1 Pedro 1:14‭ No se conformen a los viejos deseos


1 Pedro 1:14‭ No se conformen a los viejos deseos

Comentario Bíblico Devocional


La presente es una porción del Comentario Bíblico sobre la epístola de 1 Pedro, publicado por Gracia y Vida. El mismo pretende ayudar a los lectores en la interpretación y en la aplicación de las escrituras a sus vidas; teniendo además como objetivo que la lectura sea fluida y de fácil interpretación.

Con dicho objetivo en mente, y a fin de entender los distintos versículos de la manera más apropiada, nos ayudaremos con un análisis del contexto histórico y también con las herramientas hermenéuticas necesarias para llegar a una correcta interpretación; pero todo esto sin entrar en largas discusiones, ni en detalles demasiado técnicos.

Sin más, y primero que cualquier otra cosa, le invitamos a leer atentamente el texto y orar para que el Señor lo llene de su sabiduría, sin lugar a dudas será Él la gran fuente de toda comprensión y entendimiento. Hecho ésto, ahora sí comencemos con el estudio de los textos que nos convocan, leamos:

El texto: 1Pedro 1.14

Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais en vuestra ignorancia (1Pedro 1.14 – LBLA)

 Como hijos obedientes

Lo primero que debemos entender aquí es que Dios nos adoptó para ser sus hijos. Solo que este tema ya lo hemos tocado en varios otros lugares de este mismo estudio de primera de Pedro; así que no lo haremos aquí.

Si gustan, pueden leer sobre este tema bajo el título de: “Nuestro Dios y Padre del Señor Jesucristo”, haciendo clic el siguiente link: Renacidos para una Esperanza Viva

Les dejo además algunos versículos en los cuales la Biblia habla con mucha claridad respecto de la adopción de Dios para con nosotros, y por ende su paternidad. La conclusión lógica es que entonces, podemos llamarle Padre con toda confianza. Veamos:

15Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: !!Abba, Padre! 16 El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. (Romanos 8:15-16 – RVR1960).

para rescatar a los que estaban bajo la ley, a fin de que fuéramos adoptados como hijos. Ustedes ya son hijos. Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: «¡Abba! ¡Padre!» (Gálatas 4:5-6 – NVI)

12 Pero a quienes lo recibieron y creyeron en él, les concedió el privilegio de llegar a ser hijos de Dios. 13 Y son hijos de Dios, no por la naturaleza ni los deseos humanos, sino porque Dios los ha engendrado. (Juan 1:12-13 – DHH).

 Nos predestinó para adopción como hijos para sí mediante Jesucristo, conforme al beneplácitode su voluntad, (Efesios 1:5 – LBLA).

 

La obediencia que Dios espera de nosotros

Dejando claro entonces el tema de la adopción de Dios, y de que Él es nuestro Padre. Analizaremos cuál es el énfasis que Pedro quiere darle a este versículo. A saber: Debemos ser hijos obedientes.

1 Pedro 1:14‭ No se conformen a los viejos deseos
Comportémonos como hijos obedientes

Pedro nos ayuda a pensar en “qué espera Dios de sus hijos”, él dice que no nos podemos conformar con vivir en una vida de pecado, sino que nuestro deleite debería estar en agradar a nuestro Dios. Por eso el apóstol les pide a sus lectores que ya no vivan como antes. Él les dice:

No os conforméis

A los viejos deseos, los cuales se oponen a Dios y por tanto nos alejan de Él. Los deseos de la carne batallan contra el Espíritu; degradando así la conducta, los pensamientos y los deseos de los hijos de Dios.

Estos viejos deseos se generan en lo que se llama la “naturaleza pecaminosa”, al cual todos poseemos. Pablo nos dice claramente que ella se opone a todo lo que Dios espera de nosotros; y explica que eso es así:

 Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. (Gálatas 5:17 – RVR1960)

Y más adelante en esta misma epístola nos exhorta diciendo que:

Si ahora vivimos por el Espíritu, dejemos también que el Espíritu nos guíe. (Gálatas 5:25 – DHH)

La conclusión lógica entonces pudiera ser que: Dado que ningún hijo querrá alejarse ni desobedecer, y menos defraudar a un Padre amoroso; entonces no debemos dejarnos arrastrar por los deseos de la carne; ni permitir que nuestra vida se desarrolle en función de tales deseos; ni tampoco darnos el lujo de vivir en derrota frente al pecado.

Solo que, la vieja naturaleza sigue teniendo poder sobre nosotros y nos conduce al pecado. Por tanto, si no batallamos en su contra caeremos y hasta viviremos en el pecado. Esto es porque:

El pecado tiene poder sobre nosotros

Pero, El pecado no debería tener tanto poder en nuestras vidas. Si lo tiene es porque todavía no hemos logrado la suficiente madurez espiritual. Y por ende, no tenemos la fortaleza para poder manejar las distintas situaciones sin caer bajo su influencia.

Debemos tener bien en claro que un creyente maduro bien sabe cómo combatir el pecado o, en su defecto y según sea el caso, cómo huir de él. Ahora, este conocimiento no lo hace invulnerable a las tentaciones. Es decir, conocer cómo vencerlo no implica que ya lo hayamos vencido, o que las tentaciones desaparezcan; ya que la carne jamás perderá todo su poder sobre nosotros, mientras aún estemos en ella.

Pero lo que sí es seguro es que, si nos determinamos a vivir en santidad, iremos ganando batallas hasta que solo caigamos de forma muy ocasional. No conformarse a los viejos deseos, es por tanto no resignarse a caer ante la tentación; es luchar contra el pecado y contra las tentaciones que se nos presenten.

Otra de la cosas a tener en cuenta sobre los viejos deseos, las tentaciones y el pecado, es que la Biblia expresa con mucha claridad que nosotros, al entregar nuestras vidas a Dios por los méritos de Cristo, ya hemos:

Muerto al pecado

Esto se expresa vehementemente en Romanos 6:2; 11; Gálatas 5:24; 1 Pedro 3:20. Es más, no que solo morimos al pecado, sino también al poder totalitario que la carne tenía sobre nosotros (véanse también Romanos 6:6,8; Gálatas 2:20; y Colosenses 3:3, entre otros muchos).

Estos pasajes evidencian firmemente que la carne ya no nos domina completamente, y que luchando contra ella la podemos vencer. Y por ende estamos en condiciones de lograr vivir según el Espíritu. Es decir en el poder del Espíritu y con metas espirituales.

Ésto entonces, no es más que una cuestión de decisión. Si queremos, podemos lograr vivir de este modo, lo cual es todo lo contrario a ser manejados por los deseos de la carne. Por ende, si queremos agradar a Dios y ser hijos obedientes, ya no podemos dedicarnos a satisfacer nuestras propias concupiscencias ( véanse Romanos 7:8; Gálatas 5:16; y Santiago 1:14 y 15).

Al respecto, Pablo nos dice:

12 Por lo tanto, no permitan ustedes que el pecado reine en su cuerpo mortal, ni obedezcan a sus malos deseos.13 No ofrezcan los miembros de su cuerpo al pecado como instrumentos de injusticia; al contrario, ofrézcanse más bien a Dios como quienes han vuelto de la muerte a la vida, presentando los miembros de su cuerpo como instrumentos de justicia. 14 Así el pecado no tendrá dominio sobre ustedes, porque ya no están bajo la ley, sino bajo la gracia. (Romanos 6:12‭-‬14 – NVI)

Por lo tanto, hermanos, tomando en cuenta la misericordia de Dios, les ruego que cada uno de ustedes, en adoración espiritual,a] ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta. (Romanos 12:1‭-‬2 – NVI)

1 Pedro 1:14‭ No se conformen a los viejos deseos
Vivamos cómo a Dios le agrada

 ¿Y qué si caemos?

Lamentáblemente habrán veces que a pesar de nuestros esfuerzos, de una voluntad firme, y de una búsqueda concienzuda de Dios, aún así tropezaremos. Será así porque vivir en plena santidad es algo verdaderamente difícil; algo que ninguno de nosotros podrá conseguir del todo. ¿Y entonces qué hacer? Seguir intentando.

Levantarnos, pedir perdón y buscar acercamos más a Dios, pedir su apoyo, buscar su fortaleza, volverlo a intentar. Ya lo lograremos. Su compasión, su gracia, su amor seguirán ahí acompañandonos. Al buscarlo semos que siempre tendremos el oportuno socorro y, cuando la tentación llegue, Él también nos dará la salida (1 Corintios 10:13). Solo tenemos que tomarla.

Pero… ¿Y qué si aún así caemos? ¿Y si lo intentamos, y si buscamos la ayuda de Dios, pero igual no logramos resistir? ¿O si superamos lo que pensábamos, pero igual tropezamos en alguna otra cosa? ¿Se enojará Dios para siempre? No. El apóstol Juan nos escribe lo siguiente:

Hijitos míos, les escribo estas cosas para que no cometan pecado. Aunque si alguno comete pecado, tenemos ante el Padre un defensor, que es Jesucristo, y él es justo. (1 Juan 2:1 – DHH)

La misericordia de Dios siempre estará dispuesta a favor nuestro, Cristo está abogando a nuestro favor, porque Él entiende nuestros fracasos y nuestra debilidad. Eso sí, no debemos utilizar todo esto como excusa para pecar, a Dios no le da lo mismo. Que disponga de gracia no implica que se agrade del pecado, (ver Romanos 6:1-14).

Por tanto, seamos sensatos, comportemonos como buenos hijos. Sabiendo que si lo queremos, a pesar de las caídas casuales, fortalecidos en su poder, podemos ser:

Más que vencedores

Habiendo renacido en el Espíritu tenemos una meta mucho más alta que simplemente vivir en el pecado. Y además, en tanto tengamos el objetivo de ir madurando y creciendo en el Espíritu, iremos avanzando hasta lograr tener mayores victorias sobre el pecado cada día.

Hijos míos, vosotros soisde Dios y los habéis vencido, porque mayor es el que está en vosotros que el que está en el mundo.(1 Juan 4:4 – LBLA)

Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? (1 Juan 5:4-5 – RVR1960)

Pero en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.(Romanos 8:37 – LBLA)

En el poder de Dios podemos vencer, solo debemos mantenernos firmes a pesar de los embates del enemigo, y de nuestras propias flaquezas. Levantarnos cuando hemos caído y sostener la convicción de seguir adelante. Por eso Pedro nos dice que debemos vencer:

Los deseos que antes teníais

El apóstol da por sentado que sus lectores, antes tenían estos deseos, y que aquellos eran parte de sus vidas; pero también da a entender que ahora esos deseos debían morir en ellos. Ésto mismo es también cierto para cada uno de nosotros. Permítanme mostrarles lo que dijo el apóstol Pablo, hablando sobre la nueva vida y su relación con el pecado:

Los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de tal naturaleza; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz. La mentalidad pecaminosa es enemiga de Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo. Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios.

Sin embargo, ustedes no viven según la naturaleza pecaminosa, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Y, si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. (Romanos 8:5-9 – NVI)

Si aceptamos a Jesús en nuestros corazones, si Cristo se volvió nuestro salvador y rey, entonces el Espíritu de Dios mora en nosotros, por ello podemos decir junto con Pablo:

 Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. (Gálatas 2:20 – RVR1960).

1 Pedro 1:14‭ No se conformen a los viejos deseos
Andemos en santidad

 Algunas preguntas personales

¿Me permitiría amigo lector, que le haga algunas preguntas personales? Quisiera consultarle: ¿Cuál es su meta en la vida? ¿Cree usted que vive según la carne o según el espíritu? ¿Cómo ve su vida espiritual, puede decir que vive de victoria en victoria?

Dice la Palabra  de Dios que gracias a Su poder y ayuda, seremos más que victoriosos. Así que si me permite, lo quisiera alentar a confiar en Dios y buscar en Él las fuerzas para la batalla. Con su ayuda podremos vencer

 Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio (2 Timoteo 1:7 – LBLA).

Por lo tanto,

Por consiguiente, no hay ahora condenación para los que están en Cristo Jesús los que no andan conforme a la carne sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús te ha libertado de la ley del pecado y de la muerte. (Romanos 8:1-2 – LBLA)

Si estamos en Cristo Jesús, no seremos condenados. Perseveraremos y al final, Él nos dará la corona de la vida. En la siguiente sección veremos el estado previo a la conversión de los receptores de la carta de Pedro, él dice que ellos estaban en ignorancia, pero qué bueno que Dios los rescató a ellos y a nosotros aún  

Estando en vuestra ignorancia

La ignorancia sobre la vida espiritual que Dios quiere darnos, es algo común para todos los seres humanos, ya que, antes de conocerle, el diablo tenía cegado o velado nuestro entendimiento, y por ende, no teníamos ningún tipo de discernimiento espiritual.

En el mundo antiguo muchos creían conocer a Dios, pero la realidad era que solo tenían muchos dioses falsos y una gran ceguera. La verdadera revelación de Dios le fue dada al pueblo judío, pero su perfecta manifestación nos llegó a todos a través de Jesucristo.

Él no sólo nos mostró a Dios (Juan 14:8-10), sino que además nos mostró el camino para iniciar una vida espiritual (Juan 14:6). Gracias a Jesús hoy ya no estamos en ignorancia. Hoy nosotros conocemos a Dios y por lo tanto tenemos luz. Aún más, el Espíritu Santo al operar en nuestras vidas nos lleva a toda verdad (Juan 16:13). ¡Cuánta gratitud le debemos!

En referencia a este tema les invito a leer el relato en donde el apóstol Juan nos cuenta que:

31 Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; 32 y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.(Juan 8:31-32 – RVR1960)

Hoy, por la gracia de Dios, podemos tener sabiduría de lo alto; gracias a la Palabra revelada y a Espíritu Santo, quien nos lleva a toda verdad.

Un pequeño paréntesis

En este punto haré un pequeño paréntesis, para comentarles que son muchos los que entienden que los destinatarios de la carta eran gentiles convertidos al cristianismo. Lo dicen entre otras muchas razones por la ignorancia de la que se habla en este pasaje, y por su comportamiento anterior a su conversión, algo que el apóstol nos revelará algunos versículos más adelante.

Ellos, al parecer, ignoraban por completo las cosas de Dios, lea por favor lo que dice el mismo apóstol en 1 Pedro 2:9. Si aquellos destinatarios hubiesen sido realmente gentiles convertidos, entonces, su condición sería muy parecida a la descrita en Efesios 4:18, en donde Pablo nos muestra la condición de oscuridad en la que vivían los paganos.

Para finalizar

Al ir terminando el comentario sobre este muy importante versículo, quisiera poner de manifiesto que aunque aquí tratamos el tema de los deseos pecaminosos, y del pecado. Este no pretendió ser un tratado teológico sobre el pecado. Lo que sí se pretendió fue tocar varios temas que hacen a la relación entre el creyente y este último.

La razón que motivó este tratamiento es que el siguiente versículo que veremos, trata de la santidad con la que Dios espera que vivamos, tema que requiere la comprensión de lo que hemos hablado aquí. Así que verdaderamente espero haber sido claro, de lo contrario por favor, no dude en consultar.

Que el sustento de Dios le acompañe a cada momento, y que logre con Su ayuda ir creciendo en la santidad requerida y en la maduración necesaria. Le animo a esforzarse para alcanzar la meta a la que Dios nos llama, y a luchar no solo contra la vieja naturaleza sino contra las artimañas del enemigo.

Tenga en cuenta que de este último tema no hemos hablado aquí, esto fue para no hacer este comentario tan extenso, pero le animo a luchar contra el enemigo y a colocarse la armadura que Dios ha preparado para usted (vea más sobre este tema en Efesios 6:10-18). Por favor, tenga la absoluta certeza de que, aunque él todavía hace daño: ¡Ya está vencido!

¡Dios lo bendiga mucho!


1 Pedro 1:14‭ No se conformen a los viejos deseos



Nota:

Todas las Citas Bíblicas identificadas con LBLA fueron tomadas con permiso de LBLA – http://www.lbla.com

Las identificadas como NVI, fueron tomadas de:

Escritura de la Santa Biblia, NEW INTERNATIONAL VERSION®, NIV® Copyright © 1973, 1978, 1984, 2011 por Biblica, Inc.® Usado con permiso. Todos los derechos reservados en todo el mundo.

Las identificadas como RVR1960, fueron tomadas de:

la versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; © renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso.

Y las identificadas como DHH, fueron tomadas de:

Dios habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.


6 respuestas a «1 Pedro 1:14‭ No se conformen a los viejos deseos»

me llamo juan soy de venezuela, le doy gragias a mi Señor, por ustedes, y por este tema que edifica a toda persona que busca de Dios, Dios les siga dando sabiduria…..

Me encantó la interpretación es lo que necesitaba leer, muchas veces no sabemos interpretar bien los versículos y nos quedamos con la duda de lo q podía ser. Muchas gracias por esto Dios los bendiga

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