vivir de acuerdo con la voluntad de Dios.
Luego de saludar a sus destinatarios Pablo habla sobre las bendiciones espirituales recibidas por los creyentes.
Pablo pone de manifiesto la redención, la herencia recibida y el sello del Espíritu Santo; y a su vez, destaca el gran poder de Dios y Su propósito de unir todas las cosas en Cristo.
En este primer capítulo encontramos la primera de las dos oraciones de Pablo a favor de los destinatarios de esta carta.
Ver los comentarios del capítulo 1.
En este capítulo se describe la condición pasada de los cristianos, los cuales necesitan y dependen de la gracia para obtener la paz con Dios y la salvación.
Estando muertos en delitos y pecados fuimos rescatados por Dios para ser parte de la Iglesia de Cristo, y para ser conciudadanos del reino de Dios y miembros de Su familia.
En la Iglesia ya no hay lugar para distinciones entre judíos y gentiles. Cristo trajo la paz y de ambos pueblos formó uno.
Hoy la Iglesia de Cristo es edificada para llegar a ser morada del Espíritu Santo.
Ver los comentarios del capítulo 2.
Pablo cuenta que recibió el llamado de Dios para ser apóstol a los gentiles, teniendo la función de revelar el misterio oculto por la eternidad, junto con los demás apóstoles y profetas.
Este misterio sobre los planes de Dios consiste en que tanto los judíos como los gentiles serían coherederos con Cristo, y miembros de Su mismo cuerpo.
En este capítulo encontramos la segunda oración de Pablo a favor de sus hermanos, pidiendo a Dios que ellos sean fortalecidos en la fe y en su amor por Jesucristo.
Ver los comentarios del capítulo 3.
Aquí comienza la parte práctica de esta carta.
Pablo exhorta a sus destinatarios a vivir una vida digna de su vocación recibida.
Para lograr este objetivo, pone de manifiesto la importancia de la unidad en la iglesia y habla sobre los dones y ministerios concedidos por Cristo.
En Él tenemos una nueva vida, por lo cual debemos desechar la antigua manera de vivir y renovar la mente para andar en santidad.
Ver los comentarios del capítulo 4.
Pablo insta a los creyentes a imitar a Dios y a vivir en amor como Cristo lo hizo, dejando atrás los pecados pasados, de los cuales hace un pequeño listado.
Los cristianos, dado que somos hijos de la luz, debemos andar en la luz, siendo sabios y aprovechando bien el tiempo.
La última parte de este capítulo está destinada a los consejos para los matrimonios cristianos, haciendo una comparación de la relación conyugal con la de la Iglesia y Cristo.
Los comentarios de este capítulo están siendo elaborados.
Continuando con las instrucciones y consejos prácticos para las familias, Pablo comienza este capítulo hablando sobre la relación entre padres e hijos, para pasar luego al tema de los amos y esclavos.
La segunda parte de este capítulo trata la relación de los creyentes con el diablo y los demonios, dejando herramientas para poder resistir al enemigo permaneciendo firmes. Para esto, Pablo nos habla sobre la muy necesaria armadura espiritual del cristiano.
Ya para terminar, Pablo les habla sobre Tíquico, a quien envía para acercarles la carta, pero también para hacerles saber sobre él.
Los comentarios de este capítulo están siendo elaborados.
Esta epístola tiene una característica muy especial y es que, a diferencia de otras, no se sabe con precisión, o por lo menos se ha discutido y mucho sobre la identidad de los destinatarios de la misma.
Esto se ha dado porque los manuscritos más antiguos que se encuentran sobre la misma no tienen escrito el nombre “Efesios” al inicio de la misma. Esto, acompañado por otras muchas razones, han dado lugar a un sinnúmero de especulaciones, las cuales mencionaremos muy brevemente a continuación.
Pero antes de entrar de lleno con este tema, es necesario enfatizar que, sin importar la conclusión a la que se llegue, la epístola ha sido tomada como fuente de autoridad bíblica desde los inicios de la Iglesia. No hay duda de que ésta es una epístola inspirada, y es parte indiscutible del canon bíblico.
A- Algunos de los padres de la Iglesia como Orígenes (184 a 253 d.C.), Tertuliano (160-220), Basilio (330 a 379 d.C.) y Jerónimo (340 a 420), al hablar sobre este tema parecen ignorar a quién estaba dirigida la carta. Algo muy llamativo si consideramos la fecha en la que vivieron, y los manuscritos a los que tuvieron acceso.
B- Por otro lado, al estudiar el resto de la epístolas paulinas encontramos referencias a distintas personas y saludos especiales a miembros de las congregaciones a las que fueron dirigidas las mismas.
Sin embargo, en esta epístola no encontramos ningún tipo de referencia a los miembros de dicha Iglesia, algo llamativamente extraño si consideramos que Pablo permaneció con ellos por tres años (Hechos 20.31), mucho más tiempo que con el resto de las Iglesias a las que les escribió. Tómese en cuenta especialmente Hechos 20.37 y 38.
C- Sumado a todo esto, algunos textos de la epístola nos llevan a preguntarnos si en verdad Pablo conocía a sus destinatarios, léanse:
D- Al mismo tiempo, algo que llama mucho la atención es que los manuscritos más antiguos que se hallaron tienen un espacio “vacío” al inicio de la carta, justo en el lugar en el que irían los destinatarios.
Siendo así, para poner un ejemplo que sea gráfico: Efesios 1.1, (tomado de la versión NBLA), pudiera leerse de esta manera:
“Pablo, apóstol de Cristo Jesús por la voluntad de Dios:
A los santos que están en _______________ y que son fieles en Cristo Jesús.”
Estas evidencias internas, y algunas otras, han hecho que muchos se pusieran a especular quiénes serían los verdaderos destinatarios de la misma. Esto es, si en verdad no fue escrita a los Efesios.
De estas investigaciones especulativas, algunos han llegado a la conclusión de que los verdaderos receptores de la misma serían los hermanos de la Iglesia de Laodicea.
Su especulación se basa mayormente en la referencia de Colosenses 4.16, en la que leemos que Pablo les pide a estos hermanos que intercambien sus cartas con las de “Laodicea”.
Esto, sumado a que la carta de Laodicea no se conoce, llevó a estos hombres a pensar que, la carta original bien pudo ser enviada a esos hermanos.
Y luego, como la misma era circular y siendo que la original se perdió, y que la que se halló fue la de Efesios, entonces, es por eso que esta carta se conoce con este nombre.
Esta es solo una muestra de las muchas especulaciones al respecto.
¿Todo esto nos aporta algo a los lectores menos especializados en el tema?
Posiblemente no, pero conocer todo esto nos hace notar lo siguiente: Sin importar las muchas “problemáticas” que desconocemos, Dios habla nos igual.
Los eruditos seguirán batallando con todos estos “problemas”, pero nosotros seguimos encontrando la voz de Dios en las preciosas palabras de esta carta.
Que la intención del autor era que la carta sea compartida por varias Iglesias, es decir, que la misma pudiera ser de bendición, no solo para una congregación en particular, sino para todas las que la recibieran.
Es muy posible que ese fuera el propósito de la Epístola a los Efesios. La cual sería de bendición para todas las iglesias de Asia. Recordemos nuevamente el caso mencionado por Pablo en Colosenses 4.16:
El apóstol pedía que esa carta, la de los Colosenses, sea leída también por la iglesia de Laodicea, y que la de aquellos fuera leída en la iglesia de Colosas. Allí tenemos otros dos ejemplos de cartas circulares, y otro ejemplo es la carta a los Gálatas, la cual estaba dirigida a todas las Iglesias de Galacia.
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