Versículo base: Efesios 2.1
Y Él les dio vida a ustedes, que estaban muertos en sus delitos y pecados.
Contexto Bíblico: Efesios 1.20 – 2.10
20 Ese poder obró en Cristo cuando lo resucitó de entre los muertos y lo sentó a Su diestra en los lugares celestiales, 21 muy por encima de todo principado, autoridad, poder, dominio y de todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo sino también en el venidero.
22 Y todo lo sometió bajo Sus pies, y a Él lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, 23 la cual es Su cuerpo, la plenitud de Aquel que lo llena todo en todo.
Capítulo 2
1 Y Él les dio vida a ustedes, que estaban muertos en sus delitos y pecados, 2 en los cuales anduvieron en otro tiempo según la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia.
3 Entre ellos también todos nosotros en otro tiempo vivíamos en las pasiones de nuestra carne, satisfaciendo los deseos de la carne y de la mente, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.
4 Pero Dios, que es rico en misericordia, por causa del gran amor con que nos amó, 5 aun cuando estábamos muertos en nuestros delitos, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia ustedes han sido salvados),
6 y con Él nos resucitó y con Él nos sentó en los lugares celestiales en Cristo Jesús, 7 a fin de poder mostrar en los siglos venideros las sobreabundantes riquezas de Su gracia por Su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.
8 Porque por gracia ustedes han sido salvados por medio de la fe, y esto no procede de ustedes, sino que es don de Dios; 9 no por obras, para que nadie se gloríe.
10 Porque somos hechura Suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas.
Estudio Bíblico Devocional – Reflexión – Explicación: “Muertos en delitos y pecados – Efesios 2.1”
Es interesante notar cuántas maneras utiliza la Biblia para describir nuestra condición y situación, antes de ser hechos hijos de Dios.
Entre otras muchas, nos dice que estábamos en tinieblas (Colosenses 1.13), que estábamos perdidos (Lucas 19.10) y aquí, en este texto, que estábamos muertos.
Una condición que nos recuerda el diálogo que Jesús mantuvo con Nicodemo, y que se nos relata en el evangelio de Juan, capítulo 3.
En aquel momento, Jesús le aseguraba a Nicodemo que para ingresar al Reino de Dios le era necesario nacer de nuevo.
El concepto era que, incluso Nicodemo, un hombre muy religioso, estaba muerto espiritualmente y necesitaba este nacimiento “de lo alto”.
Te invito a leer una explicación detallada de este tema a través del link:
Juan 3.3-4 – El que no nace de nuevo no puede ingresar al Reino de Dios.
Ahora, más allá de lo que sucedió en aquel encuentro, lo importante es entender que sin una verdadera relación con Dios, la humanidad no tiene esperanzas, ni propósito, ni vida espiritual, ni entrada al Reino de los cielos.
Es más, la Biblia nos asegura que lejos de Dios todos estamos muertos, y que lo estamos gracias a nuestros pecados (leer, por ejemplo, Romanos 5.12 y 6.23).
Comprendiendo todo esto, ¿no es hermoso notar que el amor de Dios puede más que nuestros pecados y nuestra rebeldía? ¿Qué quiero decir con esto?
Que a pesar de nuestra condición de personas separadas de Dios y de enemigas de Él (Romanos 5.10), aún así Él nos amo primero (1 Juan 4.10), e hizo lo necesario como para que pudiéramos alcanzar el perdón y una relación de amor con Él.
Es por eso que el texto dice que: Dios nos concedió vida [aún] cuando estábamos muertos en nuestros delitos y pecados. Concepto que se repite y reafirma nuevamente en los versículos siguientes (leer especialmente el v6).
Dios no esperó a que seamos perfectos para aceptarnos. No esperó a que seamos santos para rescatarnos. Y no esperó a que lo amemos nosotros, para luego amarnos Él.
Él no esperó. Simplemente amó y actuó.
¿No deberíamos nosotros hacer lo mismo?
Seguramente aquí deberíamos hablar de teología. De lo que significa la vida, de por qué Dios considera muertos a los pecadores, de qué implica tener esa vida que Dios concede, etc., etc.
Pero hay algo que es igual de importante, que deberíamos notar y que mencionaremos en lugar de lo otro:
Prestemos atención a lo maravilloso que es el plan de Dios para Su iglesia, al amor de Dios para con Su creación y cómo Él actúa, a pesar de que es Él el ofendido por nuestro pecado.
El amor de Dios es la característica de Su esencia que más destacamos. La que más deberíamos agradecer.
Lo es, porque aunque en realidad no sea la única, es la que lo movilizó para obrar a favor nuestro. La que se valió de la Gracia para poder alcanzarnos, la que envío a Jesucristo a morir por nosotros…
¡Cuán grande es el amor de Dios! Y cuán necesario, para poder recibir el regalo de la vida, a pesar de nuestra condición…
¿Cómo no adorarte Padre con cada fibra de nuestro ser? ¿Cómo no entregarte nuestras vidas para servirte?
¡Bendito seas Padre Santo! ¡Tuyos somos, toda la gloria sea para ti!
Oración
Gracias bendito Padre por habernos rescatado y habernos dado vida aún cuando estábamos muertos en delitos y pecados.
Gracias por tu inigualable amor, por tu perdón y por todas tus bendiciones.
Nos entregamos a ti para adorarte, para alabar tu nombre y para servirte.
Utilízanos según tus propósitos eternos, anhelamos ser utensilios santos, que le den gloria a tu Nombre.
Oramos en el nombre de nuestro amado Señor Jesucristo, amén.

Links
A más estudios de Efesios:
Otros estudios:
También te invitamos a leer reflexiones cortas a través de los siguientes links:
Devocionales basados en el evangelio de Marcos
O si gustas,
Comentarios bíblicos devocionales
Que son explicaciones y estudios exegéticos del texto de distintos libros de la Biblia, pero con una mirada más devocional que técnica.
Si quieres, puedes escribirnos, puedes hacerlo a través de la caja de comentarios.
Estamos a tu disposición hasta donde nos sea posible, esperamos poder ser útiles para tu vida espiritual. ¡Dios te bendiga en todo!
Notas
- Las citas bíblicas fueron tomadas con permiso de la Nueva Biblia de las Américas (NBLA) © 2005 byThe Lockman Foundation.
- La imagen de portada corresponde a un trabajo de Gracia y Vida, utilizando una imagen de Hiếu Hoàng.