Dios llama a sus siervos – Estudio Bíblico – 1de2
Basado en el llamamiento de Moisés (Éxodo, capítulos 3 y 4)
Introducción
Si conoces a Dios, sabes que Él llama a todo aquel que está dispuesto a servirle, y sabes también que Dios tiene planes para cada uno de sus hijos.
Lo que veremos aquí es un ejemplo de cómo Dios llama, prepara y brinda herramientas a sus hijos para poder servirle. El llamamiento de Moisés es un perfecto ejemplo de esto mismo.
También será importante observar que, más allá de que Dios llama a sus siervos en un momento determinado, Él prepara todo en nuestras vidas para que ese momento sea el adecuado para nosotros.
Por qué lo digo, Dios permitió que Moisés se educara en las mejores universidades de Egipto y aprendiera todo tipo de conocimiento, que no sólo le servirían luego para conducir al pueblo de Dios, sino que además lo capacitaron para escribir el Pentateuco.
Por los siguientes cuarenta años, Moisés aprendió cómo vivir en el desierto, tuvo mucho tiempo para meditar sobre Dios y la vida, aprendió a pastorear a animales muy testarudos y poco inteligentes y, por sobre todas las cosas, aprendió a vivir con humildad.
Para el final de este tiempo, a sus ochenta años, su corazón y su mente estaban preparados para los siguientes pasos importantes de su vida, encontrarse con Dios, recibir su llamado y cumplir su propósito.
Leamos la historia de Éxodo 3 – 4.17, veamos a Dios manifestándose, escuchemos sus palabras, veamos cómo le habla a su siervo, como lo alienta y, finalmente, veamos cómo se cumplen sus propósitos y meditemos juntos al respecto.
¡Dios hable hoy a nuestros corazones.!
Texto, análisis y estudio
(Éxodo 3 – 4.17)
Comencemos leyendo:
1 Y Moisés apacentaba el rebaño de Jetro su suegro, sacerdote de Madián; y condujo el rebaño hacia el lado occidental del desierto, y llegó a Horeb, el monte de Dios. 2Y se le apareció el ángel del Señor en una llama de fuego, en medio de una zarza; y Moisés miró, y he aquí, la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía. 3Entonces dijo Moisés: Me acercaré ahora para ver esta maravilla: por qué la zarza no se quema. (Éxodo 3 .1-3 – LBLA)
Dios no fuerza a sus hijos
Veamos en estos últimos versículos como Dios llama la atención de su hijo. Llama la atención desde lejos, sabe que una zarza ardiendo sin que se consuma generará curiosidad.
La utiliza para cumplir con su propósito, pero sin forzarlo. Es decir, no se le para de frente con una imagen terrible, no le habla con una voz temible, lo hace con una imagen cotidiana del desierto, con delicadeza. Deja que Moisés se acerque, no lo obliga.
Cuando Dios nos llama, pasa algo similar, nunca somos obligados. Dios solo nos muestra su corazón, nos permite ver una situación, o nos pone en medio de alguna circunstancia y espera que reaccionemos, que nos demos cuenta, que nos pongamos en su mano, que dispongamos nuestro corazón y nuestra vida.
Él sabe lo que hace, sabe que responderemos si estamos dispuestos, sabe que nos ha preparado para aquello y también sabe lo que nos hace falta para llevarlo a cabo, pero su llamado nunca llega sin herramientas. Él siempre nos da todo lo que necesitamos.
Nos toca a nosotros dar el segundo paso. Y como resultado de darlo, obtener bendición, acercarnos más a Dios, disfrutar de tener mayor comunión, y mucho más.
¿Y si no lo damos? Entonces, seguir como hasta ahora, estancarnos, no avanzar, perdernos de mayores bendiciones. Será siempre nuestra elección.
¿Te muestra algo Dios por estos tiempos? ¿Darás ese segundo paso? ¿Obtendrás mayores bendiciones para tu vida? ¿Qué decidirás? Dios espera darte lo mejor.
Dios espera por sus siervos
4 Cuando el Señor vio que él se acercaba para mirar, Dios lo llamó de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí. (Éxodo 3.4 – LBLA)
Dos cosas para destacar, la primera, Dios se mostró y luego esperó. Y recién después de ver que Moisés se acercaba, entonces siguió con su propósito. ¡Dios te espera!
La segunda, Dios no se acerca al azar a cualquiera, sabe quién eres, te conoce. Te conoce bien. Al acercarse no se equivoca, si se acercó a tí, es porque te toma por digno. Porque sabe que puedes, porque está listo para darte lo que todavía no tienes y necesitas. No te rehúses.
Él llamo a Moisés por su nombre y te llama a tí por el tuyo.
Dios se manifiesta a sus hijos
5 Entonces El dijo: No te acerques aquí; quítate las sandalias de los pies, porque el lugar donde estás parado es tierra santa. 6Y añadió: Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tenía temor de mirar a Dios. (Éxodo 3 .5-6 – LBLA)
En el momento de su llamado, Él va a dejar bien en claro quién es. La manifestación de Dios es algo precioso, hay pocos momentos más sublimes en nuestras vidas y éste sin lugar a dudas es uno de los más lindos.
Dios le dice: Yo soy el Dios de tus padres, pero Él esperaba, y sabía que iba a ser mucho más que eso. Iba a ser su propio Dios. Al final de cuentas, Él no utiliza sino a sus hijos y no llama sino a sus escogidos.
Veamos cómo Moisés se tapaba la cara para no verlo, qué temor tenía. Cuán distinto es lo que sucede un tiempo después, cuando ya no le alcanza con ver muchas manifestaciones de poder, ni siquiera muchas más teofanías*, él le pide ver su gloria, y Dios, hasta dónde se puede, accede a la petición de su hijo. (Ver Ex 33.18-23).
Dios no se queda corto con los que queremos más de Él, pero es lógico que todo tenga su proceso. El que tenía temor de Dios, más tarde ya no se conformaba.
¿Qué tal nosotros, tenemos ya todo lo que necesitamos de Dios? En cuanto a la profundidad de nuestra relación con Él, quienes ponemos los límites somos nosotros, Él siempre está dispuesto a más.
Dios conoce la situación de su pueblo y obra en consecuencia
7Y el Señor dijo: Ciertamente he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he escuchado su clamor a causa de sus capataces, pues estoy consciente de sus sufrimientos. 8Y he descendido para librarlos de mano de los egipcios, y para sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y espaciosa, a una tierra que mana leche y miel, al lugar de los cananeos, de los hititas, de los amorreos, de los ferezeos, de los heveos y de los jebuseos. (Éxodo 3 .7-8 – LBLA)
Aquí Dios le muestra su corazón a Moisés, le cuenta que ha visto el sufrimiento de su pueblo y que tiene planes al respecto.
Hacían cuatrocientos treinta años que sufrían, pero Moisés había nacido en ese tiempo.
Y sí, Dios los había visto sufrir antes. Y no, no se despertó un día y se dio cuenta que sufrían. Los había estado observando. Por qué tardó tanto tiempo es algo que tal vez alguno quiera preguntarle a Dios cuando le tengamos cara a cara. Pero lo que sí sabemos es que al final, la respuesta llegó.
Dios los vio, eligió y preparó al hombre indicado y llevó adelante un plan. Una buena tierra les esperaba, pero mejor que aquello, un lugar de libertad, un lugar, un espacio y un tiempo para conocer, relacionarse y servir a Dios.
¡Sus planes siempre son mejores que los nuestros!
El clamor, pues, de los hijos de Israel ha venido delante de mí, y también he visto la opresión con que los egipcios los oprimen. (Éxodo 3 .9 – RVR1960)
Dios siempre ve nuestro dolor. Él siempre obra en su tiempo. Más allá de pedir por la solución a nuestras carencias, dificultades y dolores, pidamos también paciencia para aguardar los tiempos de su obrar, y fortaleza para resistir hasta ese momento.
Dios nos deja decidir
10Ven, por tanto, ahora, y te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel. (Éxodo 3 .10 – RVR1960)
No sé qué percibas tú, pero a mí las palabras del Señor me parecen una invitación que le está extendiendo a Moisés. A partir de este momento surge una negociación sobre los términos del servicio que Moisés le prestará a Dios y a su pueblo.
Y Dios, más allá de enojarse por los pedidos, dudas y miedos de Moisés, le responde, alienta y consuela.
Pero vamos a poner fin momentáneamente al estudio para que no se haga tan largo. Más abajo te dejamos un link a la segunda parte del mismo.
Dios llama a sus siervos – Estudio Bíblico – 1de2
Aclaración1:
*Una Teofanía es una manifestación visible de Dios.
No implica que se muestre tal cual es, pero sí que llama la atención de las personas con quiénes se quiere comunicar de alguna forma especial.
Él se apareció en una zarza a Moisés, en una nube a todo Israel, como una paloma a Juan el Bautista y todos los que estaban en el bautismo de Jesús (en el nuevo testamento) y de muchas otras formas, a lo largo de toda la Biblia.
Si quieres leer la segunda parte puedes hacer click en el siguiente enlace. La charla entre ambos es imperdible y las enseñanzas maravillosas, te invito a continuar leyendo, ¡Dios te bendiga mucho!
Nota:
Todas las Citas Bíblicas identificadas con LBLA fueron tomadas con permiso de LBLA – http://www.lbla.com
Las identificadas como RVR1960, fueron tomadas de:
la versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; © renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso.
2 respuestas a «Dios llama a sus siervos – Estudio Bíblico – 1de2»
Excelente reflexión. Muy bien explicado.😘
Muchas gracias!! Bendiciones!!