Comentario Bíblico Devocional del Evangelio de Juan
¡Muy bienvenidos al Comentario Bíblico de Gracia y Vida!
En esta publicación continuaremos con nuestro estudio de la historia de Jesús y la mujer samaritana; y en el texto de hoy podremos ver qué sucedió al llegar los discípulos de Jesús y ver que Él estaba hablando con la samaritana, veremos qué dijo ella al llegar a su pueblo, y cómo un testimonio puede hacer que muchos se acerquen a Jesús.
Hoy haremos un análisis, estudio y aplicación de los textos de Juan 4.27-30. Y para esto te presentamos un análisis del texto y de todos los datos necesarios para comprender el mismo en su contexto.
Antes de comenzar con tu lectura te invitamos a orar. Esperamos que El Espíritu Santo se manifieste a través de tu estudio de la palabra de Dios, y que esta lectura sea de bendición para tu vida.
El Texto Bíblico: Juan 4.27-30
27 En esto llegaron Sus discípulos y se admiraron de que hablara con una mujer, pero ninguno le preguntó: «¿Qué tratas de averiguar?» o: «¿Por qué hablas con ella?». 28 Entonces la mujer dejó su cántaro, fue a la ciudad y dijo a los hombres: 29 «Vengan, vean a un hombre que me ha dicho todo lo que yo he hecho. ¿No será este el Cristo?». 30 Y salieron de la ciudad y fueron adonde Él estaba.
Introducción
En los versículos anteriores hemos estado viendo los siguientes temas:
- El contexto del encuentro entre Jesús y la mujer samaritana – Juan 4.4-6
- Lo que Jesús dijo de sí mismo, que es el Don de Dios y el Agua Viva – Juan 4.7-10
- Qué es y qué implica el término: “Agua que Brota para Vida Eterna” – Juan 4.11-15
- Las preguntas de Jesús a la mujer samaritana, y cómo logró generar interés en ella: “Ve, Llama a Tu Marido Y Ven Acá” – Juan 4.16-20
- Quienes son los adoradores en espíritu y en verdad y qué significa ser uno de estos adoradores – Juan 4.21-24
- La declaración de Jesús: “Yo Soy el Mesías” – Juan 4.25-26
Es evidente para nosotros que había un propósito muy especial de parte de Jesús para con esta mujer a quien Él mismo se declaró como Mesías. Todo su pueblo hubiese querido escuchar una declaración semejante, tan directa, pero aún así Jesús nunca hizo esto frente a ellos, y sin embargo sí lo hizo frente a esta mujer.
Esta reunión de Jesús con esta mujer y su conversación con ella, es algo digno de análisis y de estudio, dado que Él hizo lo necesario como para que ella pudiera abrazar la fe en aquel hombre quien primeramente, en la primer parte de su encuentro, era solo un forastero desconocido, pero que al finalizar el mismo, no fue nadie menos que el Mesías de Dios.
Esta mujer llevaría a muchos a la fe mediante su testimonio, y mediante una sola pregunta: “¿No será este el Cristo?”. Hoy veremos una parte más del encuentro entre Jesús y la mujer samaritana. Esperamos que este comentario devocional te ayude a encontrar el mensaje de Dios y a aplicarlo a tu vida. ¡Comencemos!
Comentario del texto bíblico
27
En esto llegaron Sus discípulos y se admiraron de que hablara con una mujer, pero ninguno le preguntó: «¿Qué tratas de averiguar?» o: «¿Por qué hablas con ella?»
Como de costumbre los discípulos se sorprendieron al ver lo que hizo Jesús. Se admiraron de que hablara con una mujer, pero (aún así) ninguno le preguntó nada al respecto. Seguramente no se atrevieron.
Esta sorpresa por parte de sus discípulos se mantendría a lo largo de toda su relación, dado que Jesús no era un Rabí (Maestro) como cualquier otro. Sus métodos, conocimientos, autoridad y poder los llevarían a encontrar no solo a un Maestro en Él, sino también a un Señor y al mismo Mesías de Dios, al Hijo del Dios viviente (Mateo 16.16-17).
El asombro de ellos era más que lógico. Ya hemos hablado de la cultura de aquel tiempo en donde un hombre no podía hablar públicamente con una mujer, y menos un judío con un samaritano. Por lo tanto que un judío hablara con una mujer no judía era algo que rompía con todas las barreras culturales.
Al hablar sobre este tema, en comentarios previos, dijimos que la enemistad entre ellos provenía de tiempos muy antiguos (desde el comienzo de la reconstrucción del Templo con la llegada de los deportados a Jerusalén – ver especialmente Esdras 4), y que la misma se mantenía siempre vigente.
Claro está que esto no impedía que hicieran negocios entre sí, o que los judíos transitaran por la ruta que pasaba por en medio de Samaria, lo cual era lago habitual para quienes vivían en Galilea. Es por esto mismo, que a pesar de la enemistad declarada, los discípulos pudieron ir a comprar alimentos en la ciudad.
Reflexión
En este texto vemos cómo el evangelio rompe toda barrera humana, toda distinción racial. Cómo pasa por encima del odio y del resentimiento. Ni la cultura, ni las reglas sociales, ni las enemistades pueden impedir su avance. Cristo mismo nos enseña esto.
Ahora, seguramente haya alguien quien pueda decirnos que Jesús vino a rescatar a las ovejas perdidas de la casa de Israel (Mateo 15.24). Sí, muy cierto. ¿Pero qué hacemos entonces con la enseñanza de este capítulo 4 del evangelio de Juan?
Nadie puede excusarse. Todos debemos entender claramente que el evangelio es para todos y que debemos predicarlo a todo el mundo. En este capítulo vemos que Jesús tenía un plan específico para la salvación de mucho pueblo, pueblo no judío.
Esto es lo que Él tuvo en mente desde un principio, y por eso podemos leer en Juan 1.4 que “le era necesario pasar por Samaria (RVR60)”. Ya veremos, en los próximos versículos, que todo un pueblo salió a encontrarse con Él, y como al final lo reconocieron como Mesías.
Por eso: ¿Nos permites preguntarte a quien predicas el evangelio? ¿Lo haces sin distinción? ¿Te preocupan por igual todas las personas?
Dios nos ilumine el entendimiento, ponga amor en nuestros corazones y nos de fortaleza y valentía para llevar el Evangelio a toda persona. ¿Estás de acuerdo?
Este es un gran momento para hablar sobre este tema con tu Señor. Él te guíe y dé todos los recursos necesarios.
28
Entonces la mujer dejó su cántaro, fue a la ciudad y dijo a los hombres
¿A qué había ido la mujer al pozo? A buscar agua, ¿cierto? Pero sin embargo ahora la vemos dejando su cántaro y salir aprisa, sin que le importe este importante elemento y su vital contenido. ¿Cuál era la razón de semejante apuro, de tan grande descuido u olvido? Sin lugar a dudas, ella encontró algo mucho más importante, y no podía quedarse callada.
¿Había reconocido la deidad de Cristo? ¿Se había arrepentido por todos sus pecados? ¿Le había pedido a Dios que la anotara en el libro de la vida? Por cierto que aún no había hecho nada de esto, pero sí es cierto que tenía un importante mensaje que dar. El Mesías estaba presente y esto era lo único que importaba.
¿Qué diferencia hay entre esta mujer y muchos de nosotros, quienes muchas veces para anunciar simplemente el evangelio, esperamos a estar listos, a estudiar bien la Biblia, a tener una encomendación “oficial” de parte de las autoridades de la Iglesia, a tener la “visión” o el llamado específico de Dios…? ¿Sabes la respuesta?
Ella no esperó nada.
Simplemente fue y anunció.
¿Qué nos impide hacer lo mismo?
¿Ves hermano cómo puede hacerse el trabajo de Dios sin necesidad de tener ministerios o nombramientos? Esto es lo que debemos hacer cada uno de nosotros. Mira atentamente cómo Jesús se valió de esta persona tan mal vista por la mayoría del pueblo. Nota por favor cómo ella terminó siendo un instrumento útil en las manos del Señor.
No había sido santificada, no se había convertido de sus malos caminos, posiblemente tampoco haya sido hecha, hasta aquel momento, una hija de Dios. Pero igual le sirvió, y todo un pueblo salió al encuentro de Jesús. ¿Nos ayudará este ejemplo para entender que el mensaje es urgente, que es vital y que todos podemos y debemos compartirlo?
¡Quiera Dios hablarnos a cada uno de nosotros!
Veamos su mensaje:
29
«Vengan, vean a un hombre que me ha dicho todo lo que yo he hecho. ¿No será este el Cristo?»
¡Qué mensaje más simple! No hubo aquí preparación teológica, ni algún método evangelístico elaborado. Ya ves que no.
Simplemente un potente mensaje desde la experiencia y desde el testimonio. Normalmente no se necesita otra cosa. Un testimonio simple y el respaldo del Espíritu Santo es más que suficiente.
¿Logras ver lo que hace Dios con instrumentos dispuestos? La única pregunta que nos queda por hacernos es si también nosotros lo somos. ¿Seremos esos instrumentos santificados, dispuestos y útiles en Sus manos? Dios nos ayude para que lo seamos.
Ahora, para muchos de nosotros que anhelamos prepararnos, estudiar más, tener más conocimiento y seguir creciendo cada día, sepamos que esto es más que necesario y que es bueno ante los ojos del Señor (1 Pedro 3.15).
Pero lo único que quisimos expresar es que nuestro servicio no depende de esta preparación sino de la entrega y de la comunión que tengamos con nuestro Señor. A mayor preparación más posibilidades de servicio, pero la falta de la misma no nos sirve como excusa para no servir a Dios. ¿Será esto claro para ti?
Veamos cuál fue el resultado de la predicación (mensaje) de la mujer:
30
Y salieron de la ciudad y fueron adonde Él estaba.
Muchas veces no hay mejor mensaje que un testimonio. ¿Quién pensaría que esta mujer podría haberse encontrado con el Mesías? Pero sin embargo sus palabras fueron más que poderosas.
El resultado fue que un pueblo salió al encuentro con Jesús. Más tarde muchos de ese pueblo habrían de encontrar la salvación de Dios por medio de Jesús, pero todo comenzó con una simple charla en un pozo con una mujer que no tenía el mejor de los testimonios.
Dios cambia vidas y las utiliza para Su Gloria. Así será también contigo. ¿Lo crees? ¿Lo estás experimentando? ¡Dios siga obrando en tu vida!
Aquí terminamos con el comentario de estos versículos. Esperamos que tu lectura haya sido de bendición para tu vida. Quedamos a tu disposición para responder a tus consultas o por si pudiéramos ser de ayuda de algún modo. Escríbenos en la caja de comentarios.
A continuación te dejamos algunos links para que continúes con el estudio de este precioso Evangelio:
Links hacia otros comentarios
- Índice general y presentación del Evangelio de Juan.
- Estudio introductorio sobre el cuarto evangelio (Evangelio de Juan). Te brinda un panorama general del Evangelio.
- Índice de los comentarios del Capítulo 4.
- Estudio anterior: Juan 4.25-26 – Jesús es el Mesías
- Siguiente comentario: Juan 31-34 – Mi comida es hacer la voluntad del que me envió
Nota
Todas las citas bíblicas fueron tomadas con permiso de la Nueva Biblia de las Américas (NBLA) © 2005 by The Lockman Foundation.