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Reflexiones sobre la vida Cristiana

Dios llama a sus siervos – Estudio Bíblico – 2de2

Esta es la segunda parte del estudio en la que vemos que Dios llama a sus siervos, y cuando lo hace, también los capacita, guía, fortalece y acompaña para que puedan hacer Su voluntad.


Dios llama a sus siervos – Estudio Bíblico – 2de2

Basado en el libro de Éxodo, capítulos 3 y 4


Introducción

Ésta es la segunda parte de este estudio, aquí veremos la paciencia, el amor y la provisión de Dios para con aquellos que aceptamos ponernos en sus manos y servirle.

También disfrutaremos viendo las respuestas de Dios y cómo Él, a partir de su charla con Moisés, lo alienta, sustenta y consolida para que éste salga de su tiempo de anonimato y se vuelva uno de los mayores líderes de todos los tiempos.

Antes de comenzar con esta segunda parte del estudio, te cuento que lo que analizamos en la primer parte es cómo Dios preparó todas las circunstancias de antemano para llamar luego a Moisés, cómo fue esa primer etapa del llamado, cómo fue la actitud de Dios y cómo manifestó su amor y respeto para con este futuro siervo suyo.


De interesarte, puedes hacer clik en el siguiente link que te dirigirá hacia aquella primera parte.


Comencemos con nuestro tema de hoy:

Diálogos entre Dios y Moisés

Primera parte (Éxodo capítulo 3)

11Pero Moisés dijo a Dios: ¿Quién soy yo para ir a Faraón, y sacar a los hijos de Israel de Egipto? 12Y El dijo: Ciertamente yo estaré contigo, y la señal para ti de que soy yo el que te ha enviado será ésta: cuando hayas sacado al pueblo de Egipto adoraréis a Dios en este monte. (Éxodo 3.11-12 – LBLA)

De aquí y hasta el vs 4.17 la Biblia nos muestra una conversación/negociación entre Dios y su futuro siervo, en la cual Dios le declara parte de su plan, Moisés duda o le pide algo o se quiere excusar, y Dios lo alienta y fortalece.

Yahveh (o Jehová) con infinita paciencia le irá elevando la fe y la autoestima a Moisés, le irá dando herramientas, y lo irá afirmando para luego enviarlo a cumplir con la misión que le encomienda.

Comenzar no siempre resulta fácil

En esta primer parte del diálogo vemos que a Moisés le costó mucho arrancar. Pero…, si nos miramos a nosotros mismos, podemos decir que no fue al único que le costó, que a muchos también nos cuesta.

Y es que, ¿Quién dijo que es fácil, que uno es lo suficientemente valiente, que uno automáticamente se ve ejerciendo el servicio al cual Dios nos llama?

No te asustes

Si te da temor, no te preocupes, no te sientas mal, no creas que te estás equivocando o peor, que es Dios quien lo está haciendo. Si crees que no cuentas con lo necesario, o si te sucede alguna de estas cosas: ¡Bienvenido! A todos nos pasa.

Y a este gran héroe de Dios también le pasó, pero después de su negociación con Él, ya se vio capaz. Con miedos, sí, por supuesto, con incertidumbres, desde luego. Pero logró arrancar, seguir y terminar.

La desición correcta

Recuerda siempre que el llamado de Dios no viene con las manos vacías. Observa la historia completa, tómate un tiempo para analizarla bien. Verás que Dios nunca lo dejó sólo, que siempre estuvo a su lado, que todo el tiempo le fue manifestando su presencia, que fue realizando proezas, y que siempre estuvo a su lado y con mucho poder.

Lo hizo con él, lo hizo con quién escribe, lo hará también contigo. Claro, cada cosa en su lugar, cada manifestación a su tiempo, cada milagro en el momento apropiado. Pero Dios nunca te faltará, no se esconderá, y no se dormirá.

También debemos ser concientes que cuando aceptamos el llamado debemos poner algunas cosas de nosotros como fe, paciencia, convicción, determinación, entrega y tal vez algunas pocas más.

Pero aunque parezca mucho, Él nos apoyará, sustentará y sostendrá en todo momento. Esa es la experiencia de cada uno de sus siervos. Entonces: ¡Confiemos y avancemos!

segunda parte de la charla

13Entonces dijo Moisés a Dios: He aquí, si voy a los hijos de Israel, y les digo: “El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros,” tal vez me digan: “¿Cuál es su nombre?”, ¿qué les responderé? 14Y dijo Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y añadió: Así dirás a los hijos de Israel: “YO SOY me ha enviado a vosotros.” (Éxodo 3.13-14 – LBLA)

Esta era una nueva revelación, Dios nunca antes se había dado a conocer con ese nombre. Este era un momento especial y único, y tuvo lugar, entre otras cosas, por la pregunta de Moisés.

Sin lugar a dudas él esperaba otra cosa, lo más probable es que esperara algún nombre ya conocido por ellos u otra cosa, pero Dios hizo más de lo que él pensaba.

Le reveló un nombre nunca antes escuchado, le manifestó su eternidad en ese nombre. Le dijo entre otras cosas que no hay otro Dios, que el es único y que lo es todo. En el nombre “Yo Soy” hay mucho más de lo que se pueda expresar en este estudio…

Pero, esta disposición, este regalo no es raro en nuestro Señor, ya que todo el tiempo Él supera nuestras expectativas. Siempre hace más de lo que pudiéramos pensar, esperar o soñar. ¿Lo has podido observar?

Si no me crees, o si no lo has visto aún, comienza a servirle. No hay mejor ejemplo que el que uno mismo vive, no hay mejor vivencia con Dios que la que Él nos regala a cada uno cuando le servimos. ¿Quieres conocer más a Dios?

///Comienza a servirle/// ☺☺

Tercera parte de la charla
Dios le indica qué hacer

15Dijo además Dios a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: “El Señor, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros.” Este es mi nombre para siempre, y con él se hará memoria de mí de generación en generación.16Ve y reúne a los ancianos de Israel, y diles: “El Señor, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, se me ha aparecido, diciendo: ‘Ciertamente os he visitado y he visto lo que se os ha hecho en Egipto. 17‘Y he dicho: Os sacaré de la aflicción de Egipto a la tierra del cananeo, del hitita, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo, a una tierra que mana leche y miel.’” (Éxodo 3.15-17 – LBLA)

Le adelanta que va a pasar

18Y ellos escucharán tu voz; y tú irás con los ancianos de Israel al rey de Egipto, y le diréis: “El Señor, el Dios de los hebreos, nos ha salido al encuentro. Ahora pues, permite que vayamos tres días de camino al desierto para ofrecer sacrificios al Señor nuestro Dios.” 19Pero yo sé que el rey de Egipto no os dejará ir, si no es por la fuerza. (Éxodo 3.18-19 – LBLA)

A demás le cuenta lo que va a hacer Él mismo (Dios)

20Pero yo extenderé mi mano y heriré a Egipto con todos los prodigios que haré en medio de él, y después de esto, os dejará ir. 21Y daré a este pueblo gracia ante los ojos de los egipcios; y sucederá que cuando os vayáis, no os iréis con las manos vacías, 22sino que cada mujer pedirá a su vecina y a la que vive en su casa objetos de plata, objetos de oro y vestidos; y los pondréis sobre vuestros hijos y sobre vuestras hijas. Así despojaréis a los egipcios. (Éxodo 3.20-22 – LBLA)

Todo bajo control

Aquí Dios le deja ver a Moisés otra parte de su plan, en los versículos subsiguientes se lo irá revelando en forma progresiva. Lo importante es saber que Dios siempre tiene un plan.

Cuando te llama, no lo hace en forma irresponsable, sin saber qué deberías hacer, o con qué deberás lidiar o qué te hará falta. No sólo lo sabe, sino que se anticipa y te lo da todo, o de antemano o a medida que lo vayas necesitando.

Cuando seas llamado, supera temor, vence las dudas. Toma bien fuerte su mano y lánzate al vacío. Y tal vez, a primera vista te parezca que es así, pero verás por tí mismo que no lo es. Quién creó cielos y tierra nunca te dejará caer. ¿Lo dudas? Por favor no lo hagas.

Dios llama a sus siervos – Estudio Bíblico – 2de2
Montañas de Sinaí – De No machine-readable author provided. Cirodite assumed (based on copyright claims). – No machine-readable source provided. Own work assumed (based on copyright claims)., Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=1493923

Cuarta parte, a muchas dudas, muchas señales.

La primera señal

1Moisés respondió, y dijo: ¿Y si no me creen, ni escuchan mi voz? Porque quizá digan: “No se te ha aparecido el Señor.” 2Y el Señor le dijo: ¿Qué es eso que tienes en la mano? Y él respondió: Una vara. 3Entonces El dijo: Echala en tierra. Y él la echó en tierra y se convirtió en una serpiente; y Moisés huyó de ella. 4Pero el Señor dijo a Moisés: Extiende tu mano y agárrala por la cola. Y él extendió la mano, la agarró, y se volvió vara en su mano. 5Por esto creerán que se te ha aparecido el Señor, el Dios de sus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. (Éxodo 4.1-5 – RVR1960)

La segunda señal

6Le dijo además Jehová: Mete ahora tu mano en tu seno. Y él metió la mano en su seno; y cuando la sacó, he aquí que su mano estaba leprosa como la nieve. 7Y dijo: Vuelve a meter tu mano en tu seno. Y él volvió a meter su mano en su seno; y al sacarla de nuevo del seno, he aquí que se había vuelto como la otra carne. 8Si aconteciere que no te creyeren ni obedecieren a la voz de la primera señal, creerán a la voz de la postrera. (Éxodo 4.6-8 – RVR1960)

La tercer señal

Y si aún no creyeren a estas dos señales, ni oyeren tu voz, tomarás de las aguas del río y las derramarás en tierra; y se cambiarán aquellas aguas que tomarás del río y se harán sangre en la tierra. (Éxodo 4.9 – RVR1960)

Dios afirma a sus siervos

Las señales del poder de Dios, sin dudas serían muchas más que éstas tres, pero en ese momento fueron las suficientes como para hacer que Moisés tomara coraje, y se diera cuenta que si Dios lo llamaba, también le proveería todo lo necesario.

Podríamos hablar muchas cosas sobre estas señales y de cómo Moisés Corría de su bara. (¿A que tú no lo harías?) Pero lo principal para este estudio es decir que Moisés tuvo todos los testimonios necesarios para estar seguro de que podía realizar su tarea. Dios lo hizo posible.

Como ya dijimos antes en otro punto del mismo estudio, Dios se encargó de ir quitando miedos e ir afirmando a alguien que no creía poder lograrlo. Pero como veremos, todavía faltaba un poquito…

Quinta parte del diálogo

10Señor, yo nunca me he distinguido por mi facilidad de palabra —objetó Moisés—. Y esto no es algo que haya comenzado ayer ni anteayer, ni hoy que te diriges a este servidor tuyo. Francamente, me cuesta mucho trabajo hablar.11—¿Y quién le puso la boca al hombre? —le respondió el Señor—. ¿Acaso no soy yo, el Señor, quien lo hace sordo o mudo, quien le da la vista o se la quita? 12Anda, ponte en marcha, que yo te ayudaré a hablar y te diré lo que debas decir.(Éxodo 4.10-12 – NVI)

Dios nos da todo lo necesario

¿Quién hizo la boca del hombre?

¿Cuántas veces habrá tenido el Señor que preguntar lo mismo? Y cuánto nos cuesta a todos… Ya sea la boca, los pies, las manos o la cabeza, servirle no siempre parece muy fácil.

El tema, el gran tema, es que cuando nos llama a servirle, nunca nos pide que lo hagamos solos, el no nos contrata y se va de vacaciones. Cuando nos llama, se queda a nuestro lado, trabaja a la par nuestra, e incluso, siempre un poquito más…

Dios, a esta altura, estaría con ganas de decirle: ¡Pero sírveme de una buena vez! Sin embargo, Él siempre es muy paciente, siempre está esperando, en todo tiempo sabe con quién trata, sabe lo que nos cuesta, pero también que vale la pena.

Ahora, a pesar de su paciencia, hay algo que también es real: No hay excusa que valga a la hora de servirle, su te llama es porque se puede. Así que no lo dudes, no te des por vencido, no lo dejes esperando. Si te llama es porque tu puedes.

Veamos la última parte.

Y sí, el dicho debería ser modificado, debería ser algo así (tanto para él como para nosotros…):

Con Moisés…

La sexta es la vencida

13—Señor —insistió Moisés—, te ruego que envíes a alguna otra persona.14Entonces el Señor ardió en ira contra Moisés y le dijo:

—¿Y qué hay de tu hermano Aarón, el levita? Yo sé que él es muy elocuente. Además, ya ha salido a tu encuentro, y cuando te vea se le alegrará el corazón. 15Tú hablarás con él y le pondrás las palabras en la boca; yo los ayudaré a hablar, a ti y a él, y les enseñaré lo que tienen que hacer. 16Él hablará por ti al pueblo, como si tú mismo le hablaras, y tú le hablarás a él por mí, como si le hablara yo mismo. 17Pero no te olvides de llevar contigo esta vara, porque con ella harás señales milagrosas.(Éxodo 4.13-17 – NVI)

La paciencia de Dios tiene sus límites

Hasta aquí Dios había aguantado bien, pero ya no pudo… se encendió su ira. ¿Y cómo no hacerlo? Después de todo lo que le dijo, de todas las señales, de toda la paciencia que le había tenido: Moisés le respondió: “envía a quién tú quieras, a cualquier otro”.

Ya era demasiado. ¿O no?

La paciencia de Dios también tiene límites, pero aún así, sus planes no se frustran. Si no queremos hacer lo que nos pide, o si aceptamos su propuesta por partes, siempre habrá otro que lo hará en nuestro lugar.

En este caso, todo quedó en familia. Dios utilizó a Moisés hasta donde él se dejó utilizar, y a Aarón en donde Moisés no se atrevió. Pero la tarea se hizo igual.

Es importante observar que hasta último momento Dios conversó con él sin obligarlo a nada. Por otro lado sabemos que Moisés pudo haberlo aceptado desde el principio sin miramientos, pero se rehusó hacerlo, y aún así Dios no lo condenó. No nos condena a nosotros tampoco.

La ira con amor

Miremos también la ira de Dios encendida. ¿Qué provocó? ¿La destrucción de Moisés, un gran terremoto, que su pueblo se perdiera la oportunidad? La verdad, no.

El corazón de Moisés parecía estar listo, pero le faltaba un poquito. Dios lo sabía, y también, que al final de cuentas, eso se iría corrigiendo con el paso del tiempo y con la sumatoria de los momentos vividos a su lado. Y de hecho así fue.

Moisés, en sus últimos tiempos, logró la madurez adecuada. Veamos estos testimonios de la misma Biblia: el hombre más manso sobre la tierra, un corazón conforme al corazón de Dios. Dos halagos poco aplicables a la mayoría de novatos en Cristo, pero con el tiempo… ¡Todo es posible! ¿Lo crees?

El llamado del Señor se convirtió en bendición, no solo para los dos hombres llamados, sino para todo un pueblo.

A la hora de considerar tu llamado, debes pensar no solo en tu propia bendición y sacrificio, sino en lo que tu ministerio logre en la vida de los que te rodean, en la bendición que llevará a otros. Eso es lo que Dios mismo estará viendo, lo que estará buscando.

¿Qué dices? ¿Estás dispuesto a aceptar tu llamado?

¡Espero que sí!

Dios te bendiga y te guíe, te llene de fuerzas y de coraje, y seas un gran siervo en sus manos. Amén.


Dios llama a sus siervos – Estudio Bíblico – 2de2


Si lo deseas, puedes dejarnos algún comentario, pedido o consulta. Intentaré responderte lo mejor que pueda.


Nota:

Todas las Citas Bíblicas identificadas con LBLA fueron tomadas con permiso de LBLA – http://www.lbla.com

Las identificadas como NVI, fueron tomadas de:

Escritura de la Santa Biblia, NEW INTERNATIONAL VERSION®, NIV® Copyright © 1973, 1978, 1984, 2011 por Biblica, Inc.® Usado con permiso. Todos los derechos reservados en todo el mundo.

Las identificadas como RVR1960, fueron tomadas de:

la versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; © renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso.


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