Texto bíblico base: Marcos 14.29
«Aunque todos se aparten, yo, sin embargo, no lo haré», le dijo Pedro.
Contexto Bíblico: Marcos 14.27-31
27 Jesús les dijo: «Todos ustedes se apartarán, porque escrito está: “Heriré al pastor, y las ovejas se dispersarán”. 28 Pero después de que Yo haya resucitado, iré delante de ustedes a Galilea». 29 «Aunque todos se aparten, yo, sin embargo, no lo haré», le dijo Pedro.
30 Jesús le contestó: «En verdad te digo que hoy, esta misma noche, antes que el gallo cante dos veces, me negarás tres veces». 31 Pero Pedro con insistencia repetía: «Aunque tenga que morir junto a Ti, no te negaré». Y todos decían también lo mismo.
Reflexión Bíblica – Meditación Cristiana – Devocional Diario
Pedro, cómo cualquier otro hombre rudo de Galilea, no se andaba con dobleces.
Si hay que morir por el Maestro se muere. Si hay que sacar la espada se la saca. Y no, no importan cuántos oficiales, ni cuántos hombres armados hayan en frente.
¡A mí maestro nadie me lo toca! Ese era el pensamiento. Esa era la idea. Y su vida, sin dudas iba en ello.
Lo que desconcierta a Pedro es que el mismo Jesús le pide que guarde esa espada. O sea. Claramente: ¡No me defiendas! (Mateo 22.52-54).
La incertidumbre de no entender a su maestro lo llevó a estar muy cerca suyo, pero aún sin poder decidir qué era lo mejor, qué debía hacer en aquel momento.
¿En serio sería ese el destino que Jesús tenía que tener? ¿En verdad Jesús no haría nada para evitar ser juzgado y condenado?
Las enseñanzas de aquel tiempo previo sobre su resurrección y muerte, llenarían tanto el corazón como la mente de aquel duro discípulo.
¿Qué debía hacer Él?
Lógicamente, el hecho de traicionarlo luego, en el contexto de semejante prueba, lo consternó; y al fin, aquel que estuvo dispuesto a morir por Cristo, lo había negado tres veces…
Por eso es que luego tres veces Jesús le preguntó si en verdad lo amaba.
Tal vez fue por eso que su corazón se derretía una y otra vez, quizás prefiriendo hasta la misma muerte que, una y otra vez recibir la misma pregunta: “me amas”.
Lo cierto es que aún a pesar del dolor y de su sentimiento de fracaso, él logró responder a Su Señor cómo debía, y supo hacer lo que Él le pedía.
¿Cómo entonces hay gente que lo sigue juzgando?
Pedro fue uno de los pilares principales de la Iglesia de Jesucristo. Uno de los hombres que guió, lideró, sostuvo y condujo la Iglesia en formación.
Así que ¿Cómo nos atrevemos a juzgarle por aquel momento de incertidumbre y debilidad?
Por favor: ¡Ya no lo juzguemos ni él ni a nadie más!
Sólo busquemos hacer nosotros lo que fuimos llamados a hacer.
Dios sabe tratar con cada uno de nosotros, lo hace con verdadero amor y compasión.
Nos ama demasiado…
¿Por qué entonces juzgamos a quienes Él ama? Ya no lo hagamos. ¿Puede ser?
Dios nos bendiga y ayude a mirar nuestra propia relación con Él. y a no juzgar la vida de otros.
Oración
Padre Santo que estás en los cielos, Santificado sea tu nombre. Quiero en este momento poner mi corazón, mis pensamientos y toda mi vida en tus manos.
Señor, te pido perdón por juzgar a otros, ayúdame para que nunca más vuelva a hacerlo. También te suplico me ayudes a madurar y a crecer espiritualmente, para poder agradarte aún más cada día.
Padre, te adoro y te alabo. Oro en el nombre de Jesús, amén.
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Notas
- Las citas bíblicas fueron tomadas con permiso de la Nueva Biblia de las Américas (NBLA) © 2005 byThe Lockman Foundation.
- La imagen de portada es un trabajo de Gracia y Vida utilizando la imagen original de cottonbro studio.